La principal incógnita ya fue despejada. El radicalismo irá a las PASO del 9 de agosto con el PRO de Mauricio Macri y la Coalición Cívica, en una alianza que podría llamarse Juntos por la Argentina. El acuerdo, aprobado en la madrugada del domingo en la maratónica Convención Nacional de la UCR en Gualeguaychú, persigue en su esencia un fin electoral destinado a evitar la fragmentación opositora e impedir que siga gobernando el país el peronismo en cualquiera de sus variantes. La intención del centenario partido es mantener su estructura en el Congreso, ganar al menos ocho gobernaciones y volver a soñar con las mieles del poder. Por su parte, Macri –el candidato que más ha crecido en los últimos tres meses en las encuestas– busca potenciar sus chances de llegar a la Casa Rosada con el apoyo de la amplia estructura territorial de la UCR. 

Es por eso que la discusión entre ambas fuerzas se centrará ahora en la materialización de ese acuerdo, que contempla listas legislativas unificadas, cargos radicales en un futuro gabinete macrista, el cierre de nuevos acuerdos provinciales y la firma de un compromiso programático básico entre ambas fuerzas.
Los encargados de las negociaciones serán los mismos que trabajaron en los días previos a la cumbre radical.

El PRO mantiene a su coordinador político, Emilio Monzó y al titular del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio. Por el lado del radicalismo, seguirán Federico Storani, Walter Ceballos y Facundo Suárez Lastra.
Ya es un hecho que habrá listas de legisladores unificadas, integradas por las tres fuerzas. Es por eso que la primaria de agosto entre Sanz, Macri y Elisa Carrió para definir al candidato presidencial del espacio, será, en rigor, testimonial porque los tres llevarán la misma boleta nacional. Este punto es clave para la supervivencia de la UCR en el Congreso porque Macri lleva una ventaja en las encuestas que va de los 25 a los 30 puntos, irremontable para Sanz y Carrió, que no superan el 5% de los votos. Sólo en los distritos en los que sea imposible un acuerdo, se competirá con listas distintas..
 

En cambio, existe en el radicalismo una discusión sobre la conveniencia de integrar un futuro gobierno macrista, de llegar a la Casa Rosada en diciembre. Hay quienes creen que la UCR debería quedarse con la jefatura de Gabinete y al menos tres ministerios. Otros, temen que las diferencias ideológicas genere cortocircuitos insuperables. Es por eso que los hombres de Sanz pretenden que Macri firme una propuesta programática que constituya el núcleo básico con el que deben coincidir ambas fuerzas. Además de la defensa de las instituciones, en el borrador figura el compromiso por el manejo estatal de hidrocarburos y las jubilaciones, así como la continuidad de la Asignación Universal por Hijos.
 

Los otros interrogantes pasan por el futuro de los radicales heridos, aquellos que rechazaban la alianza con el PRO, como Julio Cobos, Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín. Los tres han remarcado que acatarán la decisión de la Convención. Incluso no se descarta que Cobos –quien declinó su postulación presidencial– pudiera encabezar la lista de senadores y reemplazar la banca por Mendoza que dejará Sanz.
 

Con Alfonsín también comenzará una negociación por el acuerdo en la provincia de Buenos Aires. Se trata de un distrito clave para los comicios de octubre. Ni el radicalismo ni el PRO tienen allí un postulante a gobernador posicionado.
 

El futuro de Morales, en tanto, es incierto. El senador jujeño proponía una alianza amplia con Sergio Massa que no complique el acuerdo cerrado con el tigrense en su provincia. Sin dudas, el líder del Frente Renovador fue el gran perjudicado por la decisión radical. Y si bien la Convención votó un artículo que habilita a las provincias que votan junto a la presidencial (Jujuy, Formosa, La Rioja, Catamarca y Santa Cruz) la posibilidad de que los candidatos radicales lleven tanto la boleta de Macri como la de Massa para no hacer caer sus acuerdo locales, habrá que ver si lo acepta el PRO que, envalentonado, pretende ir por todo.

Fuente:Agencias Buenos Aires