MUNDO
12 de marzo de 2019
May conforme con la oferta final de la UE
Theresa May, ayer en la abadía de Westminster Foto:Richard Pohle
La premier dice que los cambios “refuerzan” el pacto de retirada
Si el Brexit fuera un partido de baloncesto, sería de esos que se deciden en el último instante. Y por la frialdad con que ha aguantado la pelota mientras corría el segundero, preparándose para un tiro decisivo de tres puntos, a todo o nada, uno podría pensar que Theresa May se ve a sí misma como James Harden, LeBron James o Stephen Curry, como el equivalente de una superestrella de la NBA extrapolado a la política británica.
Aún no se sabe si ha metido o no la canasta (depende de si su compromiso in extremis con Bruselas es ratificado hoy por los Comunes), pero la primera ministra del Reino cantó en cualquier caso victoria tras viajar a Estrasburgo para entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y cerrar un pacto. Downing Street afirmó que ofrece las garantías legales necesarias para que el país no se quede atrapado en la unión aduanera a fin de impedir una frontera dura en el Ulster, y que los cambios “refuerzan y mejoran” el acuerdo de Retirada.
Downing Street ha sacado el mayor brillo posible a un compromiso alejado de sus expectativas
El compromiso está más en la línea de lo que ofrecía Bruselas (un documento interpretativo con valor legal) que de lo que demandaba Londres (una vía unilateral de salida o una fecha tope), No será desde luego lo que pedían originalmente los euroescépticos, pero sus pretensiones se han ido rebajando en las últimas semanas ante la creciente posibilidad de una prórroga a la fecha del 29 de marzo que abriría la puerta a escenarios como un segundo referéndum, o un Brexit blando a la noruega, con pertenencia a la unión aduanera. Muchos de ellos llevan tiempo indicando que mejor aceptar ahora el acuerdo de May, por imperfecto que sea, ya que en el fondo sólo son los términos del divorcio, y la futura relación tardará años en configurarse.
El nuevo compromiso refuerza el valor legal de una carta que Juncker y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, entregaron a May en enero indicando su intención de que las medidas que atarían al Reino Unido a la unión aduanera tengan la menor duración posible, y reitera ese mismo concepto en la Declaración Política que acompaña al acuerdo de Retirada y ha de ser la base de la futura relación. A ello se añade una declaración unilateral de Londres sobre su determinación de abandonar la llamada “salvaguarda irlandesa” lo antes posible, y un mecanismo de arbitraje por si alguna de las partes acusa a la otra de actuar de mala fe.
Todo lo relacionado con el Brexit ha sido caótico desde el primer momento, y lo sigue siendo
En una conferencia de prensa en Estrasburgo, May dijo triunfalista que “Gran Bretaña ya no queda atrapada en la unión aduanera”, y Juncker que la Unión Europea ha dado una segunda oportunidad a Londres, pero no va a haber una tercera. Los árbitros del partido son el centenar largo de euroescépticos radicales y el DUP norirlandés. Si dan por bueno el brillo que May ha intentado sacar a un compromiso que hasta hace poco consideraba inaceptable (las primeras reacciones han sido mixtas), entonces es posible que el acuerdo sea aprobado hoy en los Comunes. Si deciden que no es más que una capa de pintura, la premier está en apuros.
Todo lo relacionado con el Brexit ha sido caótico desde el primer momento, y lo sigue siendo. Al final, May someterá hoy al juicio del parlamento su acuerdo con la UE, con las modificaciones que ha conseguido arrancar, o que ha aceptado porque no le quedaba otro remedio. El VAR decidirá si ha metido una canasta de tres puntos sobre la bocina para concluir la primera fase del Brexit, o si la pelota ha dado en el aro y se ha ido fuera.
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