Más allá de las dramáticas consecuencias que podría tener para su reputación, la empresa aérea alemana deberá también defenderse de las acusaciones de negligencia.

Esa tarea se anuncia extremadamente difícil, si las investigaciones en curso prueban que el copiloto Andreas Lubitz estrelló deliberadamente el avión contra el macizo montañoso de Trois Evêques, a más de 700 kilómetros por hora.

El fiscal de la ciudad francesa de Marsella, Brice Robin, que dirige la investigación, afirmó el jueves pasado que las evidencias preliminares obtenidas en las grabaciones de una de las cajas negras del Airbus indican que Andreas Lubitz se encerró en la cabina de pilotaje y reprogramó el piloto automático para colocar la nave en trayectoria de crash.

"En ese caso, la empresa deberá asumir indemnizaciones casi ilimitadas", afirma Marco Abate, un abogado alemán especializado en aviación.

"Lufthansa ha respetado escrupulosamente todos los controles y las reglamentaciones exigidos por la ley", afirmó la empresa en un comunicado, apenas comenzaron a trascender elementos de la vida privada del copiloto, aparentemente víctima de depresiones graves a partir de 2008. En aquel momento, Lubitz tuvo que abandonar durante 18 meses la formación que seguía en la escuela de pilotaje de Lufthansa.

La Convención de Montreal del 28 de mayo de 1999 estipula que una compañía aérea no puede sustraerse a su responsabilidad por la muerte de un pasajero, pero limita la suma a 113.100 derechos especiales de giro, una "moneda" de reserva y cálculo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta semana, esa cifra equivalía a unos 145.000 euros por pasajero. Es decir, 22.700 millones de dólares para los 144 pasajeros y los otros cinco tripulantes que viajaban en el Airbus 320 de Germanwings

En ese marco, Germanwings anunció anteayer el desembolso de 50.000 euros por pasajero para que las familias puedan hacer frente a los gastos más inmediatos. Esta primera ayuda, independiente de las indemnizaciones que serán abonadas después, según lo estipula la reglamentación internacional, no tendrá que ser reembolsada, afirmó la compañía.

Para los expertos, si las familias de las víctimas consiguen probar que la compañía sabía que Andreas Lubitz podía representar un riesgo para la seguridad de sus vuelos, la factura final podría terminar siendo mucho más elevada para la empresa aérea alemana. En realidad, para sus aseguradoras, pues serán Allianz y otras compañías las que deberán pagar esas compensaciones.

Esa suma también dependerá de la interpretación que haga la justicia de los daños y perjuicios sufridos por cada familia. Y, sobre todo, del sitio donde se presente la demanda: en Francia porque el avión se estrelló en su territorio o en Alemania porque la mayoría de los pasajeros eran de esa nacionalidad o incluso en España.

En algunos casos, el tribunal aplica un menor valor a una víctima sin trabajo o dependiente. Y en muchos países europeos tampoco hay compensación por sufrimiento emocional.

"En resumen, daños y perjuicios son muy inferiores en Europa que en Estados Unidos", señala el abogado holandés Sander de Lang.

Con 72 muertos, los alemanes son el mayor grupo de víctimas de la tragedia. Sus familias, sin embargo, podrían recibir las indemnizaciones menos importantes. El sistema legal alemán desalienta el litigio y preconiza una actitud muy mesurada cuando se trata de darle un valor preciso a la pérdida de una vida, dicen los expertos.

"Las leyes alemanas son extremadamente pobres en compensaciones, especialmente cuando el desaparecido era soltero y sin ingresos", afirma James Healy-Pratt, abogado especialista en aviación de la firma Stewarts Law LLP.

Esto tendrá grandes consecuencias para las familias de los estudiantes alemanes que murieron en la tragedia. En condiciones normales, apenas podrán recibir unos 90.000 euros cada uno. Por el contrario, los deudos de un hombre, único sostén familiar, con un buen salario y muchos dependientes podría recibir hasta 900.000 euros.

Según Healy-Pratt, las familias de las tres víctimas británicas podrían recibir una compensación de entre 90.000 y 1.800.000 euros. Pero serán los estadounidenses quienes percibirán las indemnizaciones más importantes.

Se calcula que, en el pasado, las sumas recibidas por víctimas 

norteamericanas en tragedias aéreas oscilaban en un promedio de unos cuatro millones de euros por persona. Las compañías aseguradoras tienden a ofrecer mayores compensaciones, para evitar el riesgo de costosos juicios en Estados Unidos.

Pero esas cifras podrían dispararse rápidamente si las autoridades francesas decidieran enjuiciar a Lufthansa en el fuero penal. En ese caso, si la empresa fuese declarada culpable, se abriría la puerta para que las familias recibieran compensaciones adicionales.

Para la mayoría de los especialistas consultados, es probable que Lufthansa decida hacer acuerdos privados con cada familia para evitar dramáticos juicios penales que podrían dañar todavía más su imagen corporativa.

EL RELATO DE LA EX NOVIA DEL COPILOTO

Según la ex novia de Andreas Lubitz, el copiloto del vuelo de Germanwings le dijo que un día "haría algo que cambiaría todo el sistema" y que "todo el mundo conocería su nombre", reveló ayer el diario alemán Bild.
La ex novia es identificada como María W., una azafata de 26 años y señaló que la relación acabó por la irritabilidad de Andreas: "cada vez era más evidente que tenía un problema (...). Por las noches se despertaba y gritaba «nos caemos»".
El diario The New York Times informó ayer que Lubitz afrontaba un tratamiento porque tenía un problema en los ojos que amenazaba con poner fin a su carrera como piloto. Según el periódico, que cita a dos fuentes cercanas a la investigación, el copiloto buscó ayuda médica para su problema ocular, pero no informó de ello a la aerolínea.

Fuente:DyN