Casi dos meses después del terremoto de Gualeguaychú, algo de quietud empieza a asomar, tímida, en las costas de la UCR.

La pax es sólo visible por ahora en el norte del país, donde los radicales que aspiran a desbancar al kirchnerismo en sus provincias empezaron a adaptar los armados electorales en sus distritos y su discurso a la decisión del partido de aliarse con Mauricio Macri.

Picaron en punta el jujeño Gerardo Morales y el tucumano José Cano, principales espadas de la postura de sumar a  Sergio Massa al acuerdo electoral y férreos detractores del pacto con Pro. El alineamiento con el veredicto de Gualeguaychú llegó después de arduas negociaciones en torno de los candidatos a gobernador que agitó Macri y el armado de las listas legislativas.

El jefe de la UCR y precandidato a presidente, Ernesto Sanz, intervino directamente para persuadir a Macri de que bajara a sus candidatos. En Tucumán, el jefe de Pro llegó a presentar al ex presidente de la Sociedad Rural local, Manuel Avellaneda. En Jujuy amenazó con lanzar al empresario José Balut. Finalmente, desistió de ambas postulaciones.

Con ese terreno allanado, Morales y Cano se concentraron en las listas legislativas. El jujeño acordó que Macri y Massa tendrían una lista cada uno, que la UCR, el socialismo y GEN armarán una tercera y que las tres competirán en las PASO. Cano negocia una lista única.

"Massa entiende que necesitamos los votos de Pro y sabe que no tiene con qué presionar. Macri entendió el juego. Está escuchando más a Monzó", analizó ante LA NACION un radical que sigue muy de cerca los armados en el Norte. Emilio Monzó fue designado por Macri para anudar los pactos con los radicales en todo el país.

Otro dirigente radical asoció el reordenamiento de la tropa con otros dos movimientos paralelos. El primero, vinculado con Macri y sus triunfos en Santa Fe, en las PASO porteñas y, como socio menor, en Mendoza. "Por primera vez, Macri sintió que puede ser presidente. Razonó que no puede andar metiendo ruido en los distritos más chicos", graficó. El segundo, con Massa y su posicionamiento. "A Massa le conviene alimentar el perfil de peronista moderno que acompaña procesos de cambio", concluyó.

Ni Morales ni Cano pueden prescindir de los votos peronistas que les aporta la alianza con Massa. El senador jujeño enfrenta al actual gobernador, Eduardo Fellner, y a la ultrakirchnerista líder de Tupac Amaru, Milagro Sala. El diputado tucumano, al eterno José Alperovich.

En Formosa, Luis Naidenoff fue de los primeros radicales en mostrarse con Massa. Aunque el peso de Pro en la provincia es menor, también despotricó contra Macri antes y después de la convención radical, pero ahora planea recibirlo en Formosa en las próximas semanas. Sin embargo, el acuerdo con Massa está garantizado. Naidenoff tiene decidido que su compañero de fórmula sea del Frente Renovador o del peronismo provincial afín al tigrense.

A la misma receta de equilibrio recurrieron Morales y Cano, que se guardan los nombres, pero tendrán vices massistas. El primero en consumar la combinación fue Julio Martínez, el candidato a gobernador de La Rioja, que compartirá fórmula con Ismael Bordagaray, intendente de Famatina y hombre del FR local.

Otro que tras defenestrar a Macri prometió apoyarlo es Julio Cobos. Su posible candidatura a senador por Mendoza gana consenso entre los más orgánicos, incluido el propio Sanz, su histórico rival.

La vuelta al cauce sumará imágenes en los próximos días. Morales coronará su realineamiento el miércoles, cuando reciba en Jujuy a Macri y a Sanz. Además, igual que Cobos, ya avisó que en octubre votará a Macri si, como todo indica, el radical se queda en el camino.

Otra muestra de disciplina se dio antes del lanzamiento de Massa en Vélez. Todos los radicales que participaron del video de buenos augurios para el tigrense hablaron antes con Sanz para avisarle. Sanz los dejó hacer. Al menos por ahora, las lealtades de sus correligionarios están donde necesita que estén.

Fuente:Agencias Buenos Aires