24 de octubre de 2015
Otro complicado año para la fruta que va hacia Rusia
Proyección para la temporada 2015-2016 Si bien el mercado se mantiene desabastecido en peras y manzanas, el resto de los países del hemisferio sur tiene más posibilidades que la Argentina de colocar su fruta en este destino.Rusia es uno de los principales mercados externos que tiene la fruticultura del Valle.
Durante el 2015 se colocaron en ese destino algo más de 70.000 toneladas de peras y manzanas, posicionándose este país como el segundo en importancia para las exportaciones argentinas detrás de Brasil. Sin embargo, este importante volumen está lejos de las más de 180.000 toneladas exportadas en el 2008 a San Petersburgo.
En agosto del año pasado, aparecieron las complicaciones con el mercado ruso. Los conflictos por Ucrania determinaron el inicio de una guerra comercial entre Occidente y Rusia, cerrando fronteras a la venta de productos y generando profundos desequilibrios en el mercado internacional de frutas.
En el cálido verano del hemisferio norte del 2014, el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev, anunció que su país dejaba de importar frutas, verduras, lácteos, carne y pescados de la Unión Europea, Estados Unidos Canadá, Australia y Noruega, en respuesta a sus sanciones por la injerencia del Kremlin en Ucrania. Estas fueron las medidas concretas en que se tradujeron las represalias económicas que Moscú había adelantado meses antes.
La prohibición a la importación de estos productos iba a estar vigente durante un año, a contar desde agosto, pero ya fue prorrogada hasta ese mismo mes del 2016. La histórica medida, que afecta sobre todo a los productores de la Unión Europea, principal socio de Moscú, abrió una nueva y peligrosa etapa en las relaciones comerciales entre Rusia y los países incluidos en el embargo.
Desde la administración Kirchner aseguraban que esta era una oportunidad única para la fruticultura del Valle, teniendo en cuenta que Rusia debía abastecerse de las peras y manzanas de la Argentina. Las estadísticas oficiales reflejaban que el gigante euroasiático compraba todos los años alrededor de un millón de toneladas entre peras y manzanas de las naciones sancionadas.
La lógica indicaba que para la Argentina, y en especial para los productores de Río Negro y Neuquén, este nuevo escenario era una oportunidad para tomar parte del mercado que iba a estar desbastecido por el corte de la frontera con Occidente. Sin embargo varios factores conspiraron contra esta expectativa.
• El primero, los altos costos internos que maneja el Valle a la hora de colocar su fruta en este importante destino. Otros fueron los competidores que ingresaron a las góndolas de Moscú desplazando parte de la oferta argentina.
• El segundo factor fue la crisis económica que golpeó a Rusia producto de la caída del precio del barril de petróleo en el mercado internacional. Cabe señalar que los principales ingresos de este país llegan de la mano de las exportaciones hidrocarburíferas, de ahí la fuerte devaluación que sufrió el rublo buscando corregir los desvíos generados por el desplome del crudo. El riesgo de cobro para los exportadores se disparó y no todos estaban dispuestos a entregar la mercadería sin pagos anticipados.
• El tercer punto fue que el mercado se acomodó a una menor oferta de peras y manzanas, con productos sustitutos más económicos que estas pomáceas.
• Y por último, la aparición del contrabando de frutas a través de países vecinos triangulando la mercadería para poder ingresar a las grandes tiendas de Moscú.
Estos cuatro puntos, entre otros, fueron determinantes para definir la falta de reacción de los exportadores regionales para reposicionarse en el mercado ruso.
Las estadísticas que acompañan este informe dan cuenta de que las importaciones de frutas de Rusia durante los primeros siete meses de este año totalizaron las 2,7 millones de toneladas, volumen que refleja una caída del orden del 18% respecto del mismo período del año anterior. En valores absolutos las importaciones cayeron en unas 600.000 toneladas.
Argentina participa tan sólo el 4% del total de estas importaciones de frutas, concentradas especialmente en peras, manzanas y limones.
Cómo reaccionaron la pera y la manzana
Al analizar el desarrollo del comercio de la manzana en el mercado ruso, los datos oficiales muestran que durante todo el 2014 la administración Medvedev importó algo más de un millón de toneladas de esta pomácea para abastecer su mercado interno. Cabe destacar que Rusia cuenta con una producción propia de 1,4 millones de toneladas de las cuales alrededor de un millón se orientan al consumo local. Haciendo trazos gruesos con los números, se puede decir entonces que este importante mercado absorbe alrededor de 2,4 millones de toneladas de manzana por año o, lo que es lo mismo decir, tiene un consumo per cápita en torno a los 16 kilos, elevado para la media que se maneja en los países del hemisferio sur.
Con los datos del cierre de julio (última estadística oficial) se observa que en el 2015 el gobierno ruso importó un 30% menos de manzanas respecto de los volúmenes de compra consolidados para este mismo período del año anterior. En enero-julio del 2014, de las 793.700 toneladas importadas, algo más de 507.000 llegaron de los países que hoy están dentro de la guerra comercial con Rusia.
En los primeros siete meses de este año, las importaciones de naciones que no están dentro del boicot duplicaron sus ventas de manzana al gigante euroasiático.
Bielorrusia sobresale entre los nuevos países proveedores, mostrando un crecimiento de sus ventas hacia ese destino del orden del 120% interanual (ver recuadro con más información). Serbia, el segundo gran proveedor, también mostró un importante salto de sus exportaciones a Moscú. De la estadística también se resalta el rol de Brasil con ventas al cierre de julio de este año por algo más de 24.000 toneladas, cuando años anteriores las colocaciones de manzana brasileña en este mercado no superaron las 1.000 toneladas.
Chile también ha recuperado protagonismo en este mercado, orientando hacia las góndolas rusas en esta parte del año bajo análisis cerca de 24.000 toneladas de manzanas, reflejando un salto interanual de ventas del 87%.
Los informes oficiales detallan que Argentina incrementó sus colocaciones a través del puerto de San Petersburgo durante el 2015. Sin embargo, los valores son marginales en relación al potencial de exportación que tiene el país y la demanda que hoy existe en todo el mercado ruso. En los primeros siete mese del 2015 se exportaron 15.190 toneladas de manzanas.
Pero si hubo un gran perdedor en esta guerra comercial, este fue Polonia, que llegó a exportar más de 400.000 toneladas por año y hoy no puede colocar un kilo de fruta en forma legal dentro del mercado ruso, ya que es uno de los países afectados por el boicot.
Para la temporada que se avecina, Rusia vuelve a posicionarse como uno de los grandes mercados demandantes de la fruta del hemisferio sur. Argentina vuelve a estar en desventaja con sus competidores (Chile, Brasil, Sudáfrica y Nueva Zelanda) por el problema que arrastra de falta de competitividad producto del retraso cambiario que se viene profundizando en estos últimos años. El recambio político genera alguna esperanza entre los exportadores regionales, a la espera de cambios en el modelo económico que les permitan ganar competitividad, clave para volver a reposicionarse en el mercado ruso.
Las importaciones rusas de peras alcanzaron en estos primeros siete meses del año las 167.000 toneladas. De esa cifra un 37% corresponde a la oferta argentina que lidera el ranking de ventas hacia ese destino (ver infograma adjunto). Pese a ello, es uno de los pocos países que muestran un descenso sobre sus colocaciones.
La guerra comercial entre Rusia y Occidente también golpeó a esta especie. El año pasado los países de la Unión Europea habían colocado en las góndolas de Moscú alrededor de 150.000 toneladas. Durante el 2015 esa oferta desapareció de los supermercados rusos.
Aquí también aparece Bielorrusia, con un salto en sus ventas hacia Moscú (ver recuadro). Llamativo incremento teniendo en cuenta la producción e importaciones de este país que conformó hasta no hace mucho tiempo la ex-URSS.
Países como Chile y Sudáfrica también mostraron una mayor participación en la colocación de peras sobre este importante mercado, mostrando un crecimiento interanual de sus ventas del 20 y 25% respectivamente.
Para este año, las expectativas del comercio con Rusia no son negativas. Mucho tendrá que ver como evolucionarán los controles aduaneros para impedir el contrabando de peras proveniente de países satélites, los que son usados para tercerizar la mercadería. También habrá que esperar las medidas económicas que tome el nuevo gobierno argentino, si es que existen, para evaluar como estas impactan en la competitividad del sistema frutícola regional.
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