Ante el reclamo por el celibato, el máximo referente de la iglesia, Francisco, indicó que "el celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia". 

En la Iglesia Católica la renuncia al matrimonio y la promesa de castidad son una obligación para los sacerdotes desde el II Concilio de Letrán, en 1.139. Sin embargo, en las iglesias de rito oriental esta misma orden no se respeta, situación que más de una vez generó una discusión en torno si es necesaria o no semejante prueba. Ahora otra vez es materia de conversación luego de que un grupo de 26 mujeres le escribieran una carta al Papa Francisco para solicitarle que revise esta disciplina sobra la que su antecesor, Benedicto XVI no dio el brazo a torcer. Las declaraciones ocurren tras una misiva indicaban que vivieron o viven en una relación sentimental con un sacerdote y querrían no tener que ocultarse por esto.

No conforme con esta declaración, sabiendo la repercusión que generaría, el Sumor Pontífice también se refirió a la posibilidad de, en un futuro, dar un paso al costado: "Tenemos que verlo (al papa emérito) como una institución. Él (Benedicto XVI) abrió una puerta, la puerta de los papas eméritos", dijo Francisco. "¿Habrá más (renuncias papales)? Sólo Dios sabe si habrá otros, pero la puerta está abierta". Si el momento llega -explicó- "haré lo que el Señor me diga, rezar y tratar de encontrar la voluntad de Dios. Pero creo que Benedicto XVI no fue un caso único".