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ECOLOGIA

8 de noviembre de 2016

El visón americano se convirtió en una plaga difícil de controlar para los ecosistemas patagónicos

Investigadores de la Universidad de La Plata llegaron a la Patagonia tras los pasos del mamífero que se transformó en amenaza para los ecosistemas sureños y pone en riesgo de extinción a especies acuáticas.

En un comunicado, la universidad explicó que "por primera vez, un estudio científico busca medir el impacto del visón americano en el ecosistema, cuya creciente expansión en el territorio patagónico afecta notablemente la población de las aves acuáticas ya que se alimenta de prácticamente todo animal que encuentra cerca". 

Los estudios revelaron que hay especies que disminuyeron notablemente su población, en especial las familias de aves migradoras que suelen vivir en las proximidades del agua, como cauquenes, macaes, cisnes de cuello negro, patos y otras aves anfibias.

El licenciado en Zoología e investigador de la Sección Ornitología del Museo de la UNLP, Juan Manuel Girini, explicó que “tras ser introducido en la Patagonia, y a medida que perdió valor como recurso para la industria de las pieles, el visón se escapó o fue directamente liberado de los criaderos, y comenzó así a dispersarse por toda la región”. 

Este animal carnívoro y carroñero consume todo tipo de peces, mamíferos, aves, crustáceos, insectos, y anfibios disponibles en el entorno. A su voracidad le suma una enorme facilidad para distribuirse por terrenos de diversas características como lagos, ríos y costas, adaptándose rápidamente a diferentes tipos de climas y regiones.

“El nuestro es el primer estudio que se hace en la región sobre el impacto del visón americano en el ecosistema, y tiene una gran importancia como justificación y prueba fáctica para que las autoridades tomen medidas de control sistemáticas sobre la población del visón, como la captura”, contó Girini y aseguró que “es la única manera de proteger a las especies locales que están gravemente amenazadas”.

Esta especie invasora “come tanto aves acuáticas como terrestres o paseriformes”, dijo Girini, lo que supone un alto nivel de voracidad, que pone en peligro latente la existencia de muchas especies nativas, sea cual fuere su hábitat.

El visón americano es un mamífero que pertenece a la familia de los mustélidos, pariente de hurones y comadrejas, y originario de América del Norte. 

Fue introducido en la zona sur de Argentina y Chile durante la primera mitad del Siglo XX por la industria peletera y, poco a poco, se convirtió en una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitat o los ecosistemas, por su potencial colonizador y gran poder de adaptación.



Este pequeño mamífero “es un depredador voraz como todos los mustélidos, y está muy adaptado a los ambientes acuáticos”, agrega Girini, que investiga la población de visones americanos en la zona del Parque Nacional Lanín, en Neuquén, desde el año 2012, como parte de las tareas de Doctorado, dirigidas por el experto Diego Montalti.

“Para estimar la incidencia del visón en las poblaciones locales, estudiamos sitios en los que el mamífero no se encuentra y luego lo comparamos con los sitios en los que sí está presente”, lo que ofrece un índice que explica de manera precisa la forma en que afecta al entorno y a la fauna, manifestó el especialista que actualmente trabaja en la División de Zoología Vertebrados del Museo de la UNLP.

Durante los trabajos de campo, realizados en las épocas de primavera y verano entre los años 2012 y 2016, Girini confirmó que “el visón depreda huevos, pichones y adultos y eso provoca que baje el índice de supervivencia y reproducción” de aves de hábitos acuáticos, dejando a salvo, por ahora, a las especies que no frecuentan este tipo de ecosistema.

“El visón se distribuye desde el centro patagónico, y fue desplazándose hacia el norte gradualmente”, y a pesar de algunos relevamientos, por ahora “es difícil estimar la cantidad de estos mamíferos presentes en el Parque Nacional Lanín, a donde llegó a mediados de la década de 1990, y en todo el territorio patagónico”.

“Durante el estudio, trabajamos con guardaparques y biólogos del Parque Nacional”, proyecto del que además participaron muchos observadores aficionados de aves, conformando “un ida y vuelta entre ciencia y sociedad”, destacó el investigador del Museo.

Télam 

 



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