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MUNDO

16 de octubre de 2020

Wall Street Journal critica duramente al Gobierno argentino

Al dejar que la moneda encuentre su precio de mercado alimenta la inflación.

The Wall Street Journal advierte la complicada situación económica del país por la pandemia de coronavirus y cuestiona la capacidad de gestión del presidente Alberto Fernández para manejar una crisis sin precedentes.

El Gobierno argentino vuelve a estar en la mira de la prensa internacional con una severísima crítica del prestigioso medio financiero estadounidense The Wall Street Journal, el cual advierte en un artículo la complicada situación económica del país por la pandemia de coronavirus y cuestiona la capacidad de gestión del presidente Alberto Fernández para manejar una crisis sin precedentes y bajo la sombra de su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Argentina, que se está quedando sin dólares, se enfrenta a nuevas turbulencias económicas” es el título de la nota firmada por Santiago Pérez (en colaboración con Silvina Frydlewsky) donde se mencionaron las poco exitosas medidas para frenar la suba del dólar y la consecuente baja de las reservas del Banco Central, producto de la desconfianza creciente de la sociedad y del mercado hacia el Ejecutivo nacional.

Luego de citar el caso de una conocida empresa de neumáticos que debió frenar su producción por las trabas a las importaciones, el artículo periodístico señala que “detrás de la escasez de dólares hay una creciente crisis de confianza que ahora amenaza con acabar con las menguantes reservas extranjeras de Argentina, poniendo a prueba la capacidad de un gobierno nacionalista para evitar otra crisis económica y financiera en la tercera economía más grande de América Latina”.

Subsiguientemente, citó las palabras de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien en una de sus conferencias de prensa de esta semana sostuvo que “Argentina enfrenta desafíos muy dramáticos. El país se encuentra en una profunda recesión, las condiciones sociales están empeorando y los desequilibrios económicos están creciendo”.

“Los argentinos nerviosos, que han sufrido repetidas explosiones financieras en el pasado, han estado comprando dólares o retirándolos de cuentas bancarias. Desde mediados de agosto, las reservas líquidas del país, dólares que tiene en efectivo o casi en efectivo, han caído a alrededor de USD 1,6 mil millones desde $ 6 mil millones, según economistas que monitorean el Banco central de Argentina”, explicó el artículo traducido por el portal Infobae.

A su vez, Pérez escribió que el otro síntoma del “estrés financiero es la brecha creciente entre el valor oficial del peso, alrededor de 82 por dólar, y lo que pagan los argentinos en ‘cuevas’, como se conoce en Argentina a las casas de cambio del mercado negro”, que ya superó la barrera de los 170 pesos en el día de hoy, más del doble de lo que costaba hace un año.

En este sentido, el WSJ cita en forma anónima al gerente de una sucursal de un banco minorista líder en la ciudad de Buenos Aires, que “ahora aconseja a sus clientes de confianza que retiren dólares de sus cuentas”, dado que “en este país no tenemos un buen historial que nos permita sentirnos seguros para ahorrar en dólares y dejar ese dinero en el banco”, siendo que esa situación ya “pasó antes, (cuando) el gobierno podía publicar un decreto convirtiendo esos dólares en pesos”.

En este contexto, “la creciente demanda de dólares podría obligar al gobierno a permitir una abrupta devaluación del tipo de cambio oficial que se utiliza, entre otras cosas, para importar bienes, a pesar de que el presidente Fernández ha prometido que eso no sucederá”. Sin embargo, añadió, “dejar que la moneda encuentre su precio de mercado alimenta la inflación, que está en 37%, incluso cuando se espera que la economía del país se contraiga más del 12% este año. Una mayor agitación podría prolongar la contracción económica hasta 2021”.

A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países, que afrontaron sus necesidades de financiamiento durante la pandemia de coronavirus con endeudamiento en el mercado, “el gobierno argentino está recurriendo a la emisión de grandes cantidades de dinero para impulsar el gasto público, impulsando la inflación. La oferta monetaria casi se ha duplicado este año, haciendo que el peso argentino no tenga valor porque la economía está inundada de pesos, dicen los economistas”.

Entre otras medidas, el diario recordó la retención del 35% en Ganancias para la compra del “dólar solidario” y otros límites para estas extracciones, así como también el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, “paralizando a las empresas que enfrentan costos crecientes debido a la inflación galopante. Y ha restringido las importaciones”. Sin embargo, aclaró, “muchos sienten que las medidas son insuficientes” e indicó que el exitoso canje de la deuda con los bonistas “hizo poco para aliviar la escasez de dólares”.

De todas formas, el WSJ también vincula la actual crisis económica de la Argentina con la gestión política del presidente Fernández y el Frente de Todos: “Parte del problema está relacionado con las limitaciones ideológicas del movimiento peronista nacionalista, que tiende a erigir barreras proteccionistas y a centrarse en los mercados de divisas en lugar de abordar problemas económicos más amplios generados por el aumento del gasto y la impresión de dinero, dicen los analistas”.

“Los crecientes problemas económicos y el aumento de los casos de coronavirus, a pesar de uno de los bloqueos más prolongados del mundo, han erosionado el apoyo popular a Fernández, cuyos índices de aprobación han caído de más del 80% en abril al 43% en la última encuesta de la encuestadora Poliarquía. Fue la primera encuesta en la que la desaprobación del presidente, con un 47%, fue más alta que sus números de aprobación”, advirtió.

Al mismo tiempo, el artículo resaltó que “a medida que el presidente se debilita, algunos analistas dicen que se acumula más poder en la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta y primera dama que es vista como una populista más izquierdista y conflictiva que su jefe, quien se postuló como constructora de consenso”.

“La pareja comparte apellido, pero no relación familiar. Pero una broma que circula en Argentina refleja la creciente influencia del vicepresidente: llama al presidente Alberto Fernández de Kirchner”, afirmó.



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