Viernes 27 de Diciembre de 2024

Hoy es Viernes 27 de Diciembre de 2024 y son las 06:45 -

13.5°

SALTA

ECONOMIA Y POLITICA

1 de agosto de 2015

Cómo sacar al dólar de la campaña

Las viejas recetas no surten efecto, el dólar no se calma y ya es un problema electoral grave para el Gobierno que dice no haber atraso cambiario, mientras las economías regionales están en terapia intensiva y los particulares baten récords de compra de dólar ahorro.

Lo que viene

Axel Kicillof sólo le faltó decir que había hablado con el corazón y le respondieron con el bolsillo, parafraseando la inolvidable expresión de Juan Carlos Pugliese que, en plena hiperinflación de 1989, se quejaba de la insensibilidad de los mercados.


Su apelación a que los empresarios y analistas "no hablen de atraso cambiario porque joden a la gente" supone una apuesta mucho más emotiva que racional, en un país donde los síntomas de problemas con el tipo de cambio ya son inocultables.
 

La crisis de las economías regionales, con su penosa saga de frutas pudriéndose en las rutas del sur y plantas avícolas suspendiendo personal, hablan con elocuencia de los costos que implica un dólar sostenido a bajo precio solamente con fines electorales.
 

Más allá de las quejas del ministro, lo cierto es que el tipo de cambio oficial está atrasado. 
De esto no sólo se percatan los productores, que encuentran crecientes dificultades para vender sus productos al exterior. 

 

También los particulares que, mes a mes, baten récord en las compras de dólar ahorro en el canal formal e impulsan, con su sostenida demanda, el precio del blue en el circuito informal. 
 

Un trabajo de Andrés Méndez, director de la consultora AMF, demuestra que -expresado en pesos de hoy- la cotización de la divisa estadounidense en las elecciones de 2007 (cuando se consagrara Cristina Kirchner) era de un altísimo $17,89.
 

En tanto, en 2011 -cuando la Presidenta fue reelecta por un abrumador 54% de los votos- la paridad real era de $11,60 a valores actuales. 
 

Es decir, ya un nivel notoriamente inferior, pero aún holgado en la comparación respecto al valor oficial de $9,18 que rige hoy día.
 

La situación empeora si, además de constatar la apreciación de la moneda argentina en los últimos años, se considera que el peso está yendo a contramano del resto de la región, donde la tónica es la devaluación.
 

Tanto Kicillof como el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, se sintieron en la obligación de salir a llevar calma a un mercado que se muestra inquieto a apenas una semana de las elecciones primarias.
 

"Nosotros vamos manteniendo la estabilidad cambiaria. No pasa nada en la Argentina que requiera de un cambio drástico cuando a nuestros vecinos les va mal", fue la explicación del ministro ante la inquietud respecto de si el fuerte debilitamiento que experimenta el real implica una presión adicional sobre el peso argentino.
 

Vanoli, en tanto, recordó que "el Banco Central tiene el nivel de reservas para afrontar todos los compromisos y posee todos los instrumentos de supervisión para acotar la volatilidad". 
El titular del BCRA remató con un mensaje de corte netamente político: "Garantizamos que los argentinos van a poder votar en paz".

 

Lo cierto es que, para preocupación de los funcionarios del área económica y del kirchnerismo en su totalidad, se está corporizando uno de los temores que se creían "exorcizados": que el dólar se erigiera en el gran protagonista de esta campaña.
 

No aclares que se pone verde
Lo cierto es que el mercado está mostrando sus serias dudas en materia cambiaria, que van a contramano de esa tranquilidad que el Gobierno intenta transmitir.

Hay una vieja premisa que señala que cuando un funcionario se ve en la necesidad de tener que salir a aclarar que todo está bajo control, es porque hay alguna debilidad en el plan. 

En el campo financiero, cuanto más alardea sobre la fortaleza de la moneda, más cerca se está de alguna corrección del tipo de cambio, ahora contenida por cuestiones electorales.

En este sentido, la verborragia de Kicillof no necesariamente juega a favor de los intereses del Gobierno. Por caso, sus últimas declaraciones dejaron otra frase que es toda una admisión de culpa.

"Cuando la gente se asusta, no invierte. Si era mentira eso por lo que se asustó, capaz que no invierte igual. Si piensa que va a haber devaluación, atraso cambiario o escucha que el dólar blue se fue, no invierte".

En definitiva, lo que se desprende de sus palabras es la aceptación de que la economía está más fría de lo que se esperaba y que las expectativas de particulares y empresas no dan grandes señales de un cambio favorable.

Todos los días aparece algún indicador que abona esa sensación. En las últimas horas, el propio Indec admitió la 23° caída mensual consecutiva de la producción.

Esto marca una abierta y marcada contradicción con el "relato" proindustrialista.

En tanto, el consumo sigue arrojando números tibios, con grandes sectores como el de automóviles y el mercado inmobiliario que no logran despegar.

Lo cierto es que lo que algunos denominaron "plan Kicillof" -consistente en combinar paz cambiaria con fogoneo del consumo (mediante subas nominales de ingresos y la expansión del gasto público)-, lejos está de mostrar resultados.

A esta altura, ya casi en agosto, todos los asalariados recibieron sus aumentos, ya la gran mayoría cobró su aguinaldo y los beneficiarios de los planes sociales están recibiendo mejoras.

Sin embargo, pese a todos los esfuerzos oficiales, el ansiado "boom consumista" no aparece. 

Más bien, casi el único rubro en el cual se aprecia un crecimiento explosivo es en el de la compra de billetes verdes, ya sea para el atesoramiento o para la adquisición de paquetes turísticos y pasajes aéreos.

El "dólar ahorro" sigue batiendo récords. Cuando aún faltan dos días hábiles para que termine julio ya se llevan vendidos u$s633 millones.

Esta cifra supera casi en un 25% a la de junio, que había sido el máximo histórico desde que se instaurara el cepo.

Esta marca la gran diferencia entre esta campaña electoral y la de 2011. 

¿Por qué? porque en aquel momento, los particulares también compraban dólares pero había un boom consumista y una economía que aún crecía a "tasas chinas".

También estaba la percepción de desajuste cambiario, que llevaba a los ahorristas a comprar a un ritmo de u$s3.000 millones por mes, mientras Cristina se consolidaba al frente de las encuestas.

Es decir, el proceso de dolarización se daba en un contexto distinto, en el de una economía en crecimiento y buen nivel de consumo.

Hoy, en cambio, la situación es diferente.

"Nadie quiere hablar mucho de temas económicos para no asustar. Pero el que venga va a tener que ajustar cosas", observa el ex ministro Jorge Remes Lenicov, en alusión a la liviandad del debate de este tipo de temas en la campaña.

Sin embargo, apunta que la población -al querer refugiarse en el dólar- ya está dando muestras de sus expectativas.

"El blue sube por la creencia de que el próximo Gobierno llevará adelante una devaluación", afirma Remes.

En tanto, un informe de la consultora Finsoport, dirigida por Jorge Todesca, advierte que los momentos de mayor tensión en el mercado cambiario están por venir.

En contradicción con la seguridad que muestra Vanoli sobre las reservas, el ex vice ministro de Economía señala que la situación del Banco Central luce comprometida.

"Las ventas de dólar ahorro y los compromisos de pago de la deuda, especialmente en octubre, con el Boden 2015, presionan sobre un stock de reservas lánguidamente alimentado (...) y muy dependiente de los acuerdos con el Banco de China", argumenta.

Pero el punto que señala como más preocupante es la adopción de una velocidad crucero del 36% en el aumento en la cantidad de pesos que circulan en la economía. 

"La combinación entre la creciente expansión monetaria y alguna merma en el stock de reservas preanuncia que la tensión en el mercado cambiario continuará", indica Todesca.

En su visión, resulta difícil imaginar que la brecha entre el blue y el oficial pueda bajar de su nivel actual.

La vieja receta no surte efecto 
Si hay un ámbito en el cual el nerviosismo del Gobierno se torna evidente es en su conducta ambigua respecto del dólar paralelo.

El discurso oficial es que se trata de un mercado insignificante, sin vínculos con el resto de la economía, y que las subas de precios pueden estar manipuladas por intenciones políticas.

La verdad es que, por tratarse de algo tan poco importante, el Gobierno le ha dedicado demasiados esfuerzos, dado que retomó los consabidos "aprietes" a los operadores de la city y persiste en querer bajar al blue controlando de cerca las operaciones del "conta con liqui".

Pero, además de las prácticas represivas, abrió la billetera para vender bonos de la cartera de la Anses. Hubo un día en el cual se gastó, en esa sola jornada, más de u$s300 millones.

Y, como medicina adicional, se instauró una nueva suba en las tasas de interés para los plazos fijos en pesos.


La medida, tiene como objeto que los ahorristas a quienes se les vencen sus colocaciones en pesos, mantengan el dinero en los bancos y no se pasen al dólar.
 

Por lo que se ha visto hasta ahora, la receta del Gobierno ha tenido una notable falta de éxito.
El blue no sólo no se domesticó, sino que se mantiene en la inquietante franja de los $15, pese a todo el dinero "derrochado" -vía venta de bonos de Anses- para calmar al "dólar liqui" e influir en el primero.

 

En tanto, la dolarización mediante la triangulación de bonos se mantuvo con un volumen relativamente normal, pese a la represión oficial.
 

Lo llamativo del caso es que las mismas medidas que hoy se están mostrando infructuosas habían, aparentemente, dado buen resultado a fines del año pasado.
 

¿Qué fue lo que se alteró para semejante diferencia en la reacción del mercado?
Para algunos analistas, hay un componente político: antes había una mayor expectativa de cambio de modelo económico y eso llevaba a una mayor confianza por los activos en pesos.

 

Al punto anterior, añaden el cambio de actitud del Banco Central: pasó de una política netamente restrictiva -absorbía pesos mediante la emisión de letras- a tener la "maquinita de emitir" funcionando al nivel máximo.
 

En todo caso, lo que suelen advertir los expertos, es que subestimar la importancia del dólar blue puede constituir un grave error.
 

"Los procesos hiperinflacionarios en Argentina siempre fueron iniciados por el dólar paralelo", recuerda Javier González Fraga, quien ocupó la presidencia del Banco Central justamente en una época de alta volatilidad.
 

"Es un mercado muy chico, pero que tiene una enorme incidencia porque es un determinante de la conducta de muchos precios", agregó.
 

El mercado parece darle la razón. La cámara de agencias inmobiliarias adelantaron que le pedirán a Kicillof una entrevista para plantearle que la abrupta suba del blue había vuelto a congelar operaciones, en un mercado que tímidamente parecía repuntar.
 

En tanto, el Gobierno se aferra a la idea de que sólo un dólar oficial freezado le dará éxito en el plano electoral.



COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!