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POLITICA

11 de abril de 2017

Los sindicatos: la monarquìa paralela Argentina

Los sindicatos argentinos son cada vez más poderosos con una estrategia clara: negocian con todos los gobiernos y logran paz a cambio de más salario para sus afiliados y más dinero para sus sindicatos. Una clave: la salud de la mayoría de los argentinos pasa por las obras sociales que controlan.

Nada más ocupar su despacho de presidente en la Casa Rosada, Mauricio Macri llamó a los siete sindicalistas más poderosos del país.

 

La fotografía de “los gordos”, como se les conoce a los más duros y polémicos, con el gobernante que fuera de Argentina todos asocian a la derecha liberal lanzaba un mensaje claro dentro y fuera del país: Macri respeta su poder. Por si había dudas, pocos días antes los gordos habían logrado otro hito: vetaron al ministro de Trabajo que el presidente tenía pensado, Jorge Lawson, cercano a los empresarios. Macri rectificó y puso a Jorge Triaca, hijo de uno de los sindicalistas peronistas más conocidos de los 90, que se hizo famoso por ser el primero que solicitó la entrada en el exclusivo Jockey Club, todo un símbolo de estatus social.

Hugo Moyano

Hugo Moyano

TITULAR DEL SINDICATO DE CHOFERES DE CAMIONES Y LÍDER DE LA CGT-AZOPARDO

29 años en el cargo 
Entre 150.000 y 230.000 afiliados

Hugo Moyano

Hugo Moyano

Perfil:

El sindicalista más conocido y con mayor capacidad de movilización de Argentina, Hugo Moyano (La Plata, 1944), da un paso al costado en su meteórica carrera sindical. Se despide de la mayor central obrera del país, la CGT, tras más de 13 años en la secretaría general, todo un récord. Criado en el seno de una familia humilde en Mar del Plata, Moyano entró en el mundo sindical con 18 años. Desde 1987, bajo la dirección de Moyano, Camioneros ha disparado el número de afiliados y ha expandido sus tentáculos a 14 ramas de actividad: carga, repartidores, barrenderos, recolectores de basura y empleados postales, entre otros. Esto le permite decir que con sólo cinco llamadas puede parar el país. Moyano tejió una sólida alianza con el kirchnerismo, pero la rompió en 2012. Durante la última campaña hizo malabares lingüísticos para no pedir el voto por Macri.Luis Barrionuevo 

 

Luis Barrionuevo

Luis Barrionuevo

TITULAR DE LA UNIÓN DE TRABAJADORES DEL TURISMO, HOTELEROS Y GASTRONÓMICOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (UTHGRA) Y JEFE DE LA CGT AZUL Y BLANCA

30 años en el cargo
Unos 300.

Luis Barrionuevo

Luis Barrionuevo

TITULAR DE LA UNIÓN DE TRABAJADORES DEL TURISMO, HOTELEROS Y GASTRONÓMICOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (UTHGRA) Y JEFE DE LA CGT AZUL Y BLANCA

30 años en el cargo
Unos 300.

Luis Barrionuevo

Luis Barrionuevo

Perfil:

Representante del ala conservadora del peronismo, Luis Barrionuevo (Catamarca, 1942) ha combinado su carrera gremial con la política y es hoy uno de los líderes sindicales más polémicos. Llegó al gremio de Gastronómicos en 1975, cuando intentó tomar el sindicato por la fuerza, y pese a ese incidente no paró de escalar hasta que en 1986 llegó a la Secretaría General. En 2008, ante la imposibilidad de desalojar a Moyano de la CGT, se escindió y creó la CGT Azul y Blanca. Con Carlos Menem (1989-1999) en la Presidencia, se hizo tristemente célebre por frases como “tenemos que dejar de robar por lo menos dos años” y “en este país nadie hace la plata trabajando”. Fue presidente del club deportivo Chacarita Juniors (1993-2005). En 2006 fue imputado en una causa judicial por presuntas irregularidades en el sistema de salud para los jubilados (PAMI).

 

Antonio Caló

Antonio Caló

TITULAR DE LA UNIÓN OBRERA METALÚRGICA (UOM) Y JEFE DE LA CGT-ALSINA

12 años en el cargo
Unos 300.000 afiliados

Antonio Caló

Antonio Caló

Perfil:

Considerado un sindicalista de bajo perfil y con fama de negociador paciente, Antonio Caló alcanzó su máximo protagonismo en 2012, al ser elegido secretario de la CGT oficialista en un intento de Cristina Fernández de Kirchner de debilitar a Moyano, que quedó al frente de la CGT - Azopardo. Caló, nacido en Buenos Aires hace 68 años, comenzó su carrera gremial a finales de los 60 en Pirelli, donde conoció al histórico dirigente Lorenzo Miguel. Se formó a su lado durante varias décadas, en las que fue asesor del sindicato, jefe de Gremiales y administrador de un policlínico, hasta que contra todo pronóstico se quedó con la titularidad de la UOM en 2004. Su mensaje moderado en la recta final del kirchnerismo chocó con las duras críticas lanzadas por el líder camionero.

Gerónimo Momo Venegas

Gerónimo Momo Venegas

TITULAR DE LA UNIÓN ARGENTINA DE TRABAJADORES RURALES Y ESTIBADORES (UATRE)

25 años en el cargo
Unos 800.000 afiliados

Gerónimo Momo Venegas

Gerónimo Momo Venegas

Perfil:

En su infancia, compartida con ocho hermanos, fue “fileteador, aprendiz de herrería, boyero, ordeñador, esquilador, peón de campo, alambrador, tropero, palero y estibador”, según su autobiografía. Pero hoy, a punto de cumplir 75 años, Gerónimo Momo Venegas es un influyente sindicalista, que se mostró cercano a Macri durante la campaña electoral. Militante en UATRE desde 1968, llegó a su Secretaría General en 1991 y en la actualidad ocupa también la secretaría de Interior de la CGT de Moyano. En 2008 intentó mediar en el conflicto abierto entre el campo y la presidenta, Cristina Fernández, pero después se distanció con rapidez. Pese a su compromiso público para reducir el trabajo infantil, este no ha desaparecido y el trabajo agrícola en negro ronda el 70%. Fue procesado por el supuesto manejo irregular de medicamentos en 2011, pero no ha sido llevado a juicio. Está en contra de la unificación de la CGT tal y como la plantea Moyano.

 

Armando Cavalieri

Armando Cavalieri

TITULAR DEL SINDICATO DE EMPLEADOS DE COMERCIO

26 años en el cargo
Unos 1,5 millones de afiliados

Armando Cavalieri

Armando Cavalieri

Perfil:

El más gordo entre los Gordos (gremios grandes). Armando Cavalieri lidera el sindicato con mayor número de afiliados de Argentina, el de Comercio (SEC). En los 70, el gremio lo expulsó por una denuncia por estafa en un plan de viviendas, pero logró volver. La dictadura no fue un obstáculo sino un trampolín: en esos años encabezó la Comisión Nacional del Trabajo, el sector sindical que dialogaba con los militares, junto a Jorge Triaca, el fallecido padre del actual ministro de Trabajo. Con el regreso de la democracia, asumió en el SEC Capital en 1986 y cuatro años después pasó a dirigir el sindicato a nivel nacional. Durante los 90 supo acercarse a Menem -que le benefició mucho con la desregulación sindical- y en la década pasada mantuvo buenos vínculos también con el kirchnerismo, como muestra su apoyo a Caló frente a Moyano. Fue procesado en los 90 por amenazas a una periodista que investigó su abultado patrimonio.

Luis Barrionuevo

Luis Barrionuevo

TITULAR DE LA UNIÓN DE TRABAJADORES DEL TURISMO, HOTELEROS Y GASTRONÓMICOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (UTHGRA) Y JEFE DE LA CGT AZUL Y BLANCA

30 años en el cargo
Unos 300.000 afiliados

 

Carlos West Ocampo

Carlos West Ocampo

TITULAR DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE TRABAJADORES DE LA SANIDAD DE ARGENTINA

31 años en el cargo
Unos 180.000 afiliados

Triaca obtuvo el plácet sindical y ahora es el encargado de negociar con ellos cada día. Los sindicatos argentinos, un caso único en Latinoamérica y muy raro en casi todo el mundo, donde están en retroceso, han sobrevivido a dictaduras, olas neoliberales, crisis económicas y conservan intacto su poder, que ahora buscan reforzar con una reunificación inédita de la CGT, el más importante. Hasta el Papa Francisco les recibe con frecuencia en el Vaticano. ¿Cómo lo hacen?

La explicación principal que ofrecen todos los analistas es sencilla: los sindicatos funcionan bien para sus afiliados. Son útiles y resuelven los problemas. Los más de 3.000 sindicatos argentinos se han olvidado de cuestiones ideológicas para concentrarse en negociar, con técnicas no siempre confesables, para lograr su objetivo: mejorar el salario y las condiciones de trabajo de sus afiliados, que están entre las mejores de Latinoamérica. El caso paradigmático es el de Camioneros, que gracias a su líder histórico, Hugo Moyano, que presume de poder parar el país cuando quiera, han logrado ser el gremio mejor pagado del país y acaba de pactar una subida del 37%.

Moyano, que precisamente hoy deja paso a una nueva generación al frente de la CGT, la mayor central obrera del país, ha logrado el sueño de cualquier padre: dejar la conducción de Camioneros en manos de su hijo, Pablo, y otro sindicato, el de trabajadores de peajes, en manos de su hijo Facundo, diputado del Frente Renovador de Sergio Massa. Moyano es la quintaesencia del sindicalismo argentino, una especie de monarquía paralela en un país que rompió con los Borbones hace ahora 200 años. Pasan gobiernos y empresarios, siguen los sindicalistas.

 

Jorge Omar Viviani

Jorge Omar Viviani

TITULAR DEL SINDICATO DE PEONES DE TAXI

34 años en el cargo

Jorge Omar Viviani

Jorge Omar Viviani

Perfil:

Acumula cinco mandatos al frente del sindicato de taxistas. Nacido en 1952 en Buenos Aires, Viviani comenzó a trabajar de taxista a los 19 años, cuando se afilió al sindicato que llegó a encabezar 11 años después. Formado sindicalmente bajo el ala de Hugo Moyano, su alianza con el líder camionero se enfrió a partir de 2011, cuando Moyano se alejó del kirchnerismo. Dejó la CGT y fundó el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), al que adhieren también importantes gremios, como el de ferroviarios, mecánicos (Smata), Luz y Fuerza y Petroleros. En 2007, su hermano Horacio apareció en un coche con dos tiros en el pecho, pero su confusa muerte nunca se ha aclarado. La llegada de Mauricio Macri a la Presidencia no ha mermado de forma significativa su poder. Ahora se opone al proceso de unificación de las tres CGT.

 

Gerardo Martínez

Gerardo Martínez

TITULAR DE LA UNIÓN DE OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN DE ARGENTINA (UOCRA)

16 años en el cargo
Unos 360.000 afiliados

Gerardo Martínez

Gerardo Martínez

Perfil:

Aunque nunca trabajó en la construcción, Gerardo Martínez lleva 26 años al frente del sindicato. Como otros dirigentes gremiales argentinos, su carrera sindical se ha complementado con cargos políticos. De su primer puesto de responsabilidad en la UOCRA en 1984, saltó a la secretaría general del gremio en 1990, con 34 años. Un año antes, con Carlos Menem como presidente, fue designado jefe de Gabinete del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. En 1995 fue elegido secretario general de la CGT y entre 1997 y 2001 fue diputado nacional por el Partido Justicialista. Quedó golpeado en 2012, cuando su nombre apareció en la lista de agentes del Batallón de Inteligencia 601 durante la dictadura (1976-1983), pero la Justicia lo sobreseyó en la causa y mantiene su influencia. Encabeza uno de los gremios más afectados por el aumento del desempleo desde que gobierna Macri.

 

Hugo Yasky

Hugo Yasky

CENTRAL DE TRABAJADORES DE LA ARGENTINA (CTA)

10 años en el cargo
Unos 1,4 millones de afiliados

Hugo Yasky

Hugo Yasky

Perfil:

Titular de la central obrera que se escindió de la CGT en 1991, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), desde hace una década. Nacido a las afueras de Buenos Aires en 1949, de padres socialistas y formado en la juventud peronista de los 70, Hugo Yasky se inició en la militancia sindical poco después de empezar a trabajar como maestro. Primero fue elegido como secretario general del sindicato de docentes de Buenos Aires en 1994, tres años después accedió a la conducción de la CTA de la capital argentina y en 2006 llegó a la secretaría general nacional. Se mostró cercano al kirchnerismo y es muy crítico con las políticas del Gobierno de Mauricio Macri.

Juan Carlos Schmid

Juan Carlos Schmid

TITULAR DEL SINDICATO DE DRAGADO Y BALIZAMIENTO Y AL FRENTE DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA DE TRABAJADORES DEL TRANSPORTE (CATT)

23 años en el cargo

Juan Carlos Schmid

Juan Carlos Schmid

Perfil:

El hombre fuerte del triunvirato que dirigirá la CGT a partir del 22 de agosto. Miembro de la comisión directiva de la CGT Azopardo, acompaña a Moyano desde finales de los años 90, cuando el líder camionero preparó el asalto a la CGT conducida entonces por Rodolfo Daer. Nacido en Rosario en 1951, la militancia sindical de Schmid se remonta a los años 60, cuando ingresa al Ministerio de Obras Públicas en la Dirección Nacional de Puertos. El 11 de junio de 1971 fundó el Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento, del que es su máximo representante desde el año 1993. Es un gremio pequeño, pero Schmid tiene fuerza para impulsar paros portuarios que impiden la exportación de granos, la principal fuente de ingresos de Argentina. Desde 2005, el portuario está al frente de la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, que aglutina a 36 gremios del sector, pertenecientes a la CGT que responde a Moyano.

 

Víctor Santamaría

Víctor Santamaría

TITULAR DE SINDICATO ÚNICO DE TRABAJADORES DE EDIFICIOS DE RENTA Y HORIZONTAL (SUTERH)

11 años en el cargo

Víctor Santamaría

Víctor Santamaría

Perfil:

Víctor Santamaría (Buenos Aires, 1965) es un sindicalista atípico, al frente del gremio de porteros de edificios (SUTERH) desde 2005. Además de combinar la dirigencia gremial con una carrera política y deportiva, Santamaría ha ido un paso más allá y ha entrado en el mundo de la comunicación, con medios opositores a Macri. Como director general del Grupo Octubre, gestiona un diario - Página 12-, tres revistas -entre ellas Caras y Caretas- y dos radios.En la actualidad es también diputado por el Parlasur, titular del Partido Justicialista de Buenos Aires y presidente del Club Sportivo Barracas desde 2012. Comenzó a militar en política dentro del peronismo en los años 80 y en 1999 fue elegido legislador de Buenos Aires, cargo en el que permaneció dos años.

 

Roberto Fernández

Roberto Fernández

TITULAR DE LA UNIÓN DE TRANSPORTE AUTOMOTOR (UTA)

9 años en el cargo
Unos 60.000 afiliados

Las cifras de la Organización Internacional del Trabajo son muy claras. El nivel de sindicación en Argentina es del 40%, en Brasil del 16,6%, en Chile del 14,4%, en México del 9,2% y en Colombia baja al 5,7%. El sociólogo Nicolás Damin, experto en sindicatos, ofrece una explicación. “Los argentinos saben que los sindicatos son los únicos que han logrado defender sus salarios a lo largo de la historia. En el 77 la dictadura anuló todas las afiliaciones y obligó a volver a inscribirse. El 95% lo hizo. En la crisis de 2001 la afiliación cayó por el desempleo, había 1,5 millones de afiliados menos que hoy. Pero cuando la economía se recuperó, lo primero que hizo la gente al conseguir trabajo fue ir al sindicato. La gente en Argentina se afilia para defender un interés económico, no ideológico. Por eso es tan eficaz y por eso los sindicalistas pueden mover 300.000 personas pero nadie les vota cuando quieren presentarse a las elecciones, porque no es lo mismo”.

El ministro Triaca asegura que el macrismo no ve a los sindicatos como enemigos a batir. “No los vemos como un factor de conflicto. Negociamos cada día, avanzamos, hemos logrado paritarias (subidas salariales) en una media del 32%, y el 90% están cerradas. Creemos que vamos a lograr un primer año de baja conflictividad social”. Triaca analiza la especificidad argentina, esa fortaleza sindical: “Los sindicatos argentinos se hicieron fuertes a partir del 45, con el peronismo. Eran sindicatos no marxistas, en línea con el peronismo, un populismo conservador. Hoy la situación ha cambiado, hay sindicatos que no son de raíz peronista. Y ahora llega un recambio generacional. Han tenido un desgaste muy importante, como la política; en las encuestas están bajos los políticos y los sindicalistas. Pero son un factor clave para los empresarios y para el Gobierno para poder negociar. Es un esquema estable que beneficia a todos”, resume.

Marcha de la CGT en Buenos Aires
El poder de las obras sociales

Los sindicatos no solo son eficaces para sus afiliados. Son muy poderosos porque son muy ricos. Tienen universidades, hoteles, medios de comunicación. El sindicato de porteros, Suterh, acaba de hacerse con el control de Página 12, el periódico histórico de la izquierda argentina. Pero sobre todo tienen hospitales y sistema de salud propio.

La mayoría de los trabajadores argentinos se atiende a través de las llamadas “obras sociales” de su sindicato. El periodista Ricardo Carpena, que los ha seguido desde 1985 para La Nación y Clarín, cree que es la clave. “Ese sistema se lo dieron con la dictadura de Onganía, en 1970. Es su gran caja, permite que millones de trabajadores accedan a un buen sistema de salud pero a la vez es fuente de corruptelas”. Mariano Martín, que analiza la realidad sindical para Ámbito Financiero, coincide. “Hay entre 17 y 20 millones de personas en Argentina que se atienden en las obras sociales sindicales. Es un caso único. Los sindicatos argentinos resisten porque dan respuesta a sus afiliados. Han demostrado una gran plasticidad política. No son revolucionarios, no responden a cuestiones de clase. Negocian con todos los Gobiernos, que les dan dinero para las obras sociales y subidas salariales a cambio de paz. Ahora hay que ver cómo reaccionan. Ellos crecen más en momentos de expansión económica”, explica.

“En Argentina han cambiado los partidos, la dirigencia empresarial, las fuerzas armadas, hasta la Iglesia. Pero los sindicatos siguen en manos de los mismos hace 30 años. ¿Cómo lo logran? Porque son funcionales al poder. Hasta los militares pactaron con ellos. Siempre existió la sensación de que sin los sindicalistas no se puede gobernar Argentina. Todos siguen la máxima instalada por Augusto Timoteo Vandor, líder de los metalúrgicos en los 60: “golpear para negociar”. No para cambiar el mundo ni hacer la revolución. Para negociar”, resume Carpena.

Ese poder enorme siempre ha ido acompañado de escándalos y violencia. El propio Vandor fue asesinado en su oficina en 1969 de cinco disparos. En 1973, José Ignacio Rucci, líder de la CGT, hombre de confianza de Juan Domingo Perón y principal dirigente sindical, fue asesinado de 23 disparos. Fue obra de Montoneros. La violencia política de aquellos años dio paso a otra mucho más prosaica. En 2007 fue asesinado por encargo Abel Beroiz, tesorero del sindicato de Moyano. Las batallas internas en los sindicatos son temibles. “Un sindicato no es un convento de las carmelitas”, ironizaba en una entrevista Luis Barrionuevo, otro de los históricos que teóricamente da un paso atrás, como Moyano, aunque todo indica que seguirá con el poder en la sombra. Muchos sindicalistas, como Moyano y Barrionuevo, controlan clubes de fútbol y con ellos a sus temidas barras bravas, que actúan como fuerza de choque en cualquier conflicto interno del sindicato.

El incombustible Barrionuevo es autor de otras frases históricas que no le han hecho perder un gramo de poder, como “en Argentina nadie hace la plata trabajando” y otra, la más famosa, cuando era un alto cargo del Gobierno de Carlos Menem y se multiplicaban las denuncias de corrupción: “Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años, si no, no sacamos el país adelante”. Barrionuevo aún hoy defiende ese “tenemos”, en primera persona.

Menem, que aplicó políticas neoliberales, fue clave para la resistencia del sindicalismo. Otros sindicatos latinoamericanos, como los peruanos, se hundieron en esos años 90 con la ola neoliberal. Los argentinos se aliaron con Menem, se metieron en su Gobierno y se hicieron más fuertes. Con los Kirchner, pese a que muchos se enfrentaron en la última etapa de la presidencia de Cristina, también crecieron con las negociaciones salariales casi siempre por encima de la inflación.

Ahora se enfrentan a un nuevo tiempo con un hombre que viene del empresariado liberal como Macri. Pero ya han demostrado que saben adaptarse. Ahora organizan una reunificación y dan paso a una nueva generación. Parece un cambio Lampedusiano, para mantener un esquema de poder que funciona tanto para los sindicatos como para sus afiliados. E incluso para el Gobierno y los empresarios. Más difícil lo tiene ese 35% de trabajadores argentinos en negro, sin acceso a sindicatos.

Cuando Macri llegó al poder, algunos pensaban que sería el tercer presidente no peronista –después de Raúl Alfonsín y Fernando De La Rúa- en no poder terminar su mandato, entre otras cosas por la guerra sin cuartel de los sindicatos peronistas. Pero después de una manifestación masiva en la que le recordaron su poder, han vuelto a la calma y a la negociación, su especialidad. Y hasta los propios sindicalistas más alejados de Macri, como el kirchnerista Hugo Yasky, entrevistado por EL PAÍS, asumen que esta vez va a ser diferente y el presidente acabará su mandato. Depende, en gran medida, de los sindicatos, esa gran particularidad argentina.

Imagen en portada:Antonio Caló (metalúrgico), Hugo Moyano (camionero) y Luis Barrionuevo (gastronómico), líderes de las tres principales centrales obreras argentinas. TELAM

Fuente:Carlos E Cuè



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