SOCIEDAD
27 de agosto de 2018
La transformación estética del sofá
El sofá aparece por primera vez en Egipto, y su uso era exclusivo para las élites
El sofá le toma el pulso a nuestras vidas y se transforma en un espacio en el que vivir un gran número de experiencias.
Testigo de grandes y pequeños acontecimientos. Confidente, aliado, oasis de tranquilidad o rey de todas las fiestas. Tras siglos ejerciendo de observador privilegiado, el sofá ha desarrollado, como un miembro más de la familia, su propia personalidad. Más allá de su transformación estética, pocos objetos ilustran la evolución de nuestra sociedad en su expresión, por decirlo de alguna manera, más íntima. Porque si hay un lugar donde nos sentimos más en casa que en casa, es en el sofá.
Sigue siendo el rey
Originalmente se trataba de un mueble reservado para las elites, en concreto de las egipcias, a quienes se atribuye su creación. Exclusividad que se mantuvo hasta que la revolución industrial transformó el sofá en un artículo común. Así pasó de ser un lujo reservado a los ‘hijos de los dioses’ a convertirse en epicentro del hogar de clase media. Un elemento clave que ha hecho posible que el ciudadano de a pie pueda sentirse también como un ‘rey’, aunque solo sea cuando llega a casa.
Lifesteel (Kasia Gatkowska / Frankly Amsterdam)
Personalidad múltiple
Descansar, leer, mirar la televisión, trabajar, dormir, hablar, cenar, escribir, jugar… Hay pocas cosas que no puedan hacerse en el sofá. Lejos quedan los años en los que servía para ver la tele (seguramente en blanco y negro) y poco más. Tampoco es ya una silla cómoda en la que caben dos o más personas. El sofá reivindica su función multiusos, como un director de orquesta, y su vocación por ser un escenario en el que vivir y experimentar. En definitiva, un lugar y no sólo un objeto.
Cada vez es más frecuente que el mueble se integre en el espacio no como un elemento aislado sino como un elemento que supera sus propias limitaciones
El sofá, tal y como destacan en Flexform, es un protagonista rodeado por un ecosistema de productos conectados entre sí. De esta manera, la sociedad del siglo XXI ha transformado al sofá es un espacio coral sobre el que estructurar la vida en casa. El sofá define el hogar, sus miembros y costumbres. Y se pone a su servicio. Sus usos son variados, versátiles y superan sus propias limitaciones. Porque el sofá ya no responde a un solo uso, sino que se transforma para la ocasión.
Evergreen (Inga Powilleit / Unstudio)
Nuevas maneras de vivir el sofá
Un espacio para leer, un cine, un despacho temporal o una cama de invitados. El sofá multifunción es el sofá del futuro y el sofá del futuro es un sofá ante todo práctico. Es el caso de Groundpice, diseñado por el prestigioso arquitecto Antonio Citterio para Flexform. Él fue el primero en darse cuenta de que la sociedad había cambiado y que las personas estaban usando los sofás de una manera diferente. Suya es la frase: “Cada sofá es una constelación de diferentes funciones”. En ese momento no podía imaginar que el modelo revolucionaría la forma en que se diseñaban los sofás seccionales, pero Citterio, de la mano de Flexform, hicieron cambios importantes.
El primero de ellos fue imaginar una mayor profundidad del sofá, reduciendo al mismo tiempo su altura. También crearon accesorios como mesillas laterales, estanterías para usar en lugar de reposabrazos tradicionales o respaldos que lograsen crear sofás realmente multifuncionales. El Groundpiece es también el primero en ser totalmente personalizable y adaptarse al gusto del consumidor mientras que los cojines del respaldo pueden moverse fácilmente según comodidad deseada. El resultado: una composición siempre diferente.
Cestone (Rafael Gamo / Archetonic)
El sofá multifunción es el sofá del futuro y el sofá del futuro es un sofá, ante todo, práctico
Italia, el diseño eterno
Si hay un país que respira diseño es Italia. Una identidad vinculada a la producción artesanal y que cree en la belleza como algo más que una expresión estética. La hace durar en el tiempo como emblema de calidad. Es el caso del diseño que se desprende en las colecciones Flexform, fabricadas desde un solo centro de producción, en Meda, donde todo se elabora según el criterio “kilómetro cero”. Flexform ha sabido buscar nuevos límites en el diseño Made in Italy, centrando su preocupación no ya en la calidad de la producción sino en la calidad de vida que genera.
El sofá se eleva como un objeto capaz de poner en valor las sensaciones del regreso al hogar como culminación de la jornada y de la vida
Lo importante ya no es el producto, sino la experiencia que obtiene el consumidor con el producto. Desde la serie Groundpiece, diseñada en 2001, a la recién estrenada Campiello, la última creación de Citterio, Flexform encarna el paradigma del sofá multifunción y experiencial. Es, de hecho, una de las obsesiones de la marca italiana, para la que, tras décadas de historia, el objetivo sigue siendo el mismo: crear espacios cálidos, despejados y elegantes en los que cualquiera se sienta seguro, como en su casa.
Campiello (Flexform)
Por fin, en casa
Bajo esta premisa, desde Flexform añaden que existe un nuevo fenómeno social que busca más la elegancia que el lujo. Según la emblemática firma italiana, está creciendo en el mundo un tipo de público lux-immune. Una clase acomodada, refinada pero no estridente ni ostentosa, a la que le gusta estar rodeada de cosas hermosas no para aparentar, sino para ser. Para este nuevo consumidor, el sofá se eleva como un objeto capaz de poner en valor las sensaciones del regreso al hogar como culminación de la jornada y de la vida.
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