MUNDO
25 de abril de 2019
Macron baja los impuestos a las clases más agobiadas
El presidente francés, Emmanuel Macron, en un acto en el Palacio del Elíseo, este jueves.
El presidente francés anuncia medidas tras un debate nacional en el que miles de ciudadanos han opinado sobre en qué debe cambiar el país.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha presentado este jueves las medidas con las que espera calmar a la Francia de los chalecos amarillos tras cinco meses de protestas y dos meses de gran debate nacional. Sus recetas incluyen una rebaja de impuestos para las clases medias y una mejora de las pensiones (las más bajas se vincularán a la inflación), además de una simplificación de las reglas de los referendos para intentar que la población se sienta más involucrada en el proceso democrático.
El mandatario ha reconocido que la crisis de los chalecos amarillos ha revelado un profundo malestar y un sentimiento de “injusticia social” que no se puede ignorar. Lo que no significa, ha subrayado, que el rumbo de reformas que inició al llegar al Elíseo hace dos años haya sido la ruta equivocada. Pero a la vez Macron ha reforzado su intención de continuar las reformas y ha rechazado algunas de las principales medidas reclamadas por los chalecos, empezando por reintroducir el criticado suspendido impuesto sobre la fortuna (ISF), algo que Macron ha descartado de nuevo.
“Hay un profundo sentimiento de injusticia fiscal, territorial y social. Y hay que darle una respuesta”, ha reconocido Macron al comenzar una conferencia de prensa en la que ha desvelado las medidas que debería haber anunciado hace una semana en un discurso a la nación anulado por el incendio de la catedral de Notre Dame. Lo cual no significa, puntualizó, que la solución sea subir impuestos a los ricos, sino bajarlos a las clases más agobiadas.
Estas medidas debían hacerse presentado el pasado 15 de abril, pero el incendio de la catedral de Notre Dame en París lo impidió. La verdadera cuestión ahora es si serán suficientes para apaciguar la ira social que ha mantenido en jaque a su Gobierno durante los últimos cinco meses. La filtración de las primeras propuestas sobre bajada de impuestos y ayudas sociales, difundidas por la prensa poco antes del incendio de Notre Dame y nunca desmentidas por el Elíseo, no impidieron que los chalecos amarillos lanzaran un nuevo ultimátum el sábado pasado al Ejecutivo.
Lo que parece más claro es que Macron ha decidido continuar la senda reformista que inició nada más llegar al Elíseo —que ya ha redundado en una reforma laboral y otra de la simbólica SNCF, la compañía nacional de ferrocarriles— y que tiene aún pendiente temas espinosos. El anuncio de este jueves se ha producido después del gran debate nacional que, durante dos meses, entre marzo y abril, permitió a miles de franceses debatir sus prioridades políticas y proponer medidas.
La idea, acotó la víspera la portavoz del Gobierno, Sibeth Ndiaye, es “preparar rápidamente el orden de batalla para definir un calendario” de puesta en marcha de estas medidas. El primer ministro, Édouard Philippe, tiene de hecho previsto celebrar un “seminario” con sus ministros el lunes próximo para empezar a desarrollar el nuevo plan.
Había pocas dudas sobre que las medidas iban a girar, sobre todo, en torno a una bajada de impuestos. “Debemos bajar los impuestos lo más rápido posible”, dijo ya Philippe cuando, a comienzos de mes, presentó los resultados del gran debate nacional que el Gobierno se ha comprometido a transformar en iniciativas y políticas. Lo debatido por miles de franceses fue resumido en un documento de 1.500 folios que indicaban que su principal demanda era esa: pagar menos impuestos.
Por el contrario, Macron podría haber echado marcha atrás en una de las medidas filtradas que más revuelo han provocado: su presunta intención de anunciar la supresión de la Escuela Nacional de Administración (ENA), el vivero de donde hoy en día salen prácticamente todos los altos funcionarios franceses, Macron y buena parte de su equipo incluido, pero percibida popularmente, al menos en estos tiempos de chalecos amarillos, como un símbolo de las élites.
El calendario de Macron es ajustado. No solo las medidas han sido anunciadas a horas de la próxima jornada de protesta de los chalecos amarillos, el sábado, sino a escasos días del Primero de Mayo, día tradicional de manifestaciones de los trabajadores. Y a casi un mes de las elecciones europeas, la primera llamada a las urnas desde que Macron accedió al poder.
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