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ECONOMIA Y POLITICA

28 de mayo de 2018

El gobierno presiona a empresarios para que no aumenten precios

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

El Gobierno inició una "campaña de concientización", sin medidas intervencionistas sobre el sector privado.

El cambio de estrategia gana intensidad al punto que el ministro Cabrera ya citó a las firmas involucradas para que expliquen el brusco incremento de sus precios.

La ofensiva del Gobierno contra el sector empresarial se completó con el inicio de la investigación a las cementeras más grandes del país por el aumento continuo de precios del cemento, que encarecen los costos de la construcción. 


También los dichos de funcionarios e integrantes de Cambiemos. Como los de "Lilita" Carrió, quien no dudó en embestir contra los laboratorios medicinales al acusarlos de organizar un ataque político sobre la jefatura de Gabinete. 

Uno de los argumentos esgrimidos por los funcionarios es que desde Casa Rosada se logró mantener sin cambios los precios de los combustibles, pese a la suba del dólar y también del barril de petróleo internacional.

Por cierto, no parece conmoverlos demasiado. Tal razonamiento, a los ojos del directivo de una alimentaria, es "débil". 

"Todos sabemos que van a aumentar y en un porcentaje importante. En nuestras proyecciones, ese incremento ya entra a jugar, con lo cual no es muy creíble que el "pass through" vaya a ser leve", afirman empresaarios. 

Desde la vereda de enfrente, un integrante del equipo económico deja en claro que no hay intención alguna en suavizar la postura: "Vamos a ir fuerte. Estamos decididos a limitar el traspaso de la devaluación". En su tono de voz se percibe algo de frustración. Es que no encuentra una respuesta razonable ante la pregunta de por qué ahora sí debería ser creíble un Gobierno que, hasta hace un par de semanas, era enfático en su rechazo a la aplicación de controles directos sobre los empresarios.

Además, sabe a la perfección que el mercado tiene sus reglas propias, que son ajenas a cuestiones políticas. 

Ejemplos sobran. Como el del campo, acaso el sector políticamente más cercano a la Casa Rosada y que, sin embargo, "guardo" la soja pese a las necesidades de una urgente liquidación de divisas.


La corrida cambiaria modificó todo el escenario económico y dejó un dólar en torno a $25 y tasas de interés bien altas.  El Gobierno cree -y así lo anunció en público- que se trata de un nuevo equilibrio.

Si quiere mantenerlo, si pretende que este tipo de cambio sea competitivo y no haga falta otra devaluación, tiene que lograr que el contagio a precios sea el menor posible. Si la última escalada del billete -de $20,55 a $25- se traslada rápidamente a los valores de los bienes y servicios es altamente probable que se reinstale el temido escenario de carrera entre el dólar, precios y salarios. Si así fuera, la Argentina repetirá el ciclo de los últimos años: 

- La inflación vuelve a atrasar el tipo de cambio real.

- Luego se pierden reservas por la mayor dolarización de portafolios.

- Y por último sobreviene la devaluación.

Este ciclo siempre termina en un nuevo punto cero, lo que implica la acumulación de años sin crecimiento genuino.

Para que esta vez no pase lo mismo, la decisión es que los ministros de Producción, Hacienda y hasta de Finanzas encabecen cumbres con las industrias formadoras de precios. En especial, la alimenticia.

En simultáneo, el compromiso informal de los funcionarios ante los directivos de negocios es que se pondrá un límite a los (casi seguros) reclamos para reabrir las negociaciones paritarias.

Pero esa será la segunda instancia. El segundo tiempo del partido, si se traza un paralelo con el fútbol. 

Está claro que ninguno de los grandes sindicatos -referentes para el resto- aceptará una moderación en sus pedidos si los precios ajustan de la mano de la suba del dólar.

No es casual entonces que los funcionarios actúen ahora diferente a lo que hicieron a inicios del mandato, cuando también hubo un salto del tipo de cambio.

Por ahora, tanto gremialistas como los formadores de precios observan críticamente al Gobierno.  Básicamente porque, en medio de la crisis de confianza por la corrida cambiaria, la improvisación (incluso con movidas más identificadas con la gestión kirchnerista que con Macri) genera más desconfianza que apoyos. A uno y otro lado.

 Washington, en la negociación abierta con el Fondo Monetario, donde se apunta a conseguir los miles de millones de dólares necesarios para garantizar la paz cambiaria. 

De eso se trata. De lograr el nuevo equilibrio y así pasar a la próxima "posta": impedir que el traspaso a precios de la devaluación lo eche todo a perder.



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