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24 de septiembre de 2014

Aseguran que el cártamo es una opción para el período de invierno-primavera

Actualmente las áreas son limitadas a pesar de las ventajas que presenta como cultivo. Las hectáreas serían entre 45 mil y 75 mil.

India rige el mercado mundial de producción de cártamo. En la Argentina, las áreas son limitadas a pesar de las ventajas que presenta como cultivo. Teniendo como principal ventaja ser un cultivo oleaginoso apto para el secano, con ciclo invierno-primavera, resistente a las heladas y bajas temperaturas, como también repelente de plagas, el cártamo (carthamos tinctorius) se posiciona como alternativa considerable para regiones áridas y semiáridas como complemento a los cultivos de moda. Su uso es conocido desde la prehistoria y la antigüedad: se hallan evidencias en culturas tan antiguas como Egipto, inclusive se encontraron adornos y tinturas realizadas con esta planta en la tumba de Tutankamón. En Asia, noreste de África y Europa, se utilizaban principalmente sus flores como ornamentos y extrayendo tintas para usarlas como colorantes para telas y bebidas, mientras que en la India a sus semillas se las empleaba también en la alimentación.  

En contradicción a sus tantos años de uso, recién en el siglo XX comenzó a hacerse extensiva su producción en diversos países, donde Estados Unidos es quien muestra las investigaciones genéticas más fructíferas y variadas. Allí se obtienen semillas con mayor contenido de aceites que llegan hasta el 36% y se bonifica en el mercado un 2% del precio por cada punto porcentual que supere dicha relación.    
India rige el mercado mundial de producción de cártamo, así como también del consumo de sus subproductos, mientas que Estados Unidos y México siguen sus pasos. Luego, en un rango significativamente menor, se encuentran Australia, China, Etiopía y la Argentina, aunque también es producido en otros 50 países aproximadamente. 

Los valores FOB oficiales que se registran varían cada año: al analizar las series de los últimos 10 sobre información del Ministerio de Agricultura se puede ver un mínimo en 2007 de u$s 190 por tonelada con el máximo en u$s 612 por tonelada en febrero de 2011 (con un sobreprecio de u$s 20 por tonelada en caso de ser embolsado). 

Actualmente el valor FOB oficial ronda los u$s 398 por tonelada, no obstante todavía está en período de cultivo.  

En lo que respecta a la Argentina, tuvo mayor incidencia en la participación de superficie y comercio mundial, pero actualmente las áreas son limitadas a pesar de las ventajas que presenta como cultivo. Según la información de ROE otorgada a la exportación, entre 2012 y 2013 sólo se vendieron al exterior 644 toneladas de semilla de cártamo, donde 44 fueron realizadas con producciones tradicionales y las otras 600 obtenidas por producción orgánica. 

Es complicado cuantificar cuánto aceite de cártamo se exportó, ya que comparte posición arancelaria con otros aceites, enturbiando el análisis. Teniendo en cuenta que se estima una superficie sembrada de entre 45.000 y 75.000 hectáreas al año, el mercado interno para molienda es el gran demandante de la producción nacional. 
Es recomendable al productor decidirse a llevar a cabo dicho cultivo sólo cuando tenga algún contrato o convenio con el comprador, donde se fijen los valores mínimos a obtener, para planificar su estrategia productiva adecuadamente y con el menor riesgo comercial posible.  

Para llevar a cabo la siembra, los suelos deben tener humedad acumulada entre 60 mm y 200 mm, y la semilla debe ser enterrada en poca profundidad para nacer adecuadamente. Es altamente resistente a las bajas temperaturas y tolerante a las heladas, sólo teniendo el recaudo de que estas últimas sean fuera de la floración. No obstante, hay registros de que ante una helada en floración, el cultivo, pese a ser destruido, se recompone rápidamente.  

El manejo debe ser cuidadoso, pero no es complicado, especialmente si el antecesor deja buenos rastros de nutrientes. Los rindes obtenidos pueden resultar interesantes con promedio entre 800 kilos por hectáreas y hasta 2.400 kg/ha en situaciones experimentales, sin requerir fertilizaciones adicionales o labores culturales extras que encarezcan el proceso, salvo esporádicamente algún aplique de glifosato en caso de ser necesario.  



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