A tres años de la boda real, los monegascos se mostraban satisfechos del primer anuncio del embarazo, en tanto más allá que el principado pueda parecer un mundo algo obsoleto, los beneficios fiscales de que disfrutan sus ciudadanos, son una maravilla comparados con lo que pagan en impuestos los demás europeos.

Así el primer anuncio del príncipe Alberto sobre un futuro príncipe –o princesa- emocionó a los ciudadanos, que estaban también algo aburridos que el monarca siguiera gestando fuera del camino real. Alberto tiene ya dos hijos de relaciones esporádicas nacidos por supuesto, fuera del matrimonio. Alberto, que tiene 56 años, es el único hijo de Raniero y Grace, y la aristocracia europea lo desconoce bastante, tal así que pocos de sangre azul concurrieron a su boda. Pero el punto más importante de su misión para los monaguescos era que garantizara la línea de sucesión del principado, lo que evitará dolores de cabeza en la cúpula del poder en los tiempos por venir.

A falta de un príncipe heredero, ahora habrá dos

En los 700 años de la Casa Principesca de Mónaco, nunca hubo un parto doble: pero así será después que la pareja real confirmó que espera gemelos. En ocasión de la presencia en Naciones Unidas, en Nueva York, Charlene de Mónaco ha aparecido con vestimenta de embarazada y requerida por la prensa confirmó que espera gemelos.

Por supuesto que esto ha disparado las especulaciones y exigió ir a los libros de historia sobre sangres “azules”: por supuesto hay dos opciones. El príncipe debe ser el primero que nazca para algunos; para otros el primogénito es el que nace en segundo término ya que fue el que antes se gestó. Eso si nacen dos varones; si son un varón y una niña, el varón tiene preminencia; si son dos niñas, ocurre lo mismo que si fueran dos varones, aunque eso está expuesto a que posteriormente la pareja tuviera un varón, que sería el heredero, más allá de sus hermanas mayores.