En màs de una vez en los últimos días, durante la crisis de las tarifas, Juan José Aranguren, ministro de Energía, le dijo a Mauricio Macri que estaba dispuesto a abandonar el cargo si resultaba necesario. "Si te vas, no vas a conseguir lo que siempre quisiste, que es cambiar la Argentina", lo terminó de cortar días atrás el Presidente.

El Gobierno le viene dando vueltas al asunto desde que la Corte falló contra los aumentos. Ayer por la mañana, Macri volvió a reunirse en Olivos con parte de su equipo para terminar la propuesta que presentará en la audiencia pública el 16 del mes próximo. Estaban Aranguren, los coordinadores Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el diputado Emilio Monzó y el ministro Alfonso Prat-Gay (Hacienda y Finanzas). El borrador confeccionado ya incluye una autocrítica: las facturas llegarían con subas de alrededor del 300%, por debajo del 400% que forzó los amparos y arruinó el plan inicial. Si todo sale bien, la baja de subsidios será entonces inferior: el 15% del costo del gas que el Estado tenía previsto pagar antes del fallo quedará ahora en 45%, pero irá decreciendo de manera paulatina hasta quedar en 0% en el transcurso de tres años.

Habrá que discutirlo. Pero es la idea que la Casa Rosada llevará a audiencias que prometen ser tensas, como se anticipó en estos días. "¿Cómo vas a destinar 11 horas de tu trabajo a una discusión en el Congreso? Hay que pedir que se acorten", le dijo Macri a Marcos Peña al repasar el paso del miércoles por Diputados. "No, hay que hacerlo: para mí es como un focus group de las fuerzas de la Argentina", contestó el jefe de Gabinete.

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Es cierto que el focus group viene esta vez turbulento. La oposición ha detectado en los tropiezos tarifarios un síntoma de debilidad del Gobierno y decidió aprovecharlo. Es tal vez el mayor resguardo de Aranguren en el cargo, porque dejarlo ir significaría para Macri moverse al ritmo de sus adversarios. El ministro nunca lo dirá en público, pero puertas adentro admite un error que el Gobierno pagó caro: al calcular en su momento las subas, su equipo no tuvo en cuenta una medida que Cristina Kirchner tomó en 2014 y que les abarataba el gas a los usuarios que bajaran desde 5% el consumo, premio que mejoraba si el ahorro superaba el 20%. Esa decisión hizo que el invierno pasado, inéditamente cálido, terminara en facturas irrisorias porque casi no hubo necesidad de calefacción. El problema llegó este año, con el mayo más frío en 60 años: las comparaciones tuvieron que hacerse contra ese piso y eso multiplicó las alzas. Chocaron los planetas.

Es el caso Sergio Massa, todavía no explicado del todo. El líder del Frente Renovador se quejó el mes pasado en TN de haber recibido un incremento de cinco veces y pagado por el gas 8700 pesos. Pero el problema había sido, además del tarifazo, el consumo de los Massa, que venían de necesitar por el dócil otoño de 2015 sólo 766 metros cúbicos, 24% menos que un año antes, cuando el medidor registró 1004 m3.

El desenlace fue previsible. Ese ahorro de entonces, que les valió una factura de apenas 31 centavos por m3 -un quinto de los 1,5 pesos de 2014- se convirtió en pesadilla este año, cuando la temperatura los obligó a encender la estufa y consumieron 1170 m3, un 53% más.

Resultado: con tarifa más cara y mayor consumo, Massa subió varias escalas y pagó $ 5,20 por m3. Es el aumento que les mostró esa noche a los Leuco. "Malena me mandó la factura de gas que llegó a casa. Me causó gracia porque me dijo: 'Voy a tener que salir a yirar'", sonrió en el estudio.

Los usuarios que han quedado en esa situación son un 25%. Pero el Gobierno intentará que no vuelva a pasar: en los 12 primeros meses pondrá topes para esos casos. En paralelo, el plan dispone que el precio mayorista del gas se fije según el costo de la importación más cara, que son los barcos que llegan a Escobar y Bahía Blanca. Esa medida supone subir el precio a US$ 7 el millón de BTU, es decir, 55% más que los US$ 4,5 que habían fijado los aumentos que detuvo la Corte.

Esa modificación será la más controvertida de todas, porque el tribunal resolvió que también fuera sometida a audiencia. Un cambio significativo que saltea la histórica diferencia entre tarifa, que se aplica a los servicios regulados, y precio, determinado por el mercado. No por nada esta crisis le sumó a la Casa Rosada una sorpresiva decepción: Ernesto Sanz, el hombre en quien Macri confiaba para hacerle entender estas cuestiones a la Corte por sus vínculos con Ricardo Lorenzetti.

Fuente:Agencias Buenos Aires