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CULTO

31 de mayo de 2015

Peregrinos salteños caminan a Sumalao

La procesión de fieles peregrinos ya van camino a a La Merced, partiendo desde la Ciudad de Salta, de la Parroquia Santa Teresa de Jesús con cientos de peregrinos con destino al templo del Cristo de Sumalao.

La advocación Señor de Sumalao que se festeja el 7º domingo de Pascua, es venerada en la localidad de La Merced, departamento Cerrillos, provincia de Salta, norte de la República Argentina.

El Cristo moreno es una pintura cuzqueña al óleo de principios del Siglo XVII que estaba destinada a la provincia de San Juan, la que, mientras era trasladaba, por la actitud de la mula que la llevaba y el regreso reiterado del animal al mismo lugar, la dejaron finalmente en Sumalao. Esta circunstancia se tomó como un indicio de la voluntad divina de quedarse allí.

Una de las historias que intentan explicar el evento cuenta que a comienzos del siglo XVII, Don Gabriel de Torres y Gaete, volviendo del Alto Perú, traía entre sus equipajes una copia del Señor de Vilque para su hacienda de El Pucará. Cuando atravesaba el paraje denominado “Sumalao”,la mula que traía el bulto se desprendió de la tropa y fue encontrada en el mismo lugar anterior. Los arrieros azotaron la mula para que siguiera, pero fueron en vano sus esfuerzos. Ante la situación, y como ferviente creyente, Don Gabriel de Torres interpretó que la imagen quería quedarse en aquel lugar. Se ordenó entonces que se descargara el cuadro y se lo dejara bajo un algarrobo al cuidado y culto de los lugareños.

Otra historia cuenta que a mediados del siglo XVIII, el rey de España Carlos V, durante la colonización envió hacia América tres óleos de Cristo. Uno quedó en Cuzco -Perú- donde se lo venera con el nombre de Señor de los Temblores.  El segundo está en Tacna -Perú-, y el tercero era para la provincia de San Juan -Argentina-. Cuando el Cristo “sanjuanino” salió del Cuzco, la caravana tuvo dificultades en Puno. Como no pudieron continuar, los viajantes dejaron el cuadro en la Parroquia de Vilque. Para cumplir con el mandato del rey, un anónimo artista cuzqueño hizo una réplica exacta del Cristo y el cuadro fue enviado hacia el sur a lomo de mula.

Por entonces, Sumalao era un paso obligado hacia el Virreinato del Río de la Plata, y lugar donde se cambiaban las mulas y realizaban ferias de trueques. En su época, la "Feria de Sumalao" fue considerada como la feria de mulas más grande del mundo.

Sumalao es un paraje escondido, casi arrinconado junto al ángulo sudoriental del Valle de Lerma, cercano a la turbulenta confluencia del tranquilo río Arias con el impetuoso río Rosario.

Anualmente para la fecha, desde finales del siglo XVIII, misachicos y peregrinos convergen, desde distintos puntos, al santuario. Esta tradición constituye una de las manifestaciones populares de fe más importantes y antiguas de todo el norte argentino.

Inclusive varios de nuestros héroes de la Independencia rezaron allí previamente a las batallas y donde hacendados de la época virrenal como Juan de Lezica y TorrezuriFrancisco Candioti, Luis Pessoa y Figueroa, Juan Gregorio Bazán de Pedraza y José María Valdez hicieron grandes fortunas.

El santuario, ubicado a 40 km al sur de la Ciudad de Salta y a 36 km de La Merced, se encuentra construido cerca del algarrobo que generó el culto. Este no se encuentra en una ciudad ni pueblo sino en un lugar aislado de toda otra edificación, siendo sólo un paraje casi despoblado y solitario.

Cercano al templo, nace una vertiente de aguas cristalinas donde los creyentes beben y se mojan en sus aguas porque, según la creencia, ese domingo es bendita y milagrosa, y el Cristo concede gracias a través de ella, curando enfermedades. Milagrosas curaciones extendieron su devoción a todo el Noroeste Argentino.

Sumalao, que en quechua significa "lugar hermoso" es hoy la más importante, más típica y más auténtica de las romerías salteñas, con artesanos llegados de diferentes lugares, donde en sus callejones de tierras se ordenan humeantes y olorosas fondas de comidas que jamás cierran, y en donde nunca se apaga la leña que calienta panzonas ollas de hierro.8 Estos improvisados puestos, ofrecen la más variadas comidas y bebidas típicas de la región que pueden degustarse en el lugar mientras dura la Fiesta.

Mucho antes de que la terca mula que transportaba la pintura decidiera no moverse del lugar, se celebraban en Sumalao las famosas y una de las más grandes ferias de mulas de la América española; restos arqueológicos señalan que el sitio fue muy poblado en épocas anteriores.

En 1984 dos investigadores determinaron que Felipe de Rivera es el autor del óleo en tela, que posee un tamaño de1,8 mt de altura por 1 mt de ancho. La obra, que pudo ser pintada hacia 1764,10 reproduce la imagen del Cristo venerado en las ferias peruanas de Vilque.

El Oleo de Jesús, flanqueado por la Virgen de los Dolores y el Apóstol San Juan Evangelista, fue realizada en el siglo XVII en la provincia de Puno, Perú, muy cerca del lago Titicaca.

Con el tiempo, la imagen sufrió dos principios de incendio hace varios años. Los fieles solían prender las velas de sus promesas y las colocaban al pie de Oleo. es por ello que presenta quemaduras y está oscuro por el calor de las velas al que se lo sometía. Se intentó restaurarlo pero la gente no permitió que el cuadro saliera de su lugar. Por esa razón, en la década pasada, se le puso vidrio, y un marco más grande de madera tallada.

Desde lejos, el reflejo del vidrio que cubre el óleo sólo permite ver las aplicaciones en plata que en el año 1912 fueron agregadas a la corona a la sigla INRI, al lazo que lleva el Cristo en su cintura, a los dos extremos horizontales de la Cruz, y a las coronas de la Virgen María y del apóstol San Juan Bautista.

Cuando los encomendados partieron hacia San Juan, uno de ellos tuvo que regresar porque la mula que llevaba el cuadro no estaba. Se la encontró en Sumalao, debajo de un algarrobo. Volvieron a recogerla y otra vez el animal se extravió y fue encontrado nuevamente en Sumalao, echado en el suelo bajo la sombra del mismo árbol y no se levantó hasta que no le sacaron el cuadro de su lomo.

Esto fue entendido e interpretado como una clara señal de que la imagen del Cristo quería quedarse en el sitio. Tan pronto como los fieles captaron tal deseo, erigieron una capilla al lado del algarrobo donde se echó la empecinada mula y así comenzó una leyenda que dura hasta nuestros días.

    



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