Sin embargo, muchos en Grecia se preguntaban si en los hechos no era una capitulación de Tsipras, sorprendidos por el contenido del plan, que incluye todas las medidas de ajuste exigidas antes por los acreedores. Tan fuerte era esa sensación que anoche el premier tuvo que salir en su propia defensa. "No he vendido a los griegos", dijo.

Hace una semana, Tsipras, de la izquierda radical, instó a los griegos a rechazar, en un referéndum, las duras medidas de austeridad exigidas por la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo. El 61,3% siguió su consejo y votó por el no. Pero ayer, Tsipras pidió al Parlamento autorización para negociar ese paquete de medidas, que es aún más riguroso que el que estuvo sobre la mesa antes del referéndum.

Ese programa prevé medidas ambiciosas, sobre todo, en materia fiscal. Las reformas del mercado de trabajo serán organizadas de acuerdo con los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aceptados por Atenas.

El aumento del IVA se aplicará a las sociedades (del 26 al 28%), las compañías marítimas y la industria del lujo. También habrá más privatizaciones. Y el gobierno recortará 100 millones de euros en gastos militares este año y 200 millones en 2016.

En total, las medidas anunciadas representan recortes de 13.000 millones de euros en tres años. Tsipras consiguió, sin embargo, mantener casi intactos los ingresos jubilatorios de los más frágiles.

En su presentación ante el Parlamento, el premier admitió que debió hacer concesiones ante los acreedores con el que país negocia desde hace años y que su plan "está lejos" de las promesas electorales de hace sólo una semana. "No quiero ocultar la verdad. El acuerdo que se debatirá en el Eurogrupo está lejos de nuestro programa", dijo. "No estoy dejando vendidos a los griegos. Nunca pedí el no para salir de Europa, sino para fortalecer nuestra capacidad negociadora", agregó.

Si bien nada es seguro aún, varios líderes europeos manifestaron su satisfacción con la oferta griega. "Se trata de un plan serio y creíble", declaró el presidente francés, François Hollande. "Todavía no se ha llegado a nada, pero hay que llegar", insistió.

Los mercados también reaccionaron con optimismo. Todas las bolsas europeas terminaron la jornada de ayer en sensible alza.

Pero ¿cuáles fueron las razones que llevaron al premier griego a claudicar ante sus acreedores? "Su principal objetivo fue evidentemente evitar la asfixia económica y financiera de su país y -sobre todo- obtener un plan de inversión europeo", señaló el analista griego Georges Sefertzis.

Grecia está aislada del resto del mundo en términos económicos. Las importaciones son imposibles, las exportaciones cada vez más difíciles y el sistema bancario está al borde del precipicio. Si la Comisión Europea (CE) acepta desbloquear rápidamente 35.000 millones de euros de fondos estructurales y agrícolas prometidos por su presidente para inversiones, "podría producirse un shock positivo en el país que compensaría los efectos de las medidas de austeridad", explicó Sefertzis.

"El segundo logro que Tsipras parece haber alcanzado con sus concesiones es la reestructuración de la deuda griega, que actualmente alcanza los 322.000 millones de euros", dijo, a su vez, el economista Philippe Dessertine.

El texto presentado por el primer ministro al Parlamento prevé la sostenibilidad de la deuda a partir de 2022. Punto central de las exigencias de Atenas, los acreedores europeos se negaron firmemente hasta ahora a evocar esa opción. Anteayer por fin el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, reconoció la necesidad de esa reestructuración, que no asumirá la forma de una quita, sino más bien de una prolongación de los plazos de reembolso y una reducción de intereses.

Pero nada de todo eso explica por qué Tsipras llamó a los griegos a votar en el referéndum del domingo pasado. La respuesta parece residir en el esfuerzo por obtener el mayor apoyo posible, no sólo de su propio partido, sino de todo el arco político griego. "Ese referéndum sólo buscaba fortalecer a Tsipras dentro del país", señaló el célebre escritor griego Petro Markaris.

"Contrariamente al autoritarismo imperante en América latina, donde las mayorías parlamentarias votan como un solo hombre las consignas del poder, los gobiernos europeos deben enfrentarse en forma constante con la democrática disensión de sus propios diputados. Y Grecia no es la excepción", explica, a su vez, Georges K. Philis, profesor en el American College of Greece en Atenas.

Su amplia victoria le permitió no sólo demoler a la oposición de derecha, sino también poner entre la espada y la pared a los diputados más recalcitrantes de su propio partido.

LA OFERTA GRIEGA VS. LA PROPUESTA DE LA TROIKA

Asistencia

Grecia solicita 53.000 millones de euros para cubrir sus obligaciones y acepta estar bajo tutela de la UE hasta 2018. La troika le ofrecía a Atenas 15.000 millones de euros

Presupuesto

Atenas acepta el objetivo de los acreedores del 3,5% de superávit primario en 2018, y aclara que las metas serán del 1%, 2% y 3% en 2015, 2016 y 2017, respectivamente

Reforma fiscal

El gobierno establece, como exigía la UE, un tipo ordinario para el IVA del 23%, aunque con uno reducido del 13% para comida, energía, hoteles y agua y otro del 6% para productos farmacéuticos, libros y teatro. Muy a pesar de Tsipras, el plan también elimina los beneficios fiscales en las islas, excepto en las más remotas. Si así no se logra la recaudación prevista, aumentará los impuestos sobre alquileres y sociedades. Además, quiere agregar medidas compensatorias para los más necesitados desde fines de 2016

Pensiones

Ante los pedidos de recortes pensiones, Grecia acepta elevar la edad de jubilación a los 67 años (aquellos con 40 de aportes podrán jubilarse a los 62) e incluso cede en la eliminación del complemento a pensiones bajas, aunque de forma gradual y desde marzo de 2016. Como pedían los acreedores, se elevan las contribuciones de los jubilados al sistema de salud del 4% al 6%

Gasto militar

La reducción del gasto militar es de 100 millones en 2015 y 200 millones en 2016, montos menores a los reclamados por Bruselas.