El camino que eligió Daniel Scioli para conseguir el apoyo del kirchnerismo en las próximas elecciones presidenciales se convierte en algo difícil de soportar. En el Frente para la Victoria asumen que el gobernador es el candidato oficialista con mayor caudal electoral, pero están decididos a sojuzgarlo hasta el final y sin contemplaciones.

Ya no sólo se habla de que el armado de las listas y la elección del vicepresidente será potestad exclusiva de Cristina Kirchner. La novedad es que el mandatario bonaerense es sometido desde hace un tiempo a un cepo mediático ordenado por la jefa de Estado, que incluye una lista de 30 temas que no puede criticar.

Según fuentes reservadas se reveló la existencia de un PDF -elaborado en las entrañas del oficialismo- que incluye una serie de limitaciones discursivas que el sciolismo se encargó de reenviar por mail a sus principales dirigentes.

La lista incluye restricciones concretas que Scioli y sus delfines políticos deben respetar al momento de hablar sobre asuntos sensibles como el dólar, la inflación, el déficit fiscal, el fracaso del Cedín y el derrumbe de numerosos indicadores económicos.

La libertad discursiva del sciolismo se limita a la "autonomía" que tienen sus dirigentes para elogiar la Asignación Universal por Hijo (AUH), la entrega de computadores en el marco del plan "Conectar Igualdad" y los denominados "Precios cuidados".

En este tramo de la campaña, el gobernador bonaerense y su entorno se rigen bajo otra directiva -en este caso autoimpuesta- que indica "no irritar a Cristina Kirchner"; el objetivo claro es no tirar por la borda todo el esfuerzo que Scioli realiza para conseguir el aval electoral de la Presidente.

Ya hubo varias ocasiones en que los encargados de la comunicación sciolista tuvieron que salir a apagar el incendio que provocaron las declaraciones de algunos de los referentes de su espacio. A mediados de abril, Miguel Bein (referente económico del equipo de Scioli) generó un enorme revuelo al deslizar que él "suspendería la venta del dólar ahorro". Esto provocó la reacción del kirchnerismo, que se expresó a través del titular del banco Central, Alejandro Vanoli y motivó un regaño oficial.

Una corrida similar se repitió días después, cuando Gustavo Marangoni, se animó a hablar deuna futura "eliminación gradual" del cepo y de "revisión de las escalas de Ganancias". Desde entonces las apariciones mediáticas del presidente del Banco Provincia se redujeron drásticamente.

El control llega al punto que el ministro de Economía, Axel Kicillof, le hizo llegar a Scioli copias impresas con frases inconvenientes (marcadas con resaltador) que el gobernador pronunció en algún discurso. Está claro que cualquier declaración fuera del libreto kirchnerista genera temblores en la estructura del hombre que resiste con tal de suceder a Cristina Kirchner en la Casa Rosada.

Fuentes:Agencias Buenos AIres