Uno de los efectos más temidos en el recambio de gobierno, en un país como la Argentina que vivió las consecuencias de la inflación y la hiperinflación, es que la historia se repita.

Si bien las condiciones actuales difieren de las que se plantearon en las últimas crisis graves que tuvo el país, la posibilidad que una carrera de precios vuelva a dispararse si no se cumplen las expectativas que tiene la gente en el próximo gobierno, están latentes. Mientras uno de los presidenciables ya indica que hará una corrección cambiaria, otro señala que mantendrá la política actual en la que el tipo de cambio lo fija el Banco Central.

Sin embargo, ambas posiciones encierran múltiples interrogantes en un tema sensible si los hay para los argentinos, cuya memoria histórica está marcada por devaluaciones, hiperinflaciones y pérdidas patrimoniales que golpearon tanto las finanzas familiares como las de empresas e instituciones. Hoy los candidatos exhiben dos posturas respecto del tipo de cambio.

Por una parte, el acomodamiento "gradual" del tipo de cambio que insinúan los economistas cercanos y el mismo Scioli ya lo intentó el actual ministro de Economía Axel Kicillof en enero del 2014, pero no hubo un plan integral que acompañara el anclaje de las expectativas inflacionarias y tranquilizara este mercado, a punto tal que las reservas del Banco Central llegarán exhaustas al recambio presidencial.

Por otro lado, la devaluación que propone Macri al hablar de un dólar cercano a los $14 ó $15, encarecerá la importación de sectores muy sensibles a la vez que tampoco está asegurado cuál será el real traslado a precios que sufrirán los consumidores. Los distintos economistas consultados por el MIX ECONÓMICO destacan que no es un tema sencillo.

Con la devaluación sola no alcanza, sino que debe haber además una reducción del gasto público y un plan y un acuerdo integral entre todos los sectores que permita alinear otras variables como por ejemplo los salarios y los subsidios a tarifas. A su vez, hay quienes indican que varios productos en especial los electrónicos y los ligados a la tecnología, ya se comenzaron a fijar con una tendencia a lo que se espera de devaluación.

Asimismo, la mayoría de los consultados señala que la matriz industrial y productiva del país necesita insumos a valor dólar para poder producir, situación que ante una devaluación tendría un correlato en precios.

También están quienes indican que fue el Gobierno actual el que ya hizo la devaluación pero eluden precisar cuál será la cifra a la que llegará el tipo de cambio con el nuevo gobierno.

En tanto, lo concreto es que hay una inflación que oscila en un promedio del 25% interanual, pero es la que se recoge de la variación de precios que hubo a lo largo de este año. Otra incógnita es qué puede suceder con la suba del tipo de cambio en un sector como el de combustibles y, el impacto en los bolsillos de una eventual quita de subsidios a las tarifas de determinados servicios.

Por otro lado, bajo la mirada gradualista, tampoco se puede continuar con un tipo de cambio como el actual porque las economías regionales, esto es la producción de vinos, aceitunas, arroz, productos que se necesitan exportar para poder contar con un precio acomodado en el mercado interno para no sucumbir.

En este tema, aún ningún economista o candidato dice toda la verdad de lo que va a hacer. En este tramo de la campaña hacia el balotaje, podría quitarle votos. Por ello, las miradas de economistas distantes a ellos marcan un camino de lo que puede venir.

Fuente:José Aranda