Con su credibilidad destruida y bajo enorme presión de los laboristas y los pro independentistas escoceses para que aclare o renuncie, el primer ministro británico, David Cameron, va a dar explicaciones el lunes en la Cámara de los Comunes sobre sus acciones en una sociedad offshore fundada por su padre.

El primer ministro no llamó al Parlamento en receso para hacer su confesión y poder ser interrogado. Eligió la televisión, admitió que habían sido “días difíciles” y eludió el debate parlamentario, que podría derivar en su dimisión.

Los llamados a la renuncia fueron consecuencia de su sexta versión sobre su situación tributaria en una semana desde que estallaron los Panama Papers y su tardía revelación de que él poseía acciones, que vendió en 2010.

Una situación que había negado hasta el jueves por la noche sistemáticamente cinco veces, a lo largo de la semana, cada vez que le preguntaban. Primero sostuvo que era una cuestión privada, luego que no tenía “acciones offshore” y que tampoco las tendría en el futuro. Luego enumeró su casa, su salario y sus ahorros como toda fortuna. Finalmente decidió decir la verdad.

En una entrevista en ITV el jueves por la noche, Cameron reconoció que él y su esposa Samantha tenían 5.000 acciones en la sociedad offshore de Ian, su padre, que había vendido por 31.500 libras esterlinas, antes de ser premier en 2010.

Su padre no había pagado impuestos en Gran Bretaña por 30 años con Blairmore Holdings, su compañía offshore, que trasladó a Irlanda cuando su hijo asumió el poder. También admitió que él no sabía si sus 300.000 libras recibidas como herencia de su padre se habían beneficiado o no del status de paraíso fiscal. Explicó que no pagó impuestos a las ganancias por 19.003 libras esterlinas que ganó con la venta de las acciones. Por sólo 300 libras estaban por debajo de la franja tributaria establecida con que se beneficiaban él y su esposa.

La más delicada situación para el primer ministro fue repetir una mentira cinco veces, omitiendo reiteradamente la verdad. Una grave falta en la clase política británica que, generalmente, se paga con la dimisión. En el caso de Cameron, su decisión es “moralmente equivocada”, según sus pares parlamentarios. Pero se encuentra en plena campaña del referéndum del 23 de junio para decidir la salida o no de Gran Bretaña y este caso podría aliviar la presión para una renuncia.

Los laboristas, desde el número 2 Tom Watson a un líder de la transparencia como el laborista John Mann, exigen su dimisión. Para Mann, el primer ministro no tiene “otra opción” que la renuncia frente a estas revelaciones por “no haber sido honesto”.

“Tiene que renunciar. No tiene otra opción. La cuestión aquí, es de honestidad. Él lo cubrió. La cuestión clave es que falló en decir al Parlamento; falló en declararlo; falló en decírselo a la gente cuando se presentó como primer ministro”, dijo John Mann, diputado por Bassetlaw, que ha hecho campaña por la transparencia tributaria. “No hay una regla para los ricos que dirigen el partido tory y otra para el resto de nosotros”, aclaró.

El vicejefe del laborismo, el periodista Tom Watson, especificó que Cameron no puede ser acusado por las acciones de su padre, pero sí “por hipocresía. Él dijo que el sol es el mejor desinfectante y no fue directo con el público británico sobre sus arreglos financieros. Eso no sería tan malo si él no hubiera dado lecciones a gente muy prominente sobre sus arreglos tributarios. Él los llamó moralmente equivocados por haber invertido en esos esquemas. A la gente no le gusta esto. Ellos quieren muchas más respuestas de David Cameron antes que este escándalo se vaya”, aseguró.

Con la cobertura de prensa y especialmente la televisión británica con el caso Cameron como tema principal y hablando abiertamente de su posibilidad de renuncia, los laboristas se preguntan “por qué tardó tanto tiempo” el primer ministro en aceptar la verdad, cuando los detalles de su padre comenzaron a emerger el lunes pasado. “No hay una regla para los ricos que dirigen el partido tory y otra para el resto de nosotros”, apreció el secretario (en las sombras) de Pensiones y Trabajo Owen Smith. 

Boris Johnson lo remplazaría

Los laboristas quieren saber si hay otras inversiones de David Cameron solo o con socios y si tienen los mismos arreglos el Chancellor de las finanzas, el millonario George Osborne, y por qué violó las reglas parlamentarias al no declararlo.

La honestidad de Cameron está hoy bajo la lupa. Si es forzado a la renuncia habrá un desafío parlamentario en sus filas para remplazarlo. Su resultado puede entronar como nuevo líder conservador y primer ministro al carismático, excéntrico, periodista tory y alcalde de Londres, Boris Johnson, y sincerar su rol en la campaña pro Brexit o salida de la Unión Europea. No es otra cosa que remplazar a David Cameron como primer ministro.