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11 de febrero de 2015

La devaluación de Brasil pega fuerte en Cuyo

El real brasileño ayer llegó a los 2,83 R$/u$s: el tipo de cambio más elevado de los últimos diez años.

Tal devaluación –si se sostiene o profundiza en el transcurso del presente año– promoverá la competitividad de las exportaciones brasileñas. Pero también contribuirá a encarecer las importaciones. El tipo de cambio alcanzó el nivel más elevado de la última década.

Se acabó la era de los commodities. En ese marco muchas naciones exportadoras de materias primas están devaluando sus monedas para intentar adaptarse al nuevo orden. Tal es el caso de Brasil.

 

La mala noticia es que algunos productos agropecuarios argentinos, al ser extremadamente dependientes del mercado brasileño, podrían experimentar una menor demanda externa ante la pérdida del poder de compra presente en el principal socio del Mercosur.

El caso más grave es el de las cebollas: en el año 2014 el 90% de las ventas externas de esa hortaliza se colocaron en Brasil. La zona más comprometida –de donde proviene la mayor parte de la producción argentina de cebolla– es el extremo sur de la provincia de Buenos Aires.

Otros productos con un alto grado de exposición en el mercado brasileño son las pasas de uva (88% de las toneladas exportadas en 2014 se destinaron a ese mercado), ajos (73%) y ciruelas secas (53%). Se trata de alimentos producidos fundamentalmente en la zona de Cuyo.

Las arvejas –producidas mayormente en las zonas norte y sudeste de Buenos Aires– es otro de los rubros que podría resultar perjudicado: un 45% del volumen exportado se destinó el año pasado a Brasil. Una situación similar presenta el poroto Alubia procedente del NOA.

Dos de las producciones clave del Alto Valle del Río Negro también pasan a ingresar en zona de riesgo: un tercio de las colocaciones de peras y manzanas tienen como destino el vecino país (en el caso de las peras el problema es grave porque los embarques de esa fruta venían ya golpeadísimas por la crisis rusa).

La depreciación del peso argentino no alcanza a compensar –ni por lejos– la inflación interna de costos. Eso sucede porque las autoridades económicas mantienen retrasado el tipo de cambio con la intención de evitar una estampida de la inflación minorista (que según el no-intervenidoIPC San Luis fue en el último año del 39,1%)

En el último año el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) del Indec registró un incrementó del 28% versus una depreciación nominal del peso del 11%.



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