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13 de agosto de 2014

El Papa viaja a Corea, su trampolín para toda Asia

ROMA.-Presidirá la VI Jornada de la Juventud Asiática y rezará por la reconciliación; China, la gran meta.

 Con la mira puesta en Asia oriental, continente donde sólo un 3% de la población es católica y que ningún papa visita desde hace 15 años, Francisco emprende hoy el tercer viaje internacional de su pontificado, con destino a Corea del Sur.

Jorge Bergoglio, uno de los primeros papas de la era moderna que dejan el país para la tradicional fiesta de Ferragosto, día de la asunción de la Virgen y feriado emblemático para los italianos, recorrerá en 11 horas y media los 8970 kilómetros que separan Roma de Seúl en un avión de Alitalia.

Antes de aterrizar allí mañana a las 10.30 (las 22.30 de hoy en la Argentina), sobrevolará el espacio aéreo de la República Popular China, tierra a la que varios jesuitas llevaron el Evangelio en el siglo XVI y país con el que Francisco busca entablar un diálogo, tal como indicó recientemente el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado.

Con una intensa agenda de cinco días y desplazamientos internos, el Papa, de 77 años, viaja a Corea del Sur para alentar a la minoría católica que vive en este país -el 10% de una población de poco más de 50 millones de habitantes- y hacer un llamado a la reconciliación en una península partida en dos desde hace 60 años. Pero sobre todo viaja al encuentro de todo el continente.

De hecho, decidió este primer viaje a Asia -que dijo considerar "una prioridad" en su primera famosa conferencia de prensa al regresar de la Jornada Mundial de la Juventud de Río, porque Benedicto XVI no había tenido tiempo de ir a este continente- para participar de la VI Jornada de la Juventud Asiática, con jóvenes de 24 países de la región.

Francisco se reunirá con ellos pasado mañana, luego de celebrar misa en Daejon -137 kilómetros al sur de Seúl- en un día especial porque no sólo se celebra la Asunción de la Virgen, sino también la fiesta nacional de la Liberación de la República de Corea, en 1945.

El segundo motivo de su viaje es la beatificación de 124 mártires, que ocurrirá el sábado.

La historia de la Iglesia Católica en Corea es única: no nació gracias a misioneros venidos desde el exterior, sino porque un grupo de laicos eruditos se enteró de la existencia de textos sobre el catolicismo y empezó a practicarlo en 1784.

"La iglesia coreana es de los laicos", explicó el monseñor Jong-su John Kim, rector del Pontificio Colegio Coreano de Roma, que destacó que enseguida la minoría católica comenzó a sufrir terribles persecuciones por parte de las autoridades establecidas y a tener mártires.

Francisco no es el primer pontífice que viaja a Corea del Sur; Juan Pablo II la visitó dos veces, en 1984 y en 1989. Mucho cambió desde entonces: "A fines de los 80 había tres millones de católicos y ahora hay más de cinco millones", subrayó monseñor Kim, que contó que por este fuerte crecimiento en el Vaticano suelen decir que la iglesia coreana es "una brújula de la fe".

De hecho, se espera que en 2020 los católicos representen el 20% de la población.

Más allá de este crecimiento -se estima que cada año 100.000 adultos reciben el bautismo-, hay problemas vinculados con la fuerte industrialización y el avance de la economía del país. Ambos fenómenos provocaron grandes desigualdades, materialismo y consumismo en una juventud que lo tiene todo, pero en la que también es alta la tasa de suicidios.

En este marco, uno de los problemas de la Iglesia Católica local es que está fundamentalmente compuesta por miembros de las clases más acomodadas, puntualizó Kim. "Fiel reflejo de esto, la Iglesia Católica coreana, que es la octava contribuyente de las arcas vaticanas a nivel mundial, es la primera o segunda a nivel per cápita", indicó el sacerdote.

En un viaje de alto valor político porque le hablará a toda Asia, Francisco rezará especialmente por la paz y la reconciliación de la península en una misa especial que celebrará el lunes próximo, antes de emprender su regreso a Roma.

Aunque se especuló con una visita del Papa a la tristemente célebre zona desmilitarizada entre las dos Coreas -uno de los puntos más tensos del planeta-, en un gesto similar al que tuvo cuando tocó el muro de cemento que rodea la ciudad de Belén, en su viaje a Tierra Santa, el Vaticano descartó esa posibilidad.

"Pero el Papa siempre nos sorprende", comentó el padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede.

El Vaticano condena al califato del EI

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso condenó ayer la restauración del califato y llamó a los musulmanes a denunciar sus barbaries. 
El Consejo Pontificio "no puede sino denunciar y condenar sin ambigüedades las prácticas indignas del hombre" que realiza el Estado Islámico. 
"La dramática situación de los cristianos, de los yazidis y de otras comunidades religiosas en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos, incluso musulmanes. Todos deben condenar sin ambigüedad alguna estos crímenes", dice la declaración del consejo.



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