Luego de confirmarse que su segundo hisopado por coronavirus dio negativo, y ser autorizado para dejar atrás el aislamiento, el presidente Alberto Fernández partió este jueves rumbo a Uruguay, donde se reunió con su par de ese pais Luis Lacalle Pou.

Con escribano mediante, Fernández dejó a cargo de la presidencia a su vice, Cristina Kirchner, y partió hacia la Estancia Anchorena, acompañado solamente por su vocero, Juan Pablo Biondi. Y allí lo esperaban el canciller oriental Francisco Bustillo y el embajador argentino Alberto Iribarne, en una partida secreta en la que quedaron boquiabiertos y sin información el canciller Felipe Solá, y los voceros de la embajada en Montevideo.

Frente al río, bajo un árbol de los que rodea a la aristocrática estancia Anchorena, en Colonia, sede residencial de la presidencia uruguaya, los dos mandatarios comieron un suculento asado, que preparó el propio Lacalle Pou, tan sólo con un asistente. Este se prolongó durante más de dos horas. Y fue una invitación que varias veces había hecho el uruguayo, y que el argentino dilataba, lo que generó un grado importante de ofensa por la parte oriental.

El encuentro fue con agenda abierta, e informal, y buscaron limar asperezas con un banquete, desentendidos en la relación. La última vez que se habían visto fue cuando vino Lacalle Pou a la asunción de Alberto Fernández el 10 diciembre. Pero el argentino no fue a la del líder del Partido Blanco, el 1 de marzo argumentando que se le superponía con su discurso en el Congreso de la Nación. Pero en Montevideo quedaron ofendidos al verlo por la tarde en un partido de fútbol.

"Fue una muy buena reunión. Pudimos hablar distendidos sobre los problemas de la región en general y de Argentina y Uruguay en particular. Los dos sentimos que debemos hacer mucho más profundo el vínculo y la relación de nuestros pueblos", dijo mientras volvía a la argentina Fernández, para tomarle juramente a Jorge Ferraresi como nuevo ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat. "Creemos que hay que trabajar juntos para que la región vuelva a unirse respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuerte en un mundo que se globaliza. Estamos convencidos de que juntos podemos aportar mucho a este objetivo", agregó el mandatario. 

El cambio de gobierno en los Estados Unidos tras el triunfo de Joe Biden, la llegada del boliviano Luis Arce al poder, y la inminente presidencia del Mercosur por parte de Argentina aceleraron los tiempos. En el asado, los presidentes acordaron buscar un espacio de consenso regional que se ha visto sacudido por las diferencias ideológicas. Alberto Fernandez está en la otra vereda de Brasil, Paraguay y Uruguay respecto a la posición sobre el régimen de Nicolás Maduro, sobre cómo hacer que el Mercosur firme acuerdos de libre comercio. Y también votó se opuso a la elección del cubano americano Mauricio Claver Carone en la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo.

Los uruguayos desde Montevideo, señalaron que para Lacalle Pou es de crucial importancia el desarrollo de una hidrovía con la que se potencie la navegabilidad del rio Uruguay.

En la Argentina hubo en los últimos días preocupación y molestia porque el gobierno uruguayo estaba desincentivando el viaje de sus ciudadanos para hacer turismo en este país. Por cierto, el ministro de Turismo Matías Lammens tiene armado todo un esquema para el regreso del turismo regional, que encuentra reticencia en el gobierno uruguayo. Al mismo tiempo también hay preocupación por el éxodo fiscal masivo de ciudadanos argentinos que escapan de la presión tributaria aquí.