INTERNACIONALES
2 de noviembre de 2015
Coquimbo se recupera del tsunami
La comuna ubicada a kilómetros de La Serena vio afectadas algunas zonas de su extensión, sin embargo, a poco más de un mes ya se encaró la puesta a punto para seguir atrayendo a los turistas.
Un auto hundido en la arena hasta la mitad que indica que jamás podrá volver a utilizarse, un pedazo de hormigón pintado de amarillo tirado justo enfrente de donde originalmente pertenecía y un barco volteado frente la vista de un grupo de pescadores que intenta buscar la forma de sacarlo de allí.
Pequeñas postales de la comuna de Coquimbo en Chile- a escasos kilómetros de La Serena- que dejan ver a las claras los efectos del tsunami que le siguió al terremoto de 8.4 en la escala de Richter del pasado 16 de setiembre.
Si bien el evento sísmico prácticamente no provocó daños, fue la entrada de un tren de olas de un metro de alto hacia la costa lo que generó pérdidas de viviendas particulares y daños de distinta índole en hospedajes, locales gastronómicos y ferias de venta al público.
Las zonas más afectadas fueron Peñuelas, las inmediaciones de la calle Baquedano y La Caleta de esa localidad, sin embargo a más de un mes de ocurrido el fenómeno el optimismo vibra en las calles.
Se pueden ver maquinarias reconstruyendo parte de la costanera, una grúa que levanta 30 toneladas que ya quitó la mayoría de los barcos varados en el puerto y hasta carteles que agradecen la presencia de voluntarios que llegaron hasta allí para levantar a Coquimbo.
"Es que hay que ponerse de pie y hay que hacerlo rápido para recibir a los visitantes", es la frase que se escucha una y otra vez de boca de chilenos que lo perdieron todo o gran parte de lo que tenían y buscan salir adelante, sin lamentos, ni quejas en vano.
Es que la llegada de turistas tanto mendocinos, sanjuaninos como sus propios connacionales es uno de los grandes motores de su economía a lo que se suma la pesca y la minería. Aunque falta todavía un poco más de limpieza en las playas, desde allí aseguran que ya están operativos para recibir a los viajeros y que para el verano estarán al 100%.
Gloria Pineda es la dueña del hotel La Fuente, ubicado justo en el límite entre Coquimbo y La Serena, uno de los emprendimientos hoteleros más perjudicados por el tsunami.
"En ese momento no me encontraba en el hotel y si bien me esperaba que iba a estar todo inundado, cuando llegué esa mañana fue mucho peor de lo que imaginaba", recordó con cierta tristeza ante la consulta de esta cronista. Apenas se hizo presente en el lugar encontró la recepción y las habitaciones gravemente dañadas con arena y agua por todos lados.
"Estaba todo devastado, fue un sentimiento muy fuerte de dolor y me dieron muchas ganas de llorar", relató. Pero solamente pasaron dos horas para que ella se diera cuenta que no tenía sentido estar con los brazos cruzados mirando fijamente el lugar que había construido con tantos años de esfuerzo.
"Me ayudó mucho el apoyo del personal del hotel que me aseguraron que juntos íbamos a salir adelante", destacó. Así fue como trabajando varios días las 24 horas lograron sacar tres camiones de escombros de adentro para comenzar la reconstrucción. "A los días volvimos a tener luz e internet y empezamos a devolver el dinero de todas las reservas que teníamos", contó Gloria. Aunque parcialmente, las puertas de su complejo se abrieron antes de que se cumpliera un mes del evento.
"A fines de noviembre tenemos planeado estar funcionando a pleno. Después de todo tuvimos que comprar todo el mobiliario nuevo y el lugar se ve aún mejor que antes", cerró la mujer que sabe que en algún momento tendrá que parar la pelota y procesar todo lo que le sucedió.
Algunos metros hacia el sur se ubica la zona conocida como Peñuelas, popularmente conocida por sus restaurantes donde se ofrecen platos de pescados y mariscos. La mayoría de ellos eran casas de antiguos pescadores que se convirtieron en locales comerciales para ofrecer sus delicias y por su ubicación costera la mayoría de ellos se vieron dañados por la gran ola. En ese sitio Sandra Guzmán heredó una casa de su mamá en la que instaló el restaurante "Donde Elbita".
"Todos nos vimos afectados por el tsunami pero como hay gran compañerismo nos fuimos ayudando para salir adelante", contó la mujer que ya abrió nuevamente las puertas al público. "Como tenemos estructura de material no tuvimos inconvenientes estructurales, pero sí perdimos todo el equipamiento como freezer, cocina, mesas, silla y toda la mercadería", enumeró mientras mostraba el vidrio por donde ingresó el agua aquella fatídica noche. Junto a su familia estuvo dos semanas para limpiar todo el comercio y recién a los 20 días pudo ir reponiendo lo dañado.
"Tuvimos grandes pérdidas económicas pero por suerte nos ayudó el gobierno con un subsidio no reembolsable", explicó. En estos días ya ha comenzado a recibir nuevamente a los comensales y espera que más gente llegue a su local para seguir ofreciendo sus preparaciones.
En La Caleta de Coquimbo se encontraban distribuidos decenas de puestos que comercializaban productos frescos del mar, así como locales de comida. Hoy en día el sitio está siendo refaccionado y no se permite el ingreso al público hasta que se reinaugure en diciembre. Detrás de las maderas que cubren la construcción con un toldo, una mesa, un par de cuchillos y una balanza reabrió su puesto Hernán Sapiain Lemos, un comerciante que desde chico se dedica a la venta de pescado.
"Nos fuimos a la casa esa noche y al otro día nos encontramos con la sorpresa y la tristeza", relató el hombre notablemente compungido. Pasó un mes para que Hernán pudiera volver a ofrecer reineta, congrio, albacora, entre otros productos del mar. "Decidimos continuar con el puesto en la calle, no nos podíamos quedar con las lágrimas. Por suerte hemos mantenido la venta", subrayó el hombre que espera con ansias que se reinaugure el predio que lo cobijó por tantos años.
En ese mismo sitio se encuentra el restaurant de comida que le preparó un plato en honor a Lionel Messi durante la Copa América. "Nuestro local era uno de los más famosos de La Caleta", resaltó Eduardo Gloria, dueño de la La Picá del Rey. Por estos días el gastronómico, dejó de lado los utensilios de cocina para tomar las herramientas y dedicarse a levantar nuevamente el local que quedó prácticamente destruido. "El mar se llevó todo e hizo que varios botes quedaran atravesados en la cocina", narró.
Esta situación significa para él y su mujer volver a empezar de cero. "Es la fuente de ingresos que tenemos en la familia así que no nos queda otra, en veranos ya vamos a estar parados", comentó entusiasmado.
COMPARTIR:
Notas Relacionadas
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!