Diego Maradona desembarcó en Rusia para presenciar la final de la Copa Confederaciones que Alemania le ganó 1-0 a Chile, y dejó su sello. El Diez fue la gran atracción en una ceremonia de premiación plagada de grandes figuras.

Maradona fue un imán para los protagonistas de la final. Consoló primero a Claudio Bravo, que escuchó con mucha atención las palabras de quien fue el mejor jugador del mundo,

Después fue el turno de Julian Draxler, a quien Diego le entregó el Balón de Oro al mejor jugador del certamen. Draxler tiene 23 años y tenía apenas meses cuando Diego jugó su último Mundial, en EE.UU. 1994.

Maradona observó la final junto a otro talentoso entrañable: el brasileño Ronaldo, bicampeón del mundo con Brasil en EE.UU. 1994 y Corea-Japón 2002.

Y en la previa de la final, el Diez se había hecho un alto para visitar y conocer a los jugadores del seleccionado ruso de hockey sobre hielo. Fue así que antes del entrenamiento recibió la camiseta del seleccionado ruso con el número 10, y luego observó la práctica.

Tras el entrenamiento, Maradona ingresó a la pista, hizo equilibrio y convocó a todos los jugadores para retratar ese momento divertido. Después de agradecer la invitación, Maradona indicó que "con más tiempo, por ahí, algún día, pueda jugar un poco".

Maradona también habló sobre el seleccionado ruso, que quedó eliminado en la primera fase de la Copa Confederaciones. "Tiene que mejorar mucho, tiene problemas en el ataque y en la defensa", declaró el Diez, a quien algunos indicaron como posible sustituto del actual entrenador, Stalisnav Cherchesov.

El Diez estuvo este fin de semana bien lejos de Rosario, donde Lionel Messi se casó con Antonela Roccuzzo en un evento con gran convocatoria. Aunque felicitó a Leo, deslizó cierto disgusto por no haber sido participado: "Mi invitación a la boda se perdió por alguna parte", afirmó. Aunque después afirmó: "Eso no cambia mi opinión sobre él".