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ECONOMIA Y POLITICA

1 de octubre de 2015

En los últimos 10 años cierra una de cada cinco estaciones de servicio

El negocio sufrió un fuerte golpe en el kircherismo por el control de precios y los aumentos de costos; el sector defiende las subas de combustibles.

 La lista de sectores económicos que identifican a la última década como un período de crisis es más o menos larga. Como para empezar a hacer una enumeración se podría nombrar, entre otros, a las industrias de la leche, la carne y el trigo; a los importadores netos, y a las empresas de gas y electricidad, por caso. Pero quizá ninguno de ellos tenga números tan contundentes como los dueños de estaciones de servicio: sostienen que en los últimos 10 años cerraron una de cada cinco bocas de expendio dedicadas a la venta de combustibles.


Los números surgen de un informe elaborado por Cecha, una confederación que reúne a dueños de estaciones de todo el país. Sostiene que en 2005 atendían a los automovilistas argentinos 5583 bocas de expendio. Hoy, ese número bajó a 4429, es decir, cayó poco más de un 20%.

En el medio, además, se coló una ironía: el estímulo de la economía kirchnerista al consumo interno y, en particular, a la venta de vehículos (en 2013, año clave para ese sector, se produjeron casi un millón de autos y se patentaron poco menos que esa cantidad) hizo que creciera la cantidad de vehículos en la calle pero tuvieran menos opciones para llenar el tanque. En 2005, siempre según las cifras de Cecha, había 2000 autos por cada boca de expendio. Hoy, esa cifra trepó hasta las 3066 unidades.


El presidente de Cecha, Carlos Gold, cree que hay varios factores que explican la reducción del negocio, pero destaca al congelamiento de precios que se impuso durante varios años de la década pasada como el factor más determinante. "Desde 2002 y 2003 la rentabilidad de las estaciones de servicio comenzó a caer por un tobogán por el incremento de costos, principalmente por los ajustes salariales, y los bajos precios", explicó. "De marzo de 2005 a 2015 los salarios subieron un 1900%, pero los combustibles aumentaron 600%", agregó.

Según su criterio, los precios de venta de naftas y gasoil se mantuvieron bajos porque Repsol, dueña de YPF, la líder del mercado, así lo deseaba. En la práctica, fue el gobierno de Néstor Kirchner el que se mostró más vehemente al momento de ponerles un cepo a los precios de los combustibles. En 2005, cuando Shell aumentó los precios en sus surtidores, el entonces presidente convocó a un boicot contra la empresa. Y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, le dedicó una parte sustancial de su tiempo al frente de esa cartera a controlar las pizarras de las estaciones.

Un ejemplo: en abril de 2013 les impuso un tope a los precios de los combustibles en todo el país.

Pese a que cada aumento de combustibles golpea al bolsillo de los consumidores, Gold cree que es lo mejor para el negocio y celebra que la gestión estatal de YPF haya elegido ese camino. "Tras la nacionalización hay cosas que empezaron a cambiar. Se recompusieron los precios y eso permitió mejorar las condiciones de rentabilidad", explicó.

En diciembre de 2007, cuando Cristina Kirchner asumió la presidencia, el litro de nafta súper en el país costaba, en promedio, $ 2,23 por litro. Un brasileño pagaba casi dos veces más, al igual que un chileno y un uruguayo. En Perú, el producto equivalente costaba $ 4,52 y en Uruguay, $ 4,29. De manera que, por mucho, la Argentina tenía los precios más bajos de la región.

Ocho años después, el ranking regional de precios cambió sustancialmente. Lejos de cerrar la lista, como antes, la Argentina está segunda entre los países con combustibles más caros de la región, sólo detrás de Uruguay. Hasta marzo, la súper costaba 28% más que en Brasil, 20% por encima de Chile y Perú y 47% más que en México.

Provincias y marcas

El cruce de mangueras no hizo distinción entre marcas y provincias. Buenos Aires pasó de tener 2616 estaciones en 1999 -el año de oro de los dueños de bocas de expendio- a 1564 este año; Santa Fe se redujo de 828 a 514 en el mismo período, y Córdoba, que tenía 682 a fines de los 90, hoy suma 531.

Si se hace la misma cuenta, pero por marcas, YPF tenía 2534 estaciones de servicio en 1999 y hoy cuenta con 1527. Shell pasó de tener 1077 a 618 y Esso, de 977 a 500.

"Todo esto trajo aparejado una incomodidad para el usuario, que tiene que recorrer una distancia mayor para cargar combustibles y hacer más colas", sostuvo Gold. Esa característica fue aún más profunda en las grandes ciudades, donde el valor inmobiliario de los terrenos se impuso a la rentabilidad de las estaciones de servicio y sus propietarios optaron, en muchos casos, por venderlas.

Es la cantidad de estaciones de servicio que hay hoy en el país, frente a las 5583 que había en 2005; además, se incrementó notablemente el número de vehículos en circulación

Además de los empresarios, también los consumidores sufrieron el impacto del cierre de estaciones. Deben caminar más y pagar más caro.
Fuente: Agencias Buenos Aires



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