Brasilia. Brasil ingresó ayer en la última semana de campaña proselitista de cara a los comicios presidenciales que tendrán el domingo su primer turno, con dos mujeres en lo más alto de las encuestas previas.

Los más recientes sondeos ofrecen algunas claves que no soslayan todos los candidatos, con idéntico objetivo y estrategias a veces opuestas. Así, la mayoría de las encuestas indican que los más pudientes apoyan el discurso de cambio que ofrece la opositora Marina Silva y que los pobres prefieren a la actual presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, lo que podría dejar la decisión en manos de la clase media.

Todos los sondeos indican que el próximo domingo Rousseff y Silva serán las candidatas más votadas, pero hasta ayer los pronósticos señalaban que ninguna de ellas superará el 50 por ciento de los sufragios, por lo que deberán definir el pleito en una segunda vuelta que se celebraría el domingo 26.

Brasil divide a sus clases sociales en cinco y las califica con las primeras letras del alfabeto, con la A para los más ricos y la E para los menos favorecidos.

Entre las clases A y B, las más pudientes, la ecologista Silva ha construido sus más firmes bases y su intención de voto, llegaba casi al 40 por ciento, mientras que la actual presidenta no superaba el 25.

En los estratos sociales más bajos, constituidos por las clases D y E, el favoritismo de Rousseff se dispara y oscila entre el 40 y el 50 por ciento, al tiempo que el apoyo a Silva se retrae a una media del 30 por ciento.

Pero la clave de la balanza electoral está en la mayoritaria clase C, que, según el instituto de estudios sociales Data Popular, agrupa al 56 por ciento de los 141,2 millones de votantes y tiene un ingreso medio mensual en torno a los 2.500 reales, equivalente a unos mil dólares.

Ese “colchón” de clase media creció en forma exponencial en los últimos 12 años y absorbió a las cerca de 40 millones de personas que, según datos oficiales, salieron de la pobreza en ese período. Según analistas, ese ascenso social generó nuevas demandas, aún no satisfechas, que impulsaron las multitudinarias protestas que tomaron las calles de Brasil en junio de 2013 y derrumbaron la popularidad de Rousseff desde el 70 por ciento de entonces hasta el 40 de recientes sondeos.

El discurso contra los partidos políticos tradicionales y la oferta de “cambio” que presenta Marina caló en la clase C, antes claramente favorable a Dilma pero ahora más repartida entre las dos candidatas. Aunque la última encuesta del instituto Datafolha reveló que Dilma volvió a crecer en ese segmento y Marina cayó.

Por regiones, en el próspero estado de San Pablo, el más rico del país y el mayor colegio electoral, con el 22,4 por ciento de los votantes, Marina tenía sobre Dilma unos siete puntos de ventaja. En las zonas más empobrecidas del país, Rousseff lidera con 20 puntos de ventaja.

Por Agencias EFE y AP0