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ECONOMIA

25 de noviembre de 2016

Los desafíos del mundo laboral: serás especialista o te quedarás sin trabajo

El paradigma del profesional generalista está quedando obsoleto. En su lugar crece la valoración de los expertos que tengan un conocimiento profundo de su área.

Cada vez más artículos circulan sobre el empleo futuro, el impacto de los robots y la tecnología en nuestros trabajos en el mediano plazo. Los resultados de los análisis son realmente pesimistas. Esto hace recordar las situaciones vividas en el siglo XIX con el movimiento ludista. El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses que protestaron entre 1811 y 1817 contra las nuevas máquinas que destruían empleo. Los telares industriales, la máquina de hilar industrial y el telar industrial introducidos durante la Revolución Industrial amenazaban con reemplazar a los artesanos con trabajadores menos cualificados y que cobraban salarios más bajos, dejándolos sin empleo. Los ludistas eran prácticos: rompían a mazazos las máquinas. Sin máquinas no hay competencia por el trabajo. Parecería que estamos volviendo a ese tiempo y en cualquier momento aparecerán nuevos ludistas rompiendo computadoras y robots. Lo que sí es inevitable es que los jóvenes del futuro tendrán trabajos poco reconocibles en la actualidad, por más esfuerzos que se hagan para impedir el desarrollo de las nuevas tecnologías.


Linda Gratton, en su libro El cambio, describe el futuro del trabajo y empleo diciendo que el mundo laboral se caracterizará por la fragmentación, el aislamiento y la exclusión. Por fragmentación refiere a la incapacidad de generar foco, concentración y creatividad. Por aislamiento, Gratton considera que el futuro del trabajo va a implicar la desaparición del cara a cara y el aumento del trabajo solitario y aislado. Al final, la exclusión parte de la idea de que mucha gente va a quedar fuera de las organizaciones al menos en la forma que hoy conocemos el trabajo. Probablemente muchos en el futuro no sepan lo que significa ser parte de la nómina de una empresa y, mucho menos, comprometerse con la misma.

Definitivamente, el mundo laboral del futuro está lleno de contradicciones. Mientras algunos como Gratton hablan de fragmentación, aislamiento y exclusión, estos conceptos conviven con la importancia de la colaboración y la economía del conocimiento.


¿Cómo podemos, entonces, superar los problemas que el empleo futuro nos depara? Para empezar hay que recordar que siempre que surgió una nueva tecnología también se produjo la desaparición de algunos empleos, pero se crearon otros nuevos.

Hoy el paradigma que está quedando obsoleto es el del directivo y profesional generalista. No porque no sea importante, sino porque el valor del experto está tomando mucha más criticidad, y tanto la consolidación del desarrollo directivo como la carrera directiva van a requerir un nivel de expertise mayor.


Entonces la nueva fórmula laboral pasará por dejar de ser un generalista superficial para convertirse en un superexperto. La continuidad laboral en el futuro va a requerir de una persona que sea especialista y sea reconocida por ello. La fragmentación de la que hablaba Gratton hace que sea difícil poner foco a las cosas, así como lograr concentración y creatividad. Esto se soluciona con expertos. El foco del experto especialista es la profundidad y el conocimiento de los temas o áreas que maneja. Para ser exitoso, el profesional del futuro deberá adquirir un conocimiento profundo y habilidades sobre un área de expertise. Para lograr esto también será clave decidir qué habilidades y conocimientos serán relevantes en el futuro, y asegurarse que el profesional desarrolle una profundidad en más de un área. Esto impactará de lleno en las competencias y carreras que los futuros profesionales elegirán. ¿Va esto contra la vocación? No. Si uno quisiera ser médico puede serlo, pero hay que asegurarse de ser como el protagonista de la serie Dr. House, que era un experto en los diagnósticos que realizaba.

¿Cómo lograr un nivel de expertise tan alto? ¿Alcanza con elegir la carrera adecuada? Definitivamente, no. En un mundo fragmentado y de multitareas, la capacidad de concentrarse y desarrollar las habilidades propias parecería ser la respuesta a cómo lograr un nivel alto de especialidad. El psicólogo Anders Ericsson ha demostrado que el proceso de práctica constante y práctica profunda de una disciplina es lo que permite convertirse en especialista. ¿Qué significa esto en la práctica? 10.000 horas de trabajo. La fórmula sería algo así: práctica profunda de una disciplina + 10.000 horas = superespecialista. Diez años de ejercitación constante de una actividad logran que alguien se convierta en experto. ¿Tienen que ser los expertos del futuro genios? Rotundamente, no. Tienen que tener constancia, disciplina y 10.000 horas disponibles.

El autor es profesor PhD de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella



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