DEPORTES
2 de septiembre de 2015
Federer al abordaje
El suizo despacha a Mayer (6-1, 6-2 y 6-2) y, como ya hiciera en Cincinatti, ejecuta una maniobra genial para restar a mitad de pista: "Si fallas es ridiculo, pero si funciona..."
Ensayó primero en Cincinatti, donde batió a Novak Djokovic para adjudicarse el 24º Masters 1.000 de su carrera y lanzar un aviso al serbio antes del desembarco en Nueva York.
Y la pasada madrugada, cuando algunos pensaban que en un escenario de mayor empaque como el de Queens tal vez no repetería la probatina, que no sería capaz de repetir ese extraordinario resto a bote pronto, volvió a sacar el conejo de la chistera. "Cuando fallas es ridículo, pero si funciona es una gran sensación", decía Roger Federer después de batir al argentino Leonardo Mayer por 6-1, 6-2 y 6-2 (tras una hora y 17 minutos) y de repetir una maniobra para enmarcar.
Mi entrenador me lo decía: inténtalo en los entrenamientos, en los partidos... Y por ahora funciona. Ya veremos sigo empleándolo más adelante", señaló el suizo, que se estrenó con una victoria contundente frente a Mayer. “Es incómodo porque se te pega mucho a la red y es más difícil pasarlo después”, admitía entre bambalinas el argentino, 34 del mundo; “no lo ves, porque lo hace cuando estás mirando hacia arriba. Empieza a correr cuando no lo ves. Por eso, es difícil saber qué hará”.
El caso es que Federer, a sus 34 años, sigue reinventándose. Desde que apostase por ponerse a las órdenes de Stefan Edberg, hace dos años, su juego ha crecido y sus recursos desconciertan a los rivales. Lo advertía el técnico hace poco más de un año, en el All England Tennis Club de Wmbledon: "Con ese juego clásico y desde la línea de fondo, el actual Federer no puede ganar hoy a los mejores jugadores. Todo eso le tiene que servir ahora para ir al ataque”. Y, desde entonces, innovación.
Es incómodo. Se te pega mucho a la red y es más difícil pasarlo después”
Leonardo Mayer, tenista
Como ya hiciera en Cincinatti, el orfebre de Basilea desarrolló un resto a media pista, apenas un metro por detrás de la T que delimita los cuadros de servicio, para dominar desde el inicio los puntos, reducir el tiempo de reacción del oponente y comprimir el espacio. Mientras el adversario alza la bola en los segundos servicios, Federer avanza y acolcha la pelota con un toque sutil y medido. Contra Mayer ejecutó la acción en no menos de 10 ocasiones, y a tenor de lo visto el experimento aporta buenos resultados.
Esta forma no es nueva. Hace años, algunos tenistas osados como John McEnroe ya la utilizaron. Sin embargo, la imagen retrata a la perfección el hambre y la voluntad de Federer. Su puesta en escena en Flushing Meadows fue demoledora. Solo cedió cinco juegos y concluyó el partido con 29 golpes ganadores, 16 más que Mayer. En la segunda ronda se enfrentará a Steve Darcis (6-7, 6-3, 6-2 y 6-1 a Marcos Baghdatis).
Es Federer, pentacampeón en Nueva York. Elevó cinco trofeos de forma consecutiva (2004-2008) y ahora quiere el sexto. Pero con sello propio, al abordaje.
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