Esta semana hemos tomado parte en Impulso Exterior (IMEX) Andalucía 2015, que tuvo lugar en la ciudad de Málaga, España y es, en nuestra opinión, uno de los eventos dedicados a apoyar la internacionalización de las empresas españolas más importantes. Asistí en calidad de experto en materias relacionadas con aspectos jurídicos, fiscales, comerciales y de inversión referidos al mercado chileno.

Entre las entrevistas mantenidas, 18 en un día y medio, nos llamó la atención el conocimiento que tenían algunos de los tratados de libre comercio (TLC) suscritos por Chile, de manera especial con países asiáticos, y en el modo de poder aprovecharlos dentro de las estrategias comerciales que tenían planeado iniciar.

Pujanza en Asia

Este preámbulo viene a cuento de que acaba de entrar en vigencia internacional un nuevo TLC, esta vez entre Chile y Tailandia. Con esto Chile alcanza los 25 acuerdos comerciales, que involucran a 64 mercados, agrupan al 64,1% de la población mundial y representan el 86,3% del producto interno bruto (PIB) global. Además, con Tailandia ya suman cuatro los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) con los que Chile mantiene TLC. 

Por cierto, la Asean, integrada por diez naciones, se ha declarado como un mercado único después de ocho años de negociaciones. La organización, fundada en 1967, está formada por Birmania (Myanmar), Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam, y forman un espacio que cuenta con 622 millones de habitantes. Los líderes de estos países firmaron la declaración por la que se proclaman como Comunidad Asean en la cumbre que el bloque regional mantuvo en Kuala Lumpur.

Cualquier compañía atenta a estos movimientos sabe que instrumentos como este les abren grandes oportunidades para su desarrollo comercial y de inversión. Una de las particularidades delTLC con Tailandia es que no tiene productos excluidos; toda la oferta exportadora chilena de bienes se verá beneficiada. También incorpora capítulos dedicado al comercio de servicios y a los servicios financieros. Ambos se comprometen en un plazo de dos años a iniciar negociaciones para desplegar un apartado dedicado a las inversiones. 

El TLC con Tailandia otorga acceso preferente de inmediato al 90% de los productos del comercio bilateral. Así, tenemos que desde un comienzo podrán entrar en Tailandia con arancel cero mercancías tales como cátodos de cobre, concentrados de molibdeno, carbonato de litio, cajas de cambio para automóviles, productos de madera, papel y cartones, además de una gran variedad de alimentos. Los tailandeses ingresarán en similar situación a Chile, petróleo, gas natural, camionetas, automóviles, conservas de atún, cámaras fotográficas digitales y conservas de piña, por citar algunos.

Presencia en APEC

Asimismo, hace pocos días, en Filipinas, con motivo de la XXIII Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), del cual Chile es miembro, en su presentación planteó la necesidad de seguir avanzando en la concreción de un gran acuerdo comercial del Asia Pacífico con las demás naciones que lo integran.

Chile abogó por la consolidación de la relación comercial, creando una gran zona de libre comercio entre los Estados de APEC. Igualmente, se presentó como un potencial y necesario puente entre el Pacífico y el Atlántico. En este Foro se abordan, además, temas relacionados con la facilitación del comercio, la inversión y en general con el progreso de los países situados en territorios de la cuenca del Pacífico. Las ventajas para Chile en estos planteamientos son acceso a nuevos mercados con los que aún no hay TLC y una mejor regulación de los productos al existir normas homogéneas.

¿Cómo le ha ido a Chile en este camino de apertura de su comercio a través de la firma de TLC? Hace 14 años el comercio de Chile representaba en el total mundial un 0,31%, en tanto que a fecha de hoy se sitúa en torno al 0,43%. En este período se han ido diversificando los productos dirigidos a la exportación, pasando de 3.750 a algo más de 4.800. Este cambio ha servido el pasado 2014 para contrarrestar la caída del precio del cobre en un entorno internacional menos propicio logrando un crecimiento de un 1,8%.

Las economías más abiertas en el grupo de países desarrollado, entre los años 1979 y 1989, crecieron un 2,3%, en tanto que los más cerrados lo hicieron un 0,7%. La reducción de barreras arancelarias y legales al comercio y la inversión facilitan enormemente los intercambios entre distintos puntos del globo y a los consumidores les permite disponer de amplias ofertas a precios más competitivos.

Fuente:Tomás Pablo Roa es presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S. L.