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20 de junio de 2020

Sevilla y Barcelona en un gran empate

Messi no pudo llegar a su gol 700

Fue 0-0 en el Sánchez Pizjuán en un partido muy flojo en el que las más claras fueron para el dueño de casa.

El andar cansino de Lionel Messi durante el segundo tiempo puede ser todo un síntoma de lo que fue el partido de Barcelona contra Sevilla y también de lo que vendrá. Sigue jugando mal el elenco catalán, sin sorpresas ni ritmo. El Barça se parece demasiado a un equipo soso y dependiente al extremo de Messi: no hay rebeldes más allá del rosarino. Acaso Luis Suárez puede salirse de los libretos, pero el uruguayo recién en el Sánchez Pizjuán jugó de titular después de 5 meses. Fue un empate sin goles que dejó la certeza de que todo está en manos de Real Madrid: si gana los nueve partidos que le restan (el domingo visita a Real Sociedad), será el campeón de la Liga de España​.

No era un partido más para Messi. Y es que la Pulga podía escribir otra página dorada de su historia al anotar el gol 700 de su carrera. Enfrente, encima, tenía a su víctima preferida: hasta ayer llevaba 37 goles en 38 partidos y de ese cálculo se desprendían 29 tantos por la Liga, cuatro por Supercopa de España, dos por Copa del Rey y dos por Supercopa Europea. Sin embargo, nada de eso pasó. Esta vez no alcanzó con algunas pinceladas de Lio y Barcelona volvió a quedar en deuda desde el juego y, además, dejó puntos en el camino por primera vez desde el regreso del fútbol.
"Barcelona se la deja a Madrid", decían los portales de la capital española. "El Barça se atasca en Sevilla y deja escapar dos puntos", titulaban en Cataluña. La sensación, para uno y para otros, es que ahora la pelota quedó del lado de los Merengues, que están 3 unidades por debajo de los dirigidos por Quique Setién, aunque tienen la ventaja en los enfrentamientos entre sí (ganó uno 2-0 y empataron el otro 0-0). Es decir, si los comandados por Zidane se imponen en San Sebatián, igualarán en puntos a Barcelona y quedarán en una mejor posición.

De todos modos, en Barcelona debería preocupar más el juego del equipo que Real Madrid y los puntos de la tabla. Jugando así, es imposible que el Barça se consagre en LaLiga, ni muchísimo menos en la Champions League. Barcelona juega a la iluminación de Messi. No mostró en estos primeros tres partidos otro camino. Y el rosarino puede aparecer como lo hace en uno, dos, tres, cuatro partidos. Pero al quinto es lógico que tenga un respiro. Y ahí nadie sale a salvarlo. Esa es la sensación.

Messi y Diego Carlos, un cruce picante. Foto: Reuters
Messi y Diego Carlos, un cruce picante. Foto: Reuters

El apretado calendario permite comprender más algunas decisiones de Setién. O, como mínimo, le puede servir de pretexto. En un equipo aburrido, el desparpajo de un juvenil como Ansu Fati puede ser una llave. Pero el entrenador metió al pausado Arthur cuando se decidió a sacar Martin Braithwaite. ¿No bastaba ya con los toques cortos de Rakitic y Busquets? El ingresado Ricky Puig le cambió un poquitito la cara al equipo con algunos pases profundos y arriesgados, pero apenas jugó cinco minutos.

¿Qué le pasa a Antoine Griezmann? ¿Es simplemente falta de confianza o hay algo más? El francés entró faltando 15 minutos para el final y ni transpiró. Algunos pueden señalar que es su modo de jugar y es verdad. ¿Pero no debería intentar algo más? Caminó más de lo que corrió y, cada vez que la tocó, descargó para atrás, como con desgano.

Tuvo tres tiros libres Messi y en todos se encontró con buenas respuestas de Tomás Vaclik. No hubo otras alternativas. El arquero Marc-André Ter Stegen se sumó cabecear en el último córner del partido, pero fue con la fe de un desangelado. Y sí: la pelota le pasó 4 metros arriba de su cabeza.

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Sevilla, por su parte, fue un equipo obediente en defensa y vertical en ataque. Las dos situaciones más claras estuvieron en los pies de Lucas Ocampos y en ambas Ter Stegen le negó el gol. En el complemento ingresó Ever Banega​ y manejó los hilos del equipo al punto de que resulta poco entendible cómo no es titular. Seguramente será porque al final de la temporada se irá a jugar a Arabia.

"Va a ser muy difícil ganar esta Liga. He visto lo que ha sucedido en estas dos jornadas y va a ser difícil que el Real Madrid pierda puntos. Pero lo vamos a intentar”, dijo Piqué metiendo presión y generando suspicacias. "Estoy seguro de que el Madrid no lo ganará todo", su sumó con algo más de optimismo Setién. Lo concreto y certero es que Barcelona ya no depende de sí y, encima, juega de regular para abajo.  



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