Erich Fromm decía que el amor es la respuesta al problema de la existencia humana, The Beatles afirmaban que es todo lo que necesitamos y Quevedo lo describía como hielo abrazador y fuego helado. Como éstas, miles de definiciones han llegado por parte de la ciencia, la música, la literatura y el resto de las artes; sin embargo, la mayoría ha ignorado una de las facetas de este sentimiento, su sabor.

El amor sabe a chocolate y el chocolate puede hacernos sentir enamorados.

Entre sus múltiples propiedades, el chocolate provoca que el cerebro genere endorfinas, las cuales ocasionan en el organismo una sensación de placer y felicidad muy similar al sentimiento existente cuando se está enamorado.

Es por ello que este alimento siempre ha estado relacionado con el amor, desde su llegada a todo el mundo a través de Europa en el siglo XVI, o quizá desde antes.

Es esta la verdadera razón por la que en el día del amor y la amistad el chocolate es el regalo preferido, por sus químicos que generan una gran cantidad de beneficios como cambiar positivamente el humor, eliminar la depresión, estimular y maximizar las emociones en en el cuerpo y fortalece el lazo existente entre ambos, resaltando las cualidades de cada uno y maximizando el enamoramiento.

Comúnmente solemos endulzar los alimentos debido a una motivación natural que nos hace sentir atraídos y, en ocasiones, adictos al azúcar. Muchos justifican este hábito de dulcificar los alimentos con ingredientes como el chocolate a partir de la necesidad humana de sobrevivir al “duro” invierno y guardar reservas en el cuerpo que nos produzcan un calor interno para ayudarnos a enfrentar las bajas temperaturas.

Aunque realmente no hay temperaturas tan extremas en Salta, así que este gusto por volver más dulce lo dulce podría tratarse más bien de una educación o rasgo cultural basado en la recompensa inmediata, pues nos hemos vuelto adictos a los sabores intensos, ya que si algo no posee ese sabor agudo y penetrante, nosotros nos las arreglaremos para añadirle más sal, azúcar o especias que potencien su sabor.

Por lo que al final, el sabor real de lo que comemos es lo que menos importa y lo único que hacemos es saciar nuestro paladar a base de azúcar y otros elementos culinarios que despiertan ese deleite de sabores que tanto nos encantan. Y para que continúes disfrutando de segundos de un placer perfecto a través del sentido del gusto, te dejamos algunas ideas con la que puedes bañar, congelar, dipear o rellenar de chocolate mucho alimentos que nunca se te hubieran ocurrido antes.

Aquì va una rica receta para endulzar nuesto ego

Coquitos cubiertos de chocolate

Precaliente el horno a 350° F. 

En una bandeja para horno cubierta de papel manteca para hornear, agregue el coco rallado en una bandeja y en otra las almendras fileteadas y hornee por unos 5 minutos o hasta que se logren dorar un poco, dándole vuelta cada cierto tiempo para que se doren por igual. (deben quedar color caramelo clarito) (con mucho cuidado de que no se queme, ya que tanto el coco como las almendras se queman muy fácilmente). Deje enfriar un poco. Con una batidora lleve las claras a punto de nieve y agregue lentamente el azúcar, hasta que se formen picos. Agregue extracto de vainilla, ralladura de naranja, sal marina y revuelva bien. Agregue el coco rallado (previamente tostado) y las almendras fileteadas y revuelva bien. En las mismas bandejas en donde tostó el coco (cubiertas de papel pergamino para cocinar) y con las manos mojadas, vaya agregando las galletitas. Para hacerlas forme triángulitos o bolitas de mas o menos 1.5 pulgadas de diámetro, deje un espacio prudencial entre galleta y galleta. Hornee por unos 17 minutos o hasta que las galletas estén doraditas. Enfríe bien en una rejilla. Cuando las galletas ya se hayan enfriado, derrita en baño María el chocolate con el aceite de coco. Cubra cada puntita de cada galleta con chocolate y vuelva a poner en la rejilla. Deje que se enfríe y endurezca el chocolate y luego puede guardar las galletas en un contenedor de vidrio por una semana.