A seis meses de encontrar a 400 caballos al borde de la muerte en un campo de Ezeiza, especialistas continúan trabajando con el objetivo de salvarlos, pero debido a la falta de recursos, dicha tarea es cada vez más complicada. Los que siguen vivos, entraron en cuarentena a causa de un virus mortal.

Debido a la importante cantidad, no fue fácil encontrar un lugar para cuidarlos a todos. Tras permanecer en un predio de Tristán Suárez donde muchos fallecieron, el grupo fue trasladado hasta Brandsen y, finalmente, a mediados de febrero viajaron hasta Ranchos, donde la ONG que trabaja para su bienestar alquiló un campo. 

Con un total de 300 equinos, su recuperación avanzó en estas instalaciones, por eso, muchos estaban pronto a recuperarse en su totalidad y ser entregados a familias que quieran adoptarlos. Sin embargo, los planes dieron un giro rotundo cuando Senasa detectó el virus contagioso.

Además de tener que sacrificar a dos animales, los restantes deberán continuar en el campo de Ranchos porque entraron en cuarentena. La medida genera nuevos gastos inesperados en comida, medicamentos y obliga a seguir con el pago por utilizar las tierras mencionadas. 

“Hacemos todo a pulmón. La situación cambia permanentemente, cada día nos llega un comunicado nuevo del Senasa, es algo de nunca acabar”, concluyó Florencia Sampietro, integrante del Centro de Rehabilitación y Rescate Equino.