MUNDO
17 de septiembre de 2016
El peso mexicano sufre un nuevo mínimo histórico ante el dólar
La divisa encadena una de las peores rachas de la década. Trump, el petróleo y los tipos de interés estadounidenses juegan en contra de su recuperación.
No hay descanso para el peso. Con el mercado mexicano cerrado por la fiesta de la Independencia, la divisa volvió este viernes a caer frente al dólar y registrar un mínimo histórico. Así, en sólo 24 horas, descendió un 1,4% y quedó en 19,62 unidades por dólar, su peor resultado al cierre. Un impactante dato que posiblemente sea el preludio de una tormenta aún mayor. La próxima semana la Reserva Federal revisará sus tipos de interés y los expertos apuntan a que entonces puede cruzar el umbral psicológico de los 20 pesos.
El crecimiento del PIB, quedarà por debajo del anhelado 3%, cuatro dècima menos de lo pronosticado
La caída viene de atrás. En poco más de un año se ha depreciado un 20% y esta misma semana ha llegado a ser la moneda más vapuleada de los países emergentes. En su contra juega que, con 135.000 millones de pesos cambiando de manos diariamente, es una de las divisas más líquidas del planeta y, por tanto, extremadamente sensible a los temblores, sobre todo, si proceden de Estados Unidos, el destino del 80% de sus exportaciones.
El gigante del norte, que absorbe el 80% de las exportaciones mexicanas, avanza a cámara lenta. En el primer trimestre ha crecido menos de lo esperado y su producción industrial bordea la recesión.
En Washington todas las miradas están puestas en una eventual subida de los tipos de interés el próximo miércoles. Una decisión que, como un imán, disparará la cotización del dólar y aumentará la volatilidad financiera en México. Los datos sobre inflación conocidos este viernes (1,1% interanual) no hicieron sino apuntalar el pronóstico de una intervención de la Reserva Federal.
Pero las tasas estadounidenses no son el único quebradero de cabeza para México. Aunque mantiene la inflación varada en el 3%, la inestabilidad internacional, el Brexit y especialmente el efecto Trump han puesto a su divisa en el disparadero. La posibilidad de que el candidato republicano gane las elecciones y abra una crisis contra su vecino del sur desalienta la inversión y hace aflorar las debilidades estructurales mexicanas.
Pemex, la gran petrolera pública, atraviesa el peor momento de su historia. El año pasado cerró con 40.000 millones de dólares de pérdidas y su futuro es ahora mismo incierto.
Sobre este fondo, la crisis del petróleo está teniendo un efecto demoledor. La abrupta caída del precio del barril ha vaciado las arcas estatales. El paliativo de la deuda no ha hecho sino aumentar la desconfianza. Durante el mandato de Enrique Peña Nieto, el endeudamiento público ha subido un 13% y ya alcanza el 50%. “Es una cifra que en países europeos puede ser asumible, pero que para México es demasiado alta”, señala Raúl Feliz, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Ante este desfase, el Gobierno ha prometido en sus presupuestos de 2017 lograr por primera vez el superávit. La fórmula magistral para este objetivo descansa en un fuerte aumento de la recaudación fiscal. Pero con el aparato estatal sometido a fuertes recortes y unas previsiones de crecimiento menguantes, muchos especialistas dudan de que sea posible.
Ante estas incertidumbres, las calificadoras internacionales ya han llamado la atención y pedido un mayor control de la deuda. Detrás late la posibilidad de que se rebaje la calificación del país. Una medida que dañaría las expectativas de recuperación y pondría al peso aún en mayores dificultades.
Reuters
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