AGROPECUARIA
1 de agosto de 2014
Describen el genoma del tomate silvestre
Este hallazgo abre un camino para el mejoramiento del tomate doméstico.
Permitirá comprender los mecanismos que determinan el rinde, la resistencia, el contenido de vitaminas y el sabor.
Un equipo de científicos del INTA y el Conicet describieron el genoma completo de la especie de tomate silvestre: Solanum pennellii. Este descubrimiento permitirá descifrar los mecanismos fisiológico-moleculares que determinan características de importancia agronómica y nutricional como el rendimiento, la resistencia, el contenido de vitaminas y el sabor, entre otros. La investigación fue publicada en la revista Nature Genetics.
Se trata de la especie Solanum pennellii es típica de las regiones andinas de América del Sur donde se ha adaptado al clima y suelo de sus áridos hábitats. Este pariente silvestre del tomate doméstico (Solanum lycopersicum) funciona como una fuente vital de genes de resistencia contra la salinidad del suelo, enfermedades, sequías y temperaturas extremas.
"Esta especie tiene una importancia particular porque si bien no produce frutos comestibles, no está domesticada y no se usa comercialmente, se utiliza como fuente de alelos por su alta resistencia a distintos tipos de estreses tanto bióticos como abióticos", explicó Fernando Carrari, investigador independiente del Conicet en el Centro de Investigaciones en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA y uno de los autores del artículo.
Los alelos son cada una de las formas alternativas que presenta un gen y son los encargados de producir variaciones en características heredables. Los científicos descubrieron la estructura de los que están asociados a la resistencia a estreses por sequía y salinidad del suelo. Esa información se encuentra ahora disponible para fines científicos y comerciales que persigan mejorar este cultivo.
Este hallazgo fue posible mediante la utilización de modernas tecnologías de secuenciación de ADN conocidas como Next-Generation Sequencing. Los datos obtenidos son almacenados y procesados en computadoras de muy alta performance. "La bioinformática nos permitió desarrollar herramientas para armar el rompecabezas de datos y así extraer la información de cómo están conformados los cromosomas del tomate", destacó Gabriel Lichtenstein, becario doctoral del Conicet en la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien participó del estudio.
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