No hay consuelo. El temporal, aunque con menor intensidad que los días anteriores, ayer volvió a ser un golpe duro para los miles de bonaerenses que viven bajo el agua desde hace una semana. No hay consuelo, porque las fuertes lluvias arrasaron con casas, autos y hasta barrios enteros en 39 municipios de la Provincia. No hay consuelo si se tiene en cuenta que unas 10.000 personas están alejadas de sus viviendas o acampando bien cerquita para evitar los saqueos. Así se vive (o sobrevive) por estos días en la provincia de Buenos Aires, donde la actividad comercial está paralizada, las rutas 8 y 9 sufrieron restricciones y las escuelas permanecen vacías.
    
Si bien las precipitaciones fueron más leves en las últimas horas, la sudestada complicó el escenario y el caos continuó en localidades como Luján, Salto, Mercedes y San Antonio de Areco, en el noroeste de la provincia. También sufren inundaciones La Matanza y Lobos. Por ejemplo, en Luján se declaró la emergencia hídrica, se suspendieron las clases y sigue el alerta rojo; y en Salto el agua se “tragó” el barrio Trocha, a metros del río Arrecifes.

“Estamos calculando que hay alrededor de 10.000 personas afectadas en distinto grado. Esto incluye también algunas zonas rurales o que están fuera de los cascos urbanos”, informó el ministro de Asuntos Agrarios de la provincia, Alejandro Rodríguez. E indicó que la última semana llovió el 30 por ciento de las precipitaciones promedio anuales.

El Servicio Meteorológico Nacional había revelado que las lluvias en los primeros días de agosto superaron los niveles usuales en el mes, y en apenas dos días hubo más de 240 milímetros en zonas del norte y centro bonaerense. Y el pronóstico no es alentador: se esperan precipitaciones y tormentas para el área afectada.
                         
Al margen de los imprevistos naturales, en pleno año electoral las lluvias reflotaron los cruces políticos sobre las responsabilidades y la falta de obras, especialmente por el viaje de Daniel Scioli al exterior y las críticas de la oposición. Hoy, Mauricio Macri envió los equipos de emergencia de la Ciudad a las zonas más críticas. Lo mismo hizo el Ministerio de Salud nacional, que llevó un refuerzo de botiquines con medicamentos, dosis de vacunas contra la hepatitis A y 10.000 kilos de leche en polvo, entre otras facilidades, al tiempo que la Gobernación anunció una línea de subsidios y créditos para los damnificados.
                         
El desastre despertó también las movidas solidarias de fundaciones y vecinos para llevar alimentos no perecederos, ropa de abrigo, colchones y frazadas.