La denuncia contra Fernando Niembro por los contratos millonarios de su empresa con el gobierno porteño sumió al PRO en un estado de parálisis y confusión del que aún no ha logrado salir. La estrategia ideada tras el shock inicial para sostener al postulante a diputado nacional por el frente Cambiemos y desviar el eje de atención con propuestas de campaña no ha dado resultado. Por el contrario, el escándalo no para de crecer y un sector del PRO ya evalúa la posibilidad de un renunciamiento ético por parte del candidato para no dañar más la imagen de Mauricio Macri, aunque aseguran que no lo pedirán formalmente.

Las versiones sobre una inminente paso al costado se sucedieron ayer sin pausa. Es que Niembro tuvo un lunes negro. La empresa Torneos y la señal Fox decidieron apartarlo de su pantalla hasta que se aclare su situación judicial. Las compañías le notificaron al cronista deportivo que no saldría al aire su programa "La última palabra" y que tampoco permitirían que comente los partidos de la Champions League, así como el encuentro de hoy entre Independiente y Arsenal por la Copa Sudamericana. Si bien desde Torneos salieron a decir que Niembro "había pedido licencia" mientras dure el escándalo, trascendió que el periodista estuvo por la tarde en la sede de la firma junto al abogado Jorge Anzorreguy.

No fue todo. La repercusión que el escándalo comenzó a tener en los diarios no oficialistas y el reclamo desde las editoriales para que el cronista deportivo de un paso al costado, invalidó el argumento macrista de que la denuncia es una campaña sucia de los medios K.

Los planetas se desalinearon para Niembro con una investigación del matutino kirchnerista Tiempo Argentino. Allí se denunció que su firma La Usina, en la que fue socio entre 2012 y 2014, recibió 192 contratos irregulares de la Ciudad por un cifra de 23 millones de pesos. El ahora candidato vendió sus acciones de la productora el año pasado por 20.000 a su ex socio Atilio Meza, también candidato a diputado del PRO en la provincia de Buenos Aires.

La publicación generó una investigación judicial por presunta administración fraudulenta de fondos que tiene en su poder el juez de instrucción Roberto Ponce. Y el viernes pasado, la Procelac –que controla la kirchnerista Alejandra Gils Carbó– denunció al periodista y al jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por lavado de dinero. El flamante jefe comunal ya se puso a disposición de la Justicia a través de una carta en la que hizo constar su "absoluta ajenidad con la hipótesis delictiva denunciada".

Pese al malhumor por las duras editoriales de los matutinos –que ayer generaron varias reuniones internas– la mesa chica del PRO llegó a la conclusión de que el desgaste que el tema le produce día a día a la campaña presidencial de Mauricio Macri es monumental. Pero aún así, nadie saldrá a pedir oficialmente la renuncia de Niembro a su postulación. Hacerlo implicaría reconocer que hubo una situación irregular por parte del Gobierno porteño en la adjudicación de esos contratos. Pero las principales cabezas del espacio verían con buenos ojos una decisión ética del cronista deportivo.

Siempre y cuando quede claro que su salida de escena sería para evitarle un daño mayor al PRO y no como un reconocimiento de un delito. Está claro que el macrismo continuará sosteniendo que no hubo irregularidades. La candidata a gobernadora del frente Cambiemos, María Eugenia Vidal, dijo ayer que Niembro "ha hecho lo que tenía que hacer que era presentarse a la Justicia y dar las explicaciones públicas que hacían falta". "Tanto Mauricio como yo hemos dicho todo lo que había que decir en relación a lo de Fernando. Ahora le toca a la Justicia", afirmó. Para varios en el PRO, ahora le toca a Niembro.