MUNDO
5 de mayo de 2019
Venezuela giro diplomático
Un plan frustrado que agrietó al chavismo.
La derecha latinoamericana pide ahora diálogo en el pulso Guaidó-Maduro
La línea dura contra el chavismo no funciona y la derecha latinoamericana, predominante en el Grupo de Lima, ha decidido ahora buscar una postura dialogante con el gobierno de Venezuela, aunque estrictamente el último comunicado de esta organización informal fundada para aislar al autoritario régimen bolivariano en el continente sea tan lapidario como los anteriores.
La apelación a Cuba, Rusia, la ONU y al Grupo de Contacto Internacional para que ayuden a resolver la crisis evidencia un cambio de actitud después del fracaso de la asonada militar del martes capitaneada por el autoproclamado presidente, Juan Guaidó, y el líder de su partido, Leopoldo López, que ha acabado refugiado en la residencia del embajador de España en Caracas tras huir de su arresto domiciliario.
La apelación a Cuba, Rusia, la ONU y al Grupo de Contacto Internacional para que ayuden a resolver la crisis evidencia un cambio de actitud después del fracaso de la asonada militar del martes capitaneada por el autoproclamado presidente, Juan Guaidó, y el líder de su partido, Leopoldo López, que ha acabado refugiado en la residencia del embajador de España en Caracas tras huir de su arresto domiciliario.
La realidad interna de Venezuela contradice el discurso exterior y ni siquiera surte efecto ya la presión y estrategia comunicativa de la Casa Blanca, que se pasó todo el martes filtrando a periodistas que estaba negociando una transición con altos cargos chavistas y que Maduro estaba a punto de dejar el país. Guaidó y López sólo contaron con un reducido grupo de militares leales en Caracas y no lograron, como pretendían, levantar una ola de apoyo castrense.¿Qué confirma el fracasado alzamiento?
El fracasado alzamiento confirma básicamente tres cosas. Primero, que las fuerzas armadas apoyan casi sin fisuras al chavismo, entre otros motivos porque los militares conforman el corazón del poder del régimen y sus negocios paralelos, desmintiendo que exista una abrumadora mayoría de oficiales dispuestos a rebelarse, mantra repetido por Guaidó desde que en enero el titular de la Asamblea Nacional se autoproclamó “presidente encargado”.
Segundo, que el chavismo, aunque probablemente no obtuviera una mayoría en las urnas si se celebrasen hoy unas elecciones democráticas, aún cuenta con un elevado respaldo de la población; y, al mismo tiempo, la oposición, que sigue dividida en la práctica, es incapaz de generar movilizaciones espontáneas contra el gobierno, que sólo los fines de semana o días festivos –como el 1 de mayo– se vuelven masivas y medianamente organizadas.
Y tercero, que por mucho que Guaidó tilde de “usurpador” a Maduro, difícilmente la crisis se resolverá sin una negociación entre ambos, con mediación internacional, que lleve a la convocatoria de unas nuevas elecciones con garantías democráticas.
Tras una reunión de cinco horas en la capital peruana que acabó a última hora del viernes, los once miembros del Grupo de Lima –más la Venezuela presidida por Guaidó–, encabezados por los gobiernos derechistas y más intransigentes contra Maduro como Argentina, Chile, Brasil o Colombia, emitieron un comunicado donde reafirmaron su “pleno respaldo” a la intentona golpista del “presidente encargado”, condenaron “la represión del régimen ilegítimo y dictatorial” chavista, y reiteraron su llamamiento a jueces y militares para que den la espalda al gobierno autoritario. No obstante, y aquí está la gran novedad, también decidieron “hacer las gestiones necesarias para que Cuba participe en la búsqueda de la solución a la crisis en Venezuela”. Además, hacen un llamamiento a “Rusia, Turquía y a todos aquellos países que aún apoyan al régimen ilegítimo de Nicolás Maduro a favorecer el proceso de transición democrática”.
Al mismo tiempo, las cancillerías del Grupo de Lima proponen al Grupo de Contacto Internacional(GCI) “una urgente reunión de representantes de ambos grupos para buscar la convergencia en el propósito común de lograr el retorno a la democracia en Venezuela”. Impulsado por la UE y con la presencia directa de España o Alemania, pero también de países con gobiernos progresistas latinoamericanos, como Uruguay o Bolivia, el GCI apuesta por una salida menos confrontacional que la avalada por el grupo limeño o EE.UU., a pesar de muchos de los ejecutivos europeos –incluido el español– se encuentran entre el medio centenar de estados que reconocen Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.
El fracaso del martes, cuando debía iniciarse “la fase final de la Operación Libertad”, no desalienta a Guaidó, que este sábado volvió a convocar movilizaciones en todo el país y pidió a los antichavistas que acudieran a los cuarteles y convenzan a los militares de “sumarse a la Constitución”.
A pesar de las evidencias en contra, el presidente de la Asamblea Nacional insistió el viernes en que mayoritariamente las fuerzas armadas están contra Maduro y aseguró que la jerarquía militar se ha visto obligada a someterse a la máquina de la verdad para saber si fueron leales al gobierno durante la asonada del martes. “Pasan por polígrafos a todo su alto mando a ver quién estaba y quién no”, afirmó Guaidó.
Mientras tanto, la fiscalía general del Estado ha ordenado la detención de 18 militares y civiles implicados en la intentona golpista.
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