Los sindicalistas que ahora hacen marca personal sobre la humanidad de Daniel Scioli aclaran expresamente que antes de cocinar la liebre, primero deberán cazarla. Se valen del refranero español para bajarle el tono a cualquier ambición del sector hasta tanto el gobernador no consiga en las urnas un triunfo que efectivamente lo catapulte cono el sucesor de Cristina Kirchner.
Pero astutos como zorros, hoy en verdad empujan al gobernador bonaerense para que instale la promesa de crear un Consejo de Desarrollo Social, que tendría como primera gran tarea la de consensuar un anteproyecto para reformular la ley del impuesto a las Ganancias. El tema que obsesionó a los gremios en los últimos cinco años.
Buscan meter en la cabeza del candidato peronista lo imperativo que resultaría para este tramo de la recta a octubre, que privilegie los temas de mayor impacto para la economía de trabajadores y sectores medios, como el gravamen sobre los sueldos y la inflación.
Pero también esperan que los aborde desde un plano de "mayor firmeza", "con una impronta personal", anticipando al "hombre de Estado" que el electorado querría ver, según dictaminan los focus group que consultan algunos dirigentes gremiales para conocer de primera mano las opiniones y las actitudes de un público determinado; en este caso, la clientela electoral.
Mientras Scioli lo piensa, la Presidenta podría anticiparse a todos y a todas: dicen que prepara la modificación del mínimo no imponible de Ganancias. Se lo llevaría de los actuales $15 mil a una cifra que oscilaría entre 20 y 22 mil pesos, según confió a Infobae un vocero que exalta "la sensibilidad social de Cristina". Igual habrá que ver para creer.
Está visto que incomodan a Scioli las definiciones categóricas, mucho más si refieren a asignaturas pendientes de la administración K, como la de aligerar las cargas a ese universo de trabajadores que ven sus salarios cercenados por el "impuesto" al trabajo.
Hasta acá, Scioli sólo manifestó su decisión de modificar el tributo, pero al momento de las precisiones sólo expuso vaguedades. Mauricio Macri se comprometió ante los gremios a decretar el final de ese gravamen y Sergio Massa anticipa casi a diario que entre sus planes figura erradicar la cuarta categoría.
Las organizaciones sindicales que hoy acompañan a Scioli son las mismas que, desde la CGT oficial del metalúrgico Antonio Caló, llevan ocho años subordinadas sin chistar a la voluntad de Cristina. La diferencia es que ahora vislumbran un lugar en la cocina del poder que el gobierno kirchnerista siempre les negó.
Ese entusiasmo los lleva a madurar la idea de un Consejo de Desarrollo o Económico Social que debute con una iniciativa sobre Ganancias. Lo imaginan al estilo paritario, integrado por representantes del Estado, el sindicalismo y de las entidades empresarias.
Sería un órgano consultivo -no vinculante-, con dependencia directa de la Presidencia de la Nación, al estilo de los que funcionan en varios países de Europa (España, Italia, Holanda, Bélgica e Irlanda, entre otros), donde éstos informan a los jefes de Estado sobre cuestiones vinculadas al desarrollo económico y la justicia social. Hablan, en suma, de "estimular el diálogo" de los actores sociales.
En sus últimos contactos y charlas con el sindicalismo afín, Scioli se ha mostrado agradecido por el apoyo recibido a su candidatura, pero los quiere a todos. Por eso aceptó una reunión con los gremios del transporte, ubicados en la vereda de enfrente del Gobierno. Es el único de los candidatos con chances que a esas organizaciones falta testear.
Se reunirán este mes, informó el marítimo Juan Carlos Schmid, principal referente de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), una sigla que, fuera de algunos nombres, despide una fuerte fragancia a moyanismo. La aceptación al convite por parte del gobernador habría sido "apurada" precisamente por el líder camionero, con quien se habla asiduamente desde un plano de reserva, como ya adelantara este medio.
Tampoco le saca el cuerpo a los gremios el candidato a gobernador bonaerense Aníbal Fernández. Unas 50 organizaciones, incluidas aquellas que apoyaron en las PASO a Julián Domínguez, ya reservaron la cabecera de la mesa al jefe de Gabinete, para un almuerzo que se hará el martes al mediodía en la sede de la UOCRA, de Gerardo Martínez.
Sin embargo, no hay actos sindicales masivos previstos para Scioli o para Aníbal. Pero no se descarta que los candidatos se presenten "espontáneamente" en lugares de trabajo de una determinada actividad. Por ejemplo, Caló sueña con llevar al candidato a dialogar con los obreros de una metalúrgica.
Lo que no soñó Caló es la reunión que mantuvo el martes en UPCN con el dueño de casa, el estatal Andrés Rodríguez, y con Gerardo Martínez, quienes lo emplazaron a que vaya haciéndose a la idea de que la unidad sindical que él resiste es una cuestión impostergable.
Una pesadilla común a toda la ortodoxia sindical, en cambio, es la audiencia pública a la que convocó para el jueves próximo la Corte Suprema a fin de discutir si el derecho de huelga es un atributo exclusivo de los gremios con personería o si también les caben las generales de la ley a las entidades sindicales alternativas.
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