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JUSTICIA

22 de junio de 2017

Los cuatro pasos del sistema con el que lavaban plata en los hoteles de la familia Kirchner

Los fiscales Ignacio Mahiques y Gerardo Pollicita creen que se montó un engranaje para blanquear dinero de la corrupción

El juez federal Claudio Bonadio tiene que resolver un pedido de los fiscales Ignacio Mahiques y Gerardo Pollicita, quienes solicitaron la intervención judicial de las firmas Hotesur, Valle Mitre e Idea. La primera es propietaria y las otras dos son administradoras de tres hoteles de la familia Kirchner: Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea del Chaltén. El primero es propiedad de Hotesur, el segundo es de Máximo y Florencia Kirchner y el tercero le pertenece a Los Sauces.

Para los fiscales, esos establecimientos formaron parte de un engranaje montado para lavar dinero de la corrupción. Según la investigación de Mahiques y Pollicita, la maniobra constaba de cuatro pasos.

1. El primer eslabón del mecanismo fue la adquisición de tres hoteles por parte de la familia Kirchner para luego entregarlos para su administración y explotación a la empresa Valle Mitre, de Lázaro Báez. A través de esta actividad buscaban canalizar de manera regular y permanente los fondos que habían logrado sustraer junto a Báez por medio de la obra pública vial en Santa Cruz. Pero los Kirchner necesitaban justificar el dinero con el que iban a comprar los hoteles. Para esto, Néstor y Cristina recurrieron al Grupo Báez y a la venta de tierras fiscales a más de 40 veces su valor original. Además le vendieron a Báez varios inmuebles. Con esas operaciones justificaron los 15 millones de pesos para comprar los hoteles. Uno de los mayores aportantes fue Lázaro Báez por medio de Austral Construcciones, que le dio a los Kirchner un préstamo por más de 8.300.000 pesos.

Los fiscales Ignacio Mahiques y Gerardo POllicita

Los fiscales Ignacio Mahiques y Gerardo POllicita
2. Una vez que el dinero ilícito proveniente de la asignación irregular de la obra pública estaba en poder de las empresas de Báez, y cuando Néstor y Cristina ya tenían los hoteles que justificarían el pago de alquileres, pasaron al segundo paso. Este consistía en designar a Valle Mitre -propiedad de Báez- para que administre los establecimientos hoteleros y funcione como "pantalla" entre el grupo Báez y los ex presidentes. Por un lado absorbía los fondos ilícitos de la obra pública, los aplicaba a un negocio lícito como la actividad hotelera, para que de esta forma salieran "limpios" en concepto de pagos por el alquiler de los hoteles.

3. La tercera etapa consistió en utilizar la estructura que se había montado para canalizar de manera regular y permanente parte del dinero sustraído de la obra pública desde el Grupo Báez hacia Valle Mitre para que Néstor, Cristina y sus hijos pudieran usarlo libremente. Así comenzó el proceso de reciclaje de los fondos en el que las empresas de Báez, mediante la falsa contratación de habitaciones y salones, la contratación simulada de servicios de consultoría y marketing, transfirieron recursos hacia Valle Mitre. En total fueron más de 86 millones de pesos. Era tal la simulación que, por ejemplo, en uno de esos contratos, el Grupo Báez alquiló habitaciones del hotel Alto Calafate, ubicado cerca de la cordillera, para alojar a personal de una obra que se estaba realizando en la costa atlántica de Santa Cruz; es decir, a más de 400 kms de distancia. El objetivo no era alquilar habitaciones sino inyectar fondos en Valle Mitre.

4. El último paso tenía como objetivo incorporar el dinero que ya tenía Valle Mitre al patrimonio de la familia Kirchner. Esos fondos ilícitos habían sido sometidos a un proceso de blanqueo que, a través de la actividad hotelera, les había dado un ropaje de legitimidad. El esquema desplegado por Néstor, Máximo y Cristina junto con Lázaro Báez consistió en que el empresario pagara sumas millonarias por el alquiler de los tres hoteles, y de esta forma, los ex presidentes y sus hijos pudieran hacerse de una ganancia simulada.

El flujo de fondos hacia el hotel Alto Calafate superó los 28 millones de pesos, una cifra desproporcionada ya que la empresa administradora le pagaba a la firma propietaria más de lo que ganaba. Este establecimiento es propiedad de Hotesur. El dinero que esta sociedad comercial cobraba era retirado personalmente por Néstor, Cristina, Máximo y Florencia Kirchner. Tomaban el dinero de la empresa sin hacer asambleas ni reuniones de directorio, desconociendo los mecanismos societarios para el cobro de dividendos.

Por Las Dunas, Néstor Kirchner recibió -entre marzo de 2010 y mayo de 2013- de su amigo Lázaro Báez casi 7 millones de pesos. En sólo tres años recuperó el doble de lo que había invertido.

Finalmente, por el hotel La Aldea del Chaltén, perteneciente a la sociedad Los Sauces, la ex familia presidencial recibió de Valle Mitre, la empresa de Lázaro Báez, 13 veces el costo inicial del hotel en concepto de alquileres. Una muestra del excepcional negocio que hicieron los Kirchner con sus hoteles. No fue magia.



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