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26 de enero de 2020

La industria del biodiesel en crisis

El papel de la Liga Bioenergética de Provincias Argentinas es fundamental para el desarrollo de la industria.

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

La gran mayoría de las plantas de biodiesel están paradas, trabajan a pérdida o están directamente concursadas. La industria del biodiesel genera más de 10.000 fuentes de trabajo, directas e indirectas.

Juan Facciano, de Albardón Bio, rememora que a través de la ley 26.093, sancionada en el año 2006, y su reglamentación mediante el decreto 109/07, se estableció un régimen de promoción y producción para los biocombustibles, creándose una política de Estado de alcance federal cuyos principales objetivos han sido promover y contribuir a: la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de las economías regionales; la industrialización de la producción primaria en origen; la sustitución de importaciones; y la preservación del medio ambiente. A la fecha de la sanción de la ley sólo había instaladas unas cinco plantas que se dedicaban exclusivamente a la exportación, y que eran propiedad de grupos aceiteros. A partir de la creación del régimen de promoción y producción de biocombustibles se han construido más de 25 plantas de biodiesel en seis provincias (Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, San Luis y Santiago del Estero). Otro rasgo característico de la ubicación geográfica de las pymes de biodiesel ha sido, en muchos casos, la instalación de plantas en localidades donde nunca antes hubo una industria. Tal es el caso de Frías (Santiago del Estero), Calchaquí, Piamonte, Saa Pereira (Santa Fe), Catriló (La Pampa), etc. Lo anterior es una afirmación de que estás industrias nacieron "por" y "para" el régimen creado para los biocombustibles.

 La industria del biodiesel genera más de 10.000 fuentes de trabajo, directas e indirectas. Esta industria es una "gran" generadora de empleo indirecto. A modo de ejemplo, en materia logística, una planta de biodiesel con capacidad de producción de 50.000 toneladas anuales, genera un movimiento anual de: 1.800 camiones para el ingreso del aceite de soja (materia prima), 1.800 camiones para el egreso del biodiesel, 180 camiones para el egreso de glicerina (subproducto que se obtiene del proceso de elaboración del biodiesel), 200 camiones para el ingreso de metanol (principal insumo), más el movimiento logístico para los demás insumos. También podemos indicar, a los fines de ponderar el impacto en materia de empleo indirecto que la industria genera en "origen", la actividad de las pequeñas aceiteras a prensa o "extrusoras". Una planta de biodiesel con capacidad de producción de 30.000 toneladas anuales es abastecida de aceite por más de 40 plantas extrusoras. En la provincia de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires hay más de 1.000 extrusoras de aceite, y cada una emplea entre 3 y 5 trabajadores. Del proceso de extrusoras se extrae, además del aceite, harinas para destinar al consumo animal (criaderos de cerdo y pollos, feed lots, etc.). A lo mencionado anteriormente se le debe agregar el "movimiento" que esta industria genera en estas localidades en actividades tales como ferretería, metalmecánica, traslados de personal, viandas, etcétera, que en el contexto nacional tal vez pueden pasar desapercibidos, pero tiene un impacto muy fuerte en estas localidades.

Juan Facciano agrega que,  El biodiesel constituye el eslabón posterior en la cadena de agregado de valor de la soja, al igual que el azúcar y el maíz para la cadena del bioetanol, evitando la exportación de producción primaria. Esta transformación industrial, que se produce en "origen", contribuye además a la generación de empleo genuino que va más allá de la producción del biocombustible en sí, dando origen y/o potenciando el desarrollo de otras industrias, como pequeñas aceiteras a prensa, empresas de transportes, industria metal-mecánica, y el desarrollo de nuevas aplicaciones tecnológicas al servicio del sector, etcétera. La capacidad de producción de biodiesel instalada en nuestro país supera los 4.500.000 de toneladas. En la actualidad, con la exportación incluida, existe una capacidad ociosa mayor al 50 por ciento que fácilmente podría ocuparse a partir de medidas concretas del gobierno nacional, tales como incrementar el porcentaje del corte automotor, mandatos para transporte de pasajeros y cargas, generación eléctrica, etc. Desde el punto de vista técnico y económico, las medidas antes indicadas son totalmente viables desde lo técnico, fiscal y económico. Entre otras cuestiones, se debe tener en cuenta que la Argentina importa más del 30 por ciento del gas oil que se consume.

El papel de la Liga Bioenergética de Provincias Argentinas es fundamental para el desarrollo de la industria. En este sentido, se ha creado un ámbito federal donde está representada la industria en su conjunto y las provincias donde se producen los biocombustibles, y desde donde, entre otras cuestiones, se debe discutir, consensuar y proponer, la estrategia a largo plazo para las bioenergías y demás energías renovables. La Liga, y acciones concretas como las que está tomando la provincia de Santa Fe en materia de energías renovables, como también otras medidas similares que está adoptando Tucumán, por mencionar solo algunas, marcan el rumbo hacia donde debe transitar una política de estado federal en materia de uso de biocombustibles.

Juan Facciano, considera necesario que el Estado Nacional, conjuntamente con las provincias, retome el fomento de la industria de los biocombustibles a través de una Política de Estado de alcance federal, brindando seguridad jurídica y previsibilidad. En materia de medidas concretas para reactivar la actividad, el Estado Nacional debería, por un lado, aprovechar al máximo la capacidad de producción instalada, mediante un aumento de los porcentajes de corte obligatorio, y, además, adoptar las medidas necesarias para la apertura de nuevos nichos de mercado, tales como: transporte público de pasajeros y carga a nivel nacional, sector agrícola, generación eléctrica, etc. Como lo mencioné anteriormente, estas medidas son totalmente viables desde lo técnico, fiscal y económico.

Creo que en el caso de las bioenergías no deberíamos seguir ningún modelo, sino nuestro país. En materia de recursos naturales de origen renovable, la Argentina tienen todo para constituirse en líder absoluto. Lo que se debe hacer es simplemente "potenciar" lo nuestro, explotando nuestros recursos de manera sostenible y sustentable, promoviendo y desarrollando las economías regionales y la industrialización la producción primaria, y diversificando la matriz energética (no se pretende sustituir a los combustibles fósiles, sino complementar la matriz actual con fuentes generadoras de energía renovables). La generación industrial de las bioenergías requiere de políticas de Estado direccionadas, pensadas para una Argentina de hoy y futura, donde la promoción, producción y utilización de las bioenergías constituyan las bases de un país sostenible y sustentable, contribuyendo al autoabastecimiento en materia energética y preservando el medio ambiente.

 

En mayo de 2006 se promulgó la ley 26.093 que creó el régimen de regulación y promoción para la producción y uso sustentable de biocombustibles. Dicha normativa, reglamentada en febrero de 2007, definió la autoridad de aplicación y sus funciones para la promoción y producción de combustibles renovables.

Estableció además el corte obligatorio del 5% para naftas y gasoil a partir de 2010 y obligó al Estado nacional a “utilizar biodiesel o bioetanol en los porcentajes que determine la autoridad de aplicación, y biogás sin corte o mezcla”, también desde ese mismo año.

El despegue en la producción de biodiesel fue notable. Pocos años después de puesta en marcha la mencionada ley, la Argentina se convirtió en el principal exportador a nivel mundial de biodiesel, destinándose a la Unión Europea cerca del 90% de la producción local. Pero, de ese espectacular desempeño, se pasó, como en tantos otros sectores o recursos, al estancamiento o al retroceso macrista. Repasamos debajo la evolución y/o involución de las ventas de biodiesel desde 2011.

Las ventas totales (al corte + mercado interno) de biodiesel se desplomaron 6,3% en 2018, es única caída interanual desde iniciada esta actividad en 2008. Durante los primeros tres años de gestión macrista, las ventas se expandieron 8% vs un 16% en igual período anterior, esto es, entre 2012 y 2015. En otras palabras, la tasa de crecimiento se redujo a la mitad.

En el acumulado enero a noviembre de 2019, si bien se registró un aumento del 2%, se observa una muy pobre evolución respecto de 2015. Asimismo, y en relación a 2017, se verificó una caída del 3,6%. Finalmente, destacar que entre 2015 y 2019 (siempre a noviembre), las ventas crecieron 2,7% vs. 48,6% en igual período anterior (2011 a 2015). Como puede advertirse, una drástica desaceleración.

Cuando se coloca la lupa sobre las ventas al corte, los números en rojo aparecen con Macri. A noviembre de 2019, se ubicaron 2,4% inferior a la de 2015. O sea, una involución de cinco años.

Los datos aquí suministrados resultan vitales para la recuperación (léase, salvataje) de la industria de los biocombustibles, por cierto, al borde de la quiebra gracias a los excelentísimos oficios de la gestión de Mauricio Macri. Respecto de los actuales porcentajes de los cortes, se impone su urgente aumento llevando el de biodiesel y el de bioetanol al 15% (el primero está en 10% y el segundo en 12%).

En este sentido, el nuevo gobierno nacional debe retomar y profundizar los lineamientos y objetivos de la Ley 26.093 y su decreto reglamentario, fundamentados en la diversificación de la matriz energética, la sustitución de importaciones de combustibles fósiles, el agregado de valor a la producción -tanto la consumida en el mercado interno como la destinada a la exportación de excedentes- mejorando así la ecuación económica y la modernización de la agricultura y la agroindustria, contribuyendo al desarrollo federal, al arraigo y al fomento de la pequeña y mediana empresa.



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