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20 de marzo de 2016

Cuba: Obama visita la isla para normalizar las relaciones bilaterales

En Washington coinciden que su histórica visita le permitirá ser testigo en primera persona del impacto de sus políticas , profundizar los lazos comerciales y culturales, y la posibilidad de ejercer más presión por lograr cambios en los derechos humanos en la isla.

La agenda, cuidadosamente estudiada, que inaugurará la primera visita de un presidente estadounidense a la isla en 88 años, contiene varios eventos simbólicos que darán marco a los esfuerzos iniciados el 17 de diciembre de 2014 cuando Washington y La Habana anunciaron la reanudación de las relaciones diplomáticas tras más de cinco décadas.

En los dos días de agenda oficial que desarrollará en La Habana, el líder de la Casa Blanca mantendrá una reunión bilateral con su par cubano, Raúl Castro; participará de un encuentro con emprendedores, se reunirá con disidentes y líderes de la sociedad civil, dará un discurso que se espera será recordado en los libros de historia y estará presente en un partido de beisbol entre el Tampa Bay Rays y el equipo nacional cubano.

Apenas arribado hoy, Obama realizará además un recorrido con su familia por la Vieja Habana, que incluirá la Catedral de San Cristóbal, donde los recibirá el cardenal Jaime Ortega, que junto con el papa Francisco cumplió un rol clave como mediadores para comenzar a descongelar las relaciones. 

El largo camino para unir a los pueblos comenzó 18 meses antes del anuncio de fines de 2014 e implicó luego una serie de rondas de diálogo entre las capitales, que concluyeron en cambios regulatorios que ya comenzaron a tener impacto en el intercambio comercial, financiero, bancario, de transporte, así como educativo y cultural. 

No obstante, en la mesa de negociación, el tema de los derechos humanos en la isla fue y sigue siendo aún uno de los principales puntos de discusión que divide al gobierno cubano del estadounidense y es tomado por los cubano-americanos en el congreso como herramienta de crítica para oponerse al relanzamiento de la relación.

Para la organización “Engage Cuba”, con base en la capital norteamericana, si bien aún falta desarrollar un contexto más democrático, las condiciones en la isla se fueron tranformando.

“La crítica es la misma y los argumentos no han cambiado en 50 años. Muchos de ellos no han viajado a Cuba, no han visto los cambios, no han hablado con el pueblo cubano dentro de Cuba, entonces no pueden saber exactamente lo que está pasando”, explicó a Télam Lee Ann Evans, asesora principal de política de “Engage Cuba”.

La mayoría de los expertos en el tema coinciden en que si bien los que se oponen a los cambios son un grupo reducido, éstos siempre gozaron de un gran poder en el Capitolio apoyados por la comunidad cubano-americana desde Florida, especialmente Miami. 

Sin embargo, la llegada de las nuevas generaciones fueron debilitando las divisiones y los recuerdos, facilitando lentamente el terreno para llevar adelante el descongelamiento que esta semana será cimentado con la llegada de Barack Obama a suelo cubano.

Esos argumentos son los que también menciona la Casa Blanca al responder a las críticas que aseguran que el viaje es apresurado y puede dar un mensaje equivocado sobre la situación de los derechos humanos en el país caribeño.

Desde la administración demócrata, aseguran que la reunión con Raúl Castro será una oportunidad para analizar el progreso realizado pero también “para ser muy francos en áreas de desacuerdo, incluyendo prácticas de derechos humanos que nos han preocupado en Cuba”, según dijo esta semana el Asesor de Seguridad Nacional Adjunto para Comunicaciones Estratégicas, Ben Rhodes.

En concreto, Estados Unidos estará dando esta semana un cierre simbólico al fin “de décadas de aislamiento con Cuba que falló” en cumplir su objetivo de “empoderar a los cubanos para construir un país abierto y democrático”, reconoció la Casa Blanca.

En enero de 1928, cuando el entonces presidente estadounidense Calvin Coolidge navegó en un barco de guerra las 90 millas que separan a las costas cubanas, fue recibido con gente agolpada en los balcones y terrazas de las casas, arrojando flores y saludos al dignatario que en aquel entonces arribaba a La Habana para participar de la Sexta Conferencia Panamericana, predecesora de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

Su llegada marcará también la historia del contintente aunque en un contexto en el que la relación de la región con Estados Unidos es distinta a la que atraveaba en la época de Coolidge. Las memorias del pueblo cubano, no obstante, volverán a reflotar sobre el Malecón habanero, reviviendo la misma escena que protagonizaron sus padres y abuelos casi 90 años atrás.



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