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3 de octubre de 2019

Los impuestos son el 42% del precio de los alimentos

La comida que se paga en las góndolas tiene 42% de impuestos, lo que incluye IVA, Ingresos brutos, tasas municipales, y todos los otros impuestos que afectan directamente al producto.

Los precios en Argentina son muy caros y siguen subiendo. Afectan a toda la población, pero impactan más en los que menos tienen y más en los que no tienen empleos formales. Ante esta situación, algunos políticos salen a buscar responsables y respuestas fáciles de solucionarlo. Siempre es fácil apuntar a los empresarios y a los supermercados en particular. ¿No son ellos los que aumentan los precios, los que cobran márgenes altos, los que no generan valor agregado? ¿Los que tienen un mercado concentrado, los que se aprovechan de su poder monopólico? ¿Por qué no se le ocurrió a alguien antes fijar los precios por decreto, controlar a los empresarios, y así resolver todos los problemas?

La realidad es que los precios son muy caros en Argentina por la excesiva carga fiscal. La comida que se paga en las góndolas tiene 42% de impuestos, lo que incluye IVA, Ingresos brutos, tasas municipales, y todos los otros impuestos que afectan directamente al producto. Los impuestos sobre la energía, sobre la nafta, los impuestos al trabajo, el impuesto al cheque y los impuestos a la importación, sumado a los impuestos a las propiedades y los impuestos a las ganancias. Sí, los impuestos se trasladan y los termina pagando el consumidor.

Hay varios análisis de productos alimenticios en particular que dicen a los que lo cosechan les pagan muy poco y luego los precios en las góndolas se multiplican varias veces dejando una ganancia grande al supermercadismo. Lo que no se tiene en cuenta es que para que los productos lleguen a las góndolas tienen un costo alto de traslado, hay que pagar la logística, los empleados, más cargas e impuestos; pero además el costos de los locales y otros costos alrededor de tener un local a la calle. Uno se pregunta, ¿si se saca un margen tan grande en la venta de alimentos porqué no aparecen nuevos supermercados?

Ahí viene el segundo punto, que es el latiguillo que repiten los políticos cuando dicen que los supermercados están “muy concentrados y que son monopolios”. ¿Es así? Un trabajo de la consultora ABECED sobre los supermercados en Argentina muestra otra cosa. En primer lugar, demuestra que solamente un 38% de las compras minoristas se hacen en supermercados, mucho menos que otros países como Chile, Brasil (65%), México y Colombia (50%). Por lo tanto, hay más competencia, ya que los argentinos compran más en los almacenes, los mercados, las verdulerias o carnicerías. Por otro lado, una forma de analizar la concentración es observar que porcentaje del total de las ventas de los supermercados pertenece a los primeros tres supermercados. Mientras que en Argentina este porcentaje es un poco menos del 60%, en Chile y Perú supera el 80%, en Mexico el 75%, y en Colombia supera el 60%. Solamente Brasil está por debajo con el 50%. Es decir, es un mercado menos concentrado que en otros países.

El tercer mito es que los supermercados argentinos tienen ganancias o rentabilidad extraordinaria. Tampoco es cierto. La rentabilidad operativa de los supermercados en el mundo es en promedio 3,1%, en los mercados emergentes del 3,7%, en Argentina del 2,7%. Si realmente hubiese una ganancia enorme , ¿por qué no aparecen nuevos supermercados?

Por otro lado, si muchos de los mismos supermercados operan en distintos países, ¿por qué suben más los precios en Argentina que en otros países? O para decirlo de otra manera, ¿por qué los mismos supermercados suben más los precios en una época que en otra? ¿Son los supermercadistas malos que necesitan control y en otros países se transforman mágicamente en buenos?

Está claro, y no voy a profundizar en este artículo, que la inflación es monetaria. Está claro que el problema de precios en Argentina viene por la inflación y por los altos impuestos. La única forma de bajar precios o que dejen de subir, es bajar la inflación, o sea la emisión, y bajar impuestos. Para eso, hay que bajar el gasto público. La única forma que un supermercado bajé sus precios es si aparece otro que quieren vender productos más baratos, con más competencia.

Ya se han intentado controlar precios muchas veces y nunca funcionó, no funcionó con el gobierno kirchnerista, no funcionará con el Gobierno actual, no funcionó nunca en Argentina o en cualquier lugar del mundo. Hay un libro que habla de los “4000 años de los controles de precios”, y cómo fracaso siempre.

Es más fácil echarle la culpa a los supermercados, pero si queremos que haya más y mejores productos, a mejor precios, hay que bajar regulaciones, bajar impuestos, reducir costo excesivo, para que haya más competencia. No sirve de nada buscar chivos espiratorios ni soluciones mágicas.



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