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13 de marzo de 2017

Independiente Rivadavia con el ego herido

Uno de los puntos más fuertes de la Lepra es la defensa de la pelota parada. Atlético Paraná, que le agarró la mano al Azul y lo sometió en el complemento, es el segundo equipo que le anota por esa vía en el torneo.

Dos puñaladas traperas al orgullo recibió Independiente Rivadavia en Entre Ríos. La primera, en el juego. Si bien Atlético Paraná no lo superó futbolísticamente y estuvo lejos de avasallar al equipo mendocino, tuvo el suficiente coraje para apretarlo al Azul en sus últimos metros y someterlo casi a la asfixia en un complemento que fue enteramente del local. 

Al Independiente que había lucido brillante en el arranque del partido, el Gato lo redujo a su menor expresión. Le agarraron la mano, Ortiz acertó en los cambios y el Azul se quedó sin pelota y con la única misión de soportar.

Si bien tuvo en un par de contragolpes la chance de liquidarlo (Cardozo metió un tiro en el palo y a Curuchet le hicieron penal en una falta que el árbitro retrotrajo y la cobró fuera del área) ya su imagen de equipo imponente de la primera parte se había dañado. Primera puñalada.

La segunda llegaría con el gol. Si hay algo de lo que puede hacer alarde el conjunto de Martín Astudillo es de su gran trabajo a la hora de defender la pelota parada. Sólo Diego Cagna, un experto para trabajar en ofensiva ese tipo de balones, había logrado con su San Martín de Tucumán derrotar la vía aérea de Independiente. Y no sólo una vez, sino dos: González anticipó a todos y cabeceó en el primer palo y luego el central Moreira ponía el 2-0 aquella vez en el Gargantini tras conectar el segundo cabezazo en el área. 

Sólo el Santo tucumano lo había hecho. Nadie más en el torneo pudo marcarle un gol por esta vía al Azul, que sacaba pecho. Hasta que en Paraná, Lencioni anotó de palomita luego de un tiro de esquina de Ekkert. Segunda puñalada al ego. 

¿Lo mejor del fin de semana? El primer tiempo del equipo, donde mostró mucho de ese abanico de virtudes que lo llevaron en algún momento a ser líder de la B Nacional: presión alta predisponiendo entre cinco y seis futbolistas para la tarea, la toma de riesgos, el vértigo en la transición defensa-ataque y la gran intensidad de movimientos de tres cuartos hacia adelante.

Y el otro aspecto positivo fue el punto, sobre todo por ser el primero que suma en condición de visitante ante un rival directo y por lo adverso que se dio el complemento.

Martín Astudillo - DT de Independiente: “Tenemos que aprender a manejar esta circunstancia”

Atlético Paraná fue una máquina de tirar centros. Le sacaron el jugo al lungo Cadenazzi, quien se llevó las marcas en la jugada del gol y Lencioni anotó. 

"Tenemos que aprender a manejar esa circunstancia, no solo Atlético Paraná juega así, si no que otros equipos también lo hacen; hay que saber contrarrestarlo", explicaba el entrenador.

"Ellos jugaron a lo que están acostumbrados: a tirar centros, pelotas paradas, a hacer del pelotazo una opción de ataque y eso nos complicó. Pusieron muchos hombres de envergadura en el área y en cada centro nos pusieron en aprietos; fue tal, que así nos marcaron; por el juego no fuimos superados", cerró.

 

De los 21 goles en contra, 3 fueron por pelota parada

La vía aérea del Azul está defendiendo de gran manera los centros que llegan al área por balón quieto, más allá de lo que sucedió en Paraná: tres goles de 21 es una marca de la cual los defensores pueden sacar pecho. 

De cabeza, en tanto, le anotaron cuatro veces más al Azul pero mediante centros que llegaron desde un desborde donde el atacante puede sacar mayor ventaja ya que la pelota está en movimiento.

Miranda bajó un centro de cabeza para Vilchez en el 1-0 de Central Córdoba en Santiago del Estero, luego el Ogro Núñez anotó de cabeza en el Gargantini y por último Argentinos facturó por duplicado en la Paternal tras sendos centros de un intratable Cabrera (Sandoval y Lenci fueron los autores de los goles aquella vez).

Pasando el limpio: de los 21 goles que recibió la Lepra, 7 fueron de cabeza (es decir el 33% de los tantos que le convirtieron) y de esos 7 sólo 3 llegaron por balón parado (14%).



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