CULTO
15 de septiembre de 2022
Misa estacional del Triduo del Milagro
El monseñor César Fernández, obispo de Jujuy, durante la homilía expresó: “En estos días como siempre ha sido el paso de tantos peregrinos en testimonio de nuestra devoción al Señor y la Virgen del Milagro.
Así lo expresó el obispo de Jujuy, monseñor César Fernández, quien estuvo a cargo de la homilía en la última misa estacional del Triduo del Milagro.
Durante la última misa estacional del Triduo del Milagro celebrada la Catedral Basílica, el obispo de Jujuy, monseñor César Fernández, a cargo de la homilía expresó: “En estos días como siempre ha sido el paso de tantos peregrinos que vienen por la zona de nuestro ramal jujeño bajando estos días de fiesta y también el testimonio de nuestra devoción al Señor y la Virgen del Milagro. No solo en la parroquia que tenemos en Libertador General San Martín sino en varias capillas que la fe del pueblo jujeño ha levantado al Señor y la Virgen del Milagro que en estos días lo celebra con particular gozo”.
Añadió que una vez mas el pueblo de Salta reconoce y agradece el amor de su Señor y manifiesta su compromiso de corresponder a este amor renovando el pacto de fidelidad.
“Nuestra patria argentina es una patria de bautizados, una patria de hijos de Dios en su gran mayoría por el bautismo, una patria de hermanos. Los males que nos afligen, los dolores que sufrimos, las miserias que padecemos las debemos remediar con nuestro amor cristiano, con nuestro compromiso por la verdad, la justicia, el bien, el prójimo, los mas necesitados”, sostuvo. Y agregó: “Hoy nuevamente podemos todos nosotros renacer de este amor y devolverle el mismo amor al Señor porque amor con amor se paga”.
“Besar la cruz”
Manifestó que “nuestro pueblo sencillo que camina cada año, varios días y semanas para hallarse a los pies del Señor solo guarda un anhelo y un deseo. Lo hemos contemplado en la previa de estos días. Ese pueblo humilde que camina solo quiere estar a los pies del señor, adorar la cruz, besar la cruz del Señor, un anhelo y un deseo que quizá para algunos resulte incomprensible pero se trata de un gesto excepcional porque besando la cruz se besan todas las heridas del mundo, de la humanidad, las recibidas y las inferidas a otros, las que nos han hecho a nosotros y las que nosotros hemos hecho a nuestro prójimo”.
“Vivamos entonces hermanos este día de homenaje al Señor crucificado del Milagro como un día de adoración, como un profundo encuentro de amor, amor que nuevamente esta tarde tomará la seriedad de un renovado pacto de fidelidad. Siempre será nuestro que seamos siempre suyos, que su cruz se levante siempre sobre nuestra vida para recordarnos este amor y que en el beso de amor que expresan los pies cansados y los corazones rebosantes de felicidad estos días se abracen y se besen para siempre nuestra miseria y su misericordia”, finalizó.
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