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ECONOMIA Y POLITICA

1 de agosto de 2014

El fracaso de las negociaciones con los buitreshizo recrudecer la interna entre Fábrega y Kicillof

Volvieron los cruces y los rumores de renuncia. El ministro cargó contra Brito, que negociaba con el aval del BCRA, y Cristina respaldó Kicillof con vehemencia.

Con el país en estado de default selectivo (así, al menos lo denominan las calificadoras de riesgo) y las negociaciones con los fondos buitre en punto muerto, la pelea entre el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, recrudeció. Si alguna vez desde uno y otro lado del ring intentaban maquillar las diferencias y negar los encontronazos, estos ahora son abiertos y parecen conducir la relación a un punto de no retorno.
La presidenta Cristina Fernández respaldó ayer rotundamente a Kicillof por cadena nacional. Lo sentó a su lado. “Contó algo porque yo le pedí que lo cuente”, dijo. Se refería a que Kicillof remarcó, para refutar su supuesta intransigencia, que él negoció con 19 ministros de Finanzas el acuerdo con el Club de París. Los interpretadores dirán que no lo nombró a Fábrega. El ministro es señalado por la Asociación de Bancos de capital nacional (Adeba) como el gran responsable de que su propuesta para comprar la deuda a los fondos buitre no haya prosperado. La jugada de Adeba, delineada por el presidente del Banco Macro Jorge Brito, contó con el aval de Fábrega, aunque el Banco Central negó cualquier vinculación con la operación. No hacerlo hubiera significado, de haber prosperado el negocio, una excusa para que gatillara la cláusula RUFO de los bonos reestructurados que obliga a igualar a los bonistas cualquier oferta a los holdouts.
En una conferencia de prensa en la que explicó la posición argentina para rechazar que el país esté en default (ver aparte), Kicillof aludió a la ingeniería vinculada a la oferta de Adeba. Los bancos iban a comprar la sentencia a favor de los buitres por u$s 1.600 millones. E iban a asegurarse cobrarla íntegramente en enero de 2015, cuando la RUFO dejara de ser impedimento. Para eso iban a contar con la garantía de Seguros de Depósitos S.A. (Sedesa), la firma creada para respaldar el dinero de los ahorristas en los bancos. Esa fue la excusa que usó Kicillof para voltear la propuesta.
“Me enteré por los diarios que querían cubrirse con Sedesa”, dijo el ministro que, en realidad, se enteró antes de la operación. “Esa es plata de los depositantes y el 40% de los fondos es de la banca pública". Kicillof volteó el acuerdo el martes por la noche, cuando era prácticamente un hecho, según fuentes de su entorno. Interpretó que la participación de Sedesa podría haber disparado la RUFO.
Fue la misma lectura que hizo la diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió, que le envió una nota a Fábrega para advertir que cualquier ayuda a los bancos podría interpretarse como “fraude a los ciudadanos”. Por si fuera poco, el diario La Nación publicó ayer la carta que tenía preparada Adeba para dirigirla a Fábrega, solicitándole acceso a divisas y cambios en regulatorios, que ya habían sido acordados de palabra.
Kicillof destrabó esa operación y en su entorno se la atribuyeron a Fábrega. En su equipo querían ver al presidente del BCRA sentado en la primera fila del microcine del Palacio de Hacienda durante la conferencia de prensa del ministro. Querían ver la cara del veterano banquero cuando el ministro fustigara al plan Brito.
En el otro rincón entienden que Fábrega es víctima de un sinfín de operaciones por parte del ministro. Voceros del titular del BCRA negaron, otra vez, cualquier vinculación con la operación Adeba. Pero quienes conocen la operación afirman que el hombre de presidente del BCRA alcanzó una solución (la de Adeba) por pedido de Cristina. Hombres del sistema financiero que defienden al banquero se preguntaron por qué ante cada situación complicada que el ministro no puede resolver aparecen rumores de renuncia del banquero, que atribuyen a Economía aunque se difunden en la city.
Esos rumores volvieron el miércoles por la noche, luego de que Kicillof anunciara la fal ta de acuerdo. Hay quienes dicen que el banquero escribió su dimisión y otros arriesgan hasta que se la presentó a la Presidenta. Voceros del BCRA lo negaron rotundamente. Pero no son pocos los kirchneristas que afirman que a Fábrega le queda poco tiempo.
Para la banca, Fábrega es el hombre racional y Kicillof, algo así como un caprichoso. Esa lógica se repitió en la explicación de Adeba ante la frustración del acuerdo: cuando vieron en la televisión que Kicillof dijo desde Nueva York que no se pagaría más que el canje, dieron por finalizadas las tratativas para comprar el juicio a los buitres. NML y Aurelius, en tanto, afirmaron que no recibieron ofertas que merecieran ser consideradas.
Fábrega quería evitar el default, indicaron en el sector financiero. Kicillof considera que puede manejar esta situación de estrés y que “firmar cualquier cosa”, como dijo Cristina hubiera sido más complicado. Quienes estuvieron en Nueva York cuentan que representantes de NML corrieron al ministro con el default. “Yo puedo soportar ser el ministro del default, pero ustedes van a tener que hacer la cola para cobrar”, les respondió.



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