Llegó el día. Tras innumerables negociaciones, ardides parlamentarios, retrasos, elecciones y demás cuestiones, Reino Unido ha abandonado la Unión Europea. "Ya no somos miembros de la UE", decía solemnemente la presentadora de la BBC tras escuchar las campanadas del Big Ben que marcaban el fin de una era.

El primer ministro británico, Boris Johnson, emitió un discurso institucional una hora antes del momento clave, en el que dijo que "abandonar la UE era la decisión correcta y democrática porque había evolucionado en una dirección que no queríamos" y que este momento abre "una puerta a la renovación nacional".

Para Johnson "este no es un final, sino un principio", que Reino Unido afrontará "con las herramientas de soberanía para despertar el potencial completo de este brillante país". Aun así, mandó un mensaje de respeto a "las personas que sufren una sensación de pérdida".

La noche, levemente lluviosa en Londres, estuvo marcada por varios actos de celebración y de despedida a partes iguales, pero ningún gran acto oficial. La mano derecha de Johnson y 'Rasputín' del Gobierno, Dominic Cummings, pidió a los funcionarios ser "respetuosos" con la mitad del país que había votado por permanecer y no hacer sangre, especialmente cuando el premier busca pasar página y desintoxicar el debate público La imagen en Downing Street era la de una bandera británica con un reloj dentro, contando los minutos que quedaban.

El único evento como tal fue una fiesta/mitin organizada por el grupo Leave Means Leave y el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, a la que asistieron cientos de personas en la plaza del Parlamento. Sin embargo, los pequeños momentos simbólicos se sucedieron en la capital y en Bruselas, con una cascada de retiradas de banderas europeas y británicas, respectivamente, sin grandes fanfarrias pero con total significado.

Ahora, todas las miradas están puestas en los próximos 11 meses. De entrada no habrá grandes cambios efectivos, más allá del hecho que, desde este sábado, Reino Unido ya no es miembro de la UE tras 47 años. El país ya tiene la soberanía plena por la que votó en 2016. Ahora la pregunta es qué pretende hacer con ella y si habrá valido la pena.