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8 de octubre de 2014

El municipio abandonó la obra del canal de la Zuviría

El entubamiento prometido por la Municipalidad empezó en mayo, pero desde hace dos meses no aparecen los obreros.

Al merendero Virgen de Urkupiña, en Zuviría al 1800, asisten a diario, unos 89 niños de la zona. Para llegar hasta las mesas en las que cada tarde le sirven una copa de té o de leche, deben caminar casi 30 metros por una angosta pasarela. Hacia la derecha, una pared y hacia la izquierda un desnivel de casi dos metros. Ese desnivel es parte de un canal que pasa por debajo de muchas viviendas en un sector del barrio El Pilar.
Pero en la casa de la familia Fuenzalida, donde funciona el merendero, ese canal está abierto y, pese a que se iniciaron las obras para taparlo en mayo, hace casi dos meses que no hay ni un obrero trabajando.
"La obra está parada. Nunca más vino alguien a trabajar ni a dar una explicación de por qué no volvieron. Estamos muy preocupados porque ya comienza la época de lluvias y, al no estar terminada la obra, es muy probable que se inunde todo y se vaya desmoronando aún más ese lugar", dijo Horacio Fuenzalida, el responsable del merendero Virgen de Urkupiña e insistió en que esperan una respuesta por parte de la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Salta, ya que los niños corren riesgo de no poder pasar para recibir la merienda.
"Si no van a terminar la obra, que nos avisen y tratamos de pedir donaciones de material para dar nosotros mismos una solución a esto. Pero no puede quedar así", agregó.
"Las familias están desesperadas, tienen miedo de que algún niño sufra un accidente y si las obras no se concluyen ahora, es probable que luego no se puedan realizar por la lluvia", dijo Rosario Saravia, una de las colaboradoras del merendero.
En la casa de familia en la que funciona el merendero viven 25 personas. Y son cerca de 70, en total, los niños que asisten a diario.
Funciona gracias a las colaboraciones de vecinos y otras personas que se sumaron a esta iniciativa solidaria de Horacio Fuenzalida, hace cinco años, luego de que su familia le hiciera una promesa a la Virgen de Urkupiña.
"Para muchos de los chicos que pasan por acá, esta es la única comida que tienen en el día", contó Horacio a El Tribuno.
La familia proyecta dar continuidad al merendero y quieren ampliar su tarea para crear un centro barrial para contener a niños y jóvenes.


Por la pasarela caminan diariamente casi 90 niños que asisten al merendero Virgen de Urkupiña. Pablo Yapura

Fuente: nota extraída El tribuno

 



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