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POLITICA

3 de julio de 2017

Ni aun con una muy buena elección el Gobierno cambiará su realidad en el Congreso

El Gobierno nacional deberá seguir negociando consensos para aprobar las leyes. Cuántos diputados y senadores como máximo podría conseguir en las próximas elecciones.

Por más expectativas que ponga el Gobierno en las próximas elecciones legislativas y prevenciones que le despierte, conviene adelantar que no habrá variaciones sustanciales en el Parlamento a partir del 10 de diciembre, cualquiera sea el resultado de las mismas. Lo cual no quiere decir que lo que pueda pasar sea inocuo para esta administración; muy por el contrario, los resultados son claves como toda elección de medio término, pero fundamentalmente por su valor simbólico, más que el que tenga en la práctica.

Si pasado el mes de octubre el Gobierno se propone negociar con la oposición a partir de que no tendrá mayoría en ninguna Cámara, no es lo mismo que lo haga desde una posición de fuerza que desde la adversidad de un cachetazo electoral.

De todos modos, estamos en condiciones de adelantar que el domingo 22 de octubre, cerca de la medianoche, todos celebrarán haber ganado. Porque al ser una elección legislativa, todos tendrán algo que festejar, más allá de que en la práctica no sean todos los resultados lo mismo. Porque obviamente los titulares del lunes estarán monopolizados por el resultado de la elección bonaerense, y es lógico: por los contendores que allí se darán cita, por el peso específico del distrito más grande, y por la cantidad de bancas que se reparten allí.

Pero precisamente es allí donde Cambiemos tiene más para ganar, pues arriesga apenas tres escaños, sobre un total de 35 escaños en juego. Dos radicales -Ricardo Alfonsín y Héctor “Cachi” Gutiérrez- y solo una diputada del Pro -Soledad Martínez-; poco y nada, en función de que la elección que se renueva, si bien la perdió el kirchnerismo -oficialismo por entonces-, tuvo a radicales y macristas en un papel secundario. Los primeros, aliados con el GEN, el PS, Libres del Sur, la CC/ARI y Encuentro Popular, consiguieron solo cuatro diputados en esa elección; mientras que el macrismo se hizo a un lado ese año en la provincia de Buenos Aires y formalizó una alianza con el massismo que le permitió colar tres legisladores, dos de ellos ya fuera de la Cámara baja por pasar a cargos ejecutivos.

De tal manera, cualquier resultado que pueda obtener Cambiemos en la provincia de Buenos Aires será una fuerte mejora numérica, más allá de que lo que en este caso se ponga en juego pase por los simbolismos.

Aun perdiendo en la provincia de Buenos Aires, podría irle bien al oficialismo en otras y sumar una cantidad considerable de diputados, e incluso senadores en las ocho provincias que eligen ese rubro, de modo tal de mejorar el número actual de legisladores con que cuenta, y eso podría llevarlo a interpretar que tuvo un domingo de victoria. La muestra la tuvimos en el primer escalón electoral del año, el domingo 4 de junio, cuando hubo elecciones en tres provincias, todas muy diversas, y Cambiemos y el peronismo se proclamaron victoriosos. Los primeros, tras haberle arrebatado al peronismo la capital correntina; los otros por haber sumado más en las legislativas de Chaco y La Rioja. Los radicales igual vieron la mitad del vaso lleno en Chaco, por haberse impuesto allí en Resistencia y Sáenz Peña. Señores, así es la política.

La pregunta que hay que hacerse entonces trasciende los discursos del domingo por la noche y los titulares del lunes, y es qué Congreso vendrá después del 10 de diciembre. La respuesta comenzó a darla con suficiente antelación, a mediados del año pasado, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el primero en anticipar que en el futuro Parlamento el oficialismo tampoco tendría mayoría y debería seguir negociando para encontrar consensos y sacar las leyes. Dijo por entonces que cualquiera fuera el resultado de las elecciones intermedias, esa sería la situación que encontraría Cambiemos durante todo este ¿primer? mandato de Mauricio Macri, y lo reiteró durante el reciente agasajo de la Cámara baja a los periodistas en su día, cuando señaló que “en el próximo Congreso van a tener protagonismo los bloques conducidos por gobernadores, sobre todo el justicialista”. Pronosticó una reducción del bloque kirchnerista, que terminará -dijo- con “40 o 41 bancas” por posibles fugas de diputados de ese sector al peronismo, y no excluyó de las negociaciones al massismo, por más que al poner mucho en juego pueda llegar a reducirse un poco. “Vamos a tener que seguir negociando con todos”, dio por sentado.

Nadie tiene la bola de cristal para vaticinar lo que sucederá en octubre, faltando todavía tanto tiempo y con las encuestas tan en tela de juicio como están, no solo en la Argentina, sino en todo el mundo. Pero los números fríos pueden exhibir las distintas realidades que podría encontrar Cambiemos según sean los resultados electorales. Y un informe elaborado por Parlamentario en ese sentido permite verificar que, en efecto, aun teniendo el oficialismo la mejor elección posible, no llegará a conseguir quórum propio ni en Diputados, ni mucho menos en el Senado.

La Cámara baja que viene

En la actualidad, el interbloque Cambiemos está conformado por 41 diputados del Pro, 36 de la UCR, 5 de la Coalición Cívica-ARI, 2 del Frente Cívico y Social de Catamarca, una demoprogresista y el misionero Alex Ziegler. Con ellos suma 86, a los que se debe agregar como aliados permanentes a Claudio Poggi,de Avanzar San Luis, y los dos radicales disidentes del Bloque del Bicentenario, con los que Cambiemos cuenta con 89 miembros.

Hay otras bancadas que suelen alinearse con el oficialismo -o con los oficialismos de turno-, como el bloque MPN y los santiagueños del Frente Cívico, pero no los tendremos en cuenta en este análisis, pues esos alineamientos se adaptan a las circunstancias y se expresan de maneras diversas.

Del actual bloque oficialista, hasta 2019 tienen mandato 28 diputados del Pro, 16 de la UCR, dos de la Coalición Cívica, uno del Bicentenario y el puntano Poggi. Esto es, 48 diputados siguen, o sea el 54% de los que hoy tiene el oficialismo. Veamos cómo podría quedar el oficialismo según las distintas alternativas que pudieran darse, distrito por distrito.

Arrancamos por Buenos Aires, la madre de todas las batallas, donde se disputan 35 lugares. Vayamos a todas las alternativas, donde la más probable podría ser un escenario divido en tercios, muy similar a lo de 2015. En ese caso, si Cambiemos repitiera la elección de entonces, donde obtuvo un 33,75%, se alzaría con 12 diputados, que es precisamente lo que estiman hoy en el Gobierno que podrían alcanzar. Y si les fuera mejor y cosecharan el resultado del FpV en esa misma elección (37,28%), podrían llegar a 14 diputados.

Si le fuera aun mejor, con una elección más polarizada, como en 2013 tuvieron el Frente Renovador y el FpV, podría llegar a ganar 16 diputados, en caso de alcanzar el 43,95% que ese año obtuvo Sergio Massa. Pero en tren de imaginar una hazaña, la hipótesis de máxima sería el 57,10% del kirchnerismo en 2011, que le permitiría llegar a la friolera de 22 diputados. Algo inalcanzable en el contexto actual, pero que nos servirá al final de este análisis para verificar escenarios incluyendo las hipótesis más favorables para el oficialismo.

En la Ciudad de Buenos Aires, el Pro expone cinco bancas, la UCR una y la CC dos. Si repitiera el resultado de 2013, cuando se elegían en ese distrito 12 bancas en lugar de 13 como ahora, el 45,8% le valió a Cambiemos para alzarse con seis, que es la hipótesis de mínima actual. En 2013 la elección estuvo más repartida, con UNEN disputándole de cerca la hegemonía al Pro, y el 34,46% obtenido le permitió al Pro acceder a cinco bancas, la misma cantidad que su rival principal de entonces.

Aquí se dará también la particularidad de que Martín Lousteau sumará diputados. Sería un mínimo de tres, si se tiene en cuenta el 22,37% que sumó el FpV en 2015, ante lo cual vale la pregunta de cuál será el destino del exembajador y los legisladores que lo acompañen a la Cámara baja. En el caso de Lousteau, todo indica que armará un bloque independiente de Cambiemos, más allá de la sintonía que pueda tener con el oficialismo del que difícilmente se distancie. Los dos radicales que lo secundan en la lista, si bien se espera que lo acompañen en esa bancada, también podrían sumarse al bloque UCR. De hecho, Carla Carrizo, la segunda de la lista de Evolución Ciudadana, es actualmente miembro de la bancada que conduce Mario Negri. En todo caso, serán tres eventuales aliados de Cambiemos.

En Catamarca Cambiemos expone las dos bancas del Frente Cívico. En 2013, cuando como ahora se pusieron en juego tres, el Frente Cívico y Social accedió a dos de ellas, con el 40,02. Con dos puntos menos, el Frente para la Victoria se quedó con la restante, de modo tal que la diferencia entre la hipótesis de mínima y de máxima para el oficialismo nacional será allí de una banca.

Nueve lugares hay en juego en la provincia de Córdoba, donde Cambiemos hizo en 2015 una gran elección. Si repitiera el 49,83% de esa oportunidad, se quedaría con cinco diputaciones. Pero si el resultado fuera el de 2013, en que el escenario estuvo más repartido -ganando Unión por Córdoba entonces con el 26%-, lograría tres bancas, la misma cantidad que si obtuviera el 22,67% de la UCR de ese entonces. Podría darse también un escenario de triunfo similar al de 2011, cuando el ganador fue el FpV, con el 34,97%, que le permitió quedarse entonces con cuatro escaños. Recordemos que en esta provincia el oficialismo pone en juego cuatro bancas, tres de la UCR y una del Pro.

En Corrientes también se disputan tres escaños, poniendo en juego el oficialismo dos diputados radicales. El 47,15 que obtuvo el radicalismo en 2013 le permitió acceder a esas dos bancas; con el 42,7 el FpV logró la restante. Un escenario más repartido como el de 2009 le dejó al ganador, que llegó al 35,71%, una sola banca.

En el Chaco hay otras cuatro bancas en disputa. Si Cambiemos repitiera la elección que en 2013 tuvo el radicalismo (36,19%), se quedaría con una. En esa oportunidad el FpV logró las tres restantes, que son a las que podría aspirar un Cambiemos avasallante que llegara a ese 59,32% que logró el kirchnerismo, algo por cierto improbable. En el antecedente más reciente, Cambiemos logró en 2015 un 28,11%, y en esa oportunidad se quedó también con un lugar, de tres en disputa.

La buena noticia para el oficialismo nacional es que en el Chaco expone apenas una banca, la de Alicia Terada, de la CC.

En la provincia de Chubut se ponen en disputa dos bancas, y Cambiemos no arriesga ninguna. En 2013 Acción Chubutense se alzó con el 52,63% y las dos bancas, pues el FpV llegó apenas al 23,22% y se quedó con las manos vacías. En 2015 eran tres los lugares y en esa oportunidad el FpV se quedó con dos al llegar a 42,44%.

En Entre Ríos arriesga el oficialismo la banca del radical Jorge D’Agostino. Si lograra el 21,07% de 2013, le alcanzaría precisamente para renovar esa banca. Si consiguiera un 46,65 como el que obtuvo en esa oportunidad el FpV, obtendría tres lugares. ¿Pero cómo le fue a Cambiemos en 2015? Se elegían cuatro diputados y consiguió dos lugares, con el 41,11% que obtuvo, o sea que la apuesta de mínima del oficialismo será mantener su lugar, pero puede ganar alguna banca más.

Pasemos a Formosa, donde el oficialismo suele ganar con amplitud, pero la minoría mantiene una representación. Este año se renovarán allí dos bancas, pero la buena noticia para Cambiemos es que no tiene ninguna representación, pues la banca que obtuvo en 2013 fue de Ricardo Buryaile, que al pasar a conducir el Ministerio de Agroindustria le dejó su lugar a una diputada socialista (Lucila Duré). Por eso se descuenta que el oficialismo saldrá ganando en Formosa, al quedarse con una de las dos bancas en juego. Porque como se vio en 2013, por más que el FpV alcanzó un 61,54%, se quedó con un diputado, igual que el segundo, que llegó a solo 35,70%. Y en 2015, cuando el Frente Amplio Formoseño alcanzó un 27,21%, igual llegó a una banca.

Jujuy es otra de las provincias donde el oficialismo tiene grandes expectativas, aunque en materia legislativa difícilmente mejore. Porque en 2013 ya había ganado, quedándose gracias a su 39,81% con dos de las tres bancas en juego, las mismas que el radicalismo arriesga ahora. En esa oportunidad, el FpV, que tuvo apenas 0,4 décimas menos, se quedó con el diputado restante. Pero cuando en 2015 el Frente Cambia Jujuy también ganó, pero más ampliamente, con el 56,9%, contra el 37,75% del FpV, el reparto fue igual: 2 a 1.

En La Pampa tres son los cargos en juego, y es una de las provincias donde el oficialismo arriesga más que la oposición. Pasa que la elección que se renueva es la de 2013, oportunidad en la que el Partido Justicialista ganó, pero por poco: 35,13% contra 34,43 del Frepam. Y el Pro, que obtuvo un 19,33% se quedó con la tercera banca, arrebatándole una al peronismo local. Por eso hay un radical (Francisco Torroba) y un macrista (Martín Maquieyra). Ya en 2015 fueron juntos y el Frente para la Victoria se impuso 46,11 a 39,64, repartiéndose entonces las dos bancas entre ambos, por lo que Cambiemos se arriesga esta vez a ceder una de las dos bancas que expone.

Más allá del resultado de las legislativas provinciales celebradas en La Rioja el pasado 4 de julio en las que no le fue bien, Cambiemos tiene grandes expectativas en esta provincia donde se ponen en juego dos bancas para diputados y tres para el Senado. En 2013, con un resultado muy ajustado en el que el FpV se impuso por apenas 4 décimas, se repartieron las diputaciones. En 2015, Cambiemos ganó por diez puntos, pero entonces había tres bancas en juego y se quedó con dos. Ahora es muy difícil que cualquiera sea el resultado pueda variar el reparto equitativo en Diputados.

Mendoza es una de las provincias gobernadas por Cambiemos, y allí hay en juego cinco bancas, poniendo en juego el oficialismo solo dos. Pasa que en 2013 el radicalismo ganó tres, consiguiendo el 47,69%, contra el 27,18% del FpV, que se quedó con una. La izquierda, con un 14%, logró la banca restante. Pero al pasar Julio Cobos al Senado, su banca quedó en manos de Libres del Sur (Graciela Cousinet), uno de los partidos aliados entonces al radicalismo. En 2015, Cambiemos tuvo una elección menos amplia, con un 41,22% que le permitieron igual conseguir tres escaños, quedándose el FpV con los dos restantes, con 29,97.

En Misiones hay tres bancas en disputa, con un oficialismo local y opositor que suele ganar con cierta amplitud. Como sucedió en 2013, cuando el 43,20% obtenido le permitió llegar a dos bancas y la restante fue para el radicalismo, que esa vez logró 26,63% y es el diputado que expone este año. Pero Cambiemos cuenta allí también con otro legislador al que se le termina su mandato, Alex Ziegler, proveniente del Frente Renovador de la Concordia, por lo que Cambiemos expone dos bancas. En las elecciones de 2015 el oficialismo local fue aliado con el FpV y consiguió un 65,98% que le permitió quedarse con las cuatro bancas en juego. Cambiemos compitió y apenas obtuvo un 12,28%, pero casi 9 puntos se llevó la UCR, que fue por separado.

Otro oficialismo provincial fuerte es el de Neuquén, donde se disputan tres lugares. En 2013, el Movimiento Popular Neuquino se quedó con dos bancas merced su 40,22%, mientras que la banca restante quedó para el kirchnerismo, que accedió a un 21,31%. Compromiso Cívico Neuquino, que reunió entonces a radicales, CC y el Pro, sumó apenas un 11,55%. Pero en 2015, la polarización presidencial le jugó una mala pasada al MPN borrándolo del mapa (quedó cuarto), imponiéndose el FpV con un 28,67%, mientras que Cambiemos logró un 25,11%, y ambos se repartieron las dos bancas.

La UCR quedó tercera en Río Negro en 2013, cuando como ahora se repartían dos bancas. Esa vez hizo un 16%, desplazada por el Frente Progresista (24,6%) y el Frente para la Victoria, que con su 50,76% se quedó con los dos diputados. En 2015 el FpV sacó aun más votos (57,74%), pero Cambiemos reunió un 30,38% y se quedó con la tercer banca en juego.

En Salta hay que comparar con la elección de 2013, cuando como ahora se ponían en juego tres bancas. Pero esa fue una elección muy particular, en la que no se cortó solo ningún partido. Ganó la alianza Frente Popular Salteño, que entre otros partidos incluía al Pro, y consiguió un 20,96%. Segundo resultó el justicialismo (19,19%) y tercero el Partido Obrero (18,88), repartiéndose esas tres fuerzas todas las bancas. En 2015 el FpV llegó al 41,78% y se alzó con dos de las cuatro bancas; UNA llegó a 28,09%, mientras que Cambiemos alcanzó un 23,6%, recogiendo estos dos últimos las dos bancas restantes.

En la provincia de San Juan hay tres bancas en juego, una de ellas de un hombre del Pro, conseguida con el 22,87% de 2013; en esa oportunidad, ganó el FpV con el 55,36%. El antecedente de 2015 es más conveniente en este caso, pues también había tres bancas en juego y el FpV repitió su performance: 55,4%. La restante fue para Compromiso con San Juan, que accedió a un 27,22%, mientras que Cambiemos no consiguió nada al lograr apenas un 15,46%. En esa provincia donde se eligen este año senadores, el acuerdo alcanzado entre Cambiemos y el sector que responde al senador Roberto Basualdo es probable que le brinde una mejor performance a Cambiemos este año.

En 2013 había tres bancas en juego en San Luis y como suele ocurrir Compromiso Federal se quedó con la mayoría, un 53,89%. Eso le valió dos de las tres diputaciones, y la restante quedó para el Frente Progresista Cívico y Social, que accedió a un 23,55%. Un detalle curioso es que en esa oportunidad dentro de Compromiso Federal, la fuerza de los Rodríguez Saá, compitió el Pro… Pero en 2015, Compromiso Federal se quedó con los dos escaños al llegar a un 63,46%, oportunidad en que Cambiemos logró un 22,89%. Un 13,65% fue para el FpV, hoy aliado a los Rodríguez Saá. A lo que apuesta el oficialismo nacional es a su alianza con el exgobernador Claudio Poggi, que seguramente le arrebatará votos al oficialismo provincial.

En la provincia de Santa Cruz Cambiemos aspira a reeditar los resultados legislativos de las dos últimas elecciones. En 2013, cuando también se ponían en juego tres bancas, la alianza conformada por radicales, CC y Encuentro Ciudadano llevó el nombre Unión para Vivir Mejor, y accedió a un 42,16%, quedándose con las dos bancas que la UCR pone en juego ahora. La restante fue para el FpV, que sumó un 24,7%. El Partido Justicialista fue aparte, logrando un 20,07%. En 2015 Unión para Vivir Mejor ganó por el 49,19%, sobre el 46,30 del FpV, repartiendo ambos las dos diputaciones.

Santa Fe es otra de las provincias donde hay muchas bancas en juego: nueve. En 2013, cuatro fueron para el Frente Progresista Cívico y Social, a raíz de su 42,31%, mientras que el Pro consiguió tres, con su 27,20% y el FpV se quedó con las dos restantes (22,67%). Hace dos años, fue el FpV el que ganó, con un 31,46%, un punto más que Cambiemos. Ese punto le valió un diputado más que los tres que obtuvo Cambiemos. El tema es que arriesga nada menos que cinco bancas, tres del Pro, una de la UCR y la restante del PDP (Ana Copes), un número muy difícil de conseguir en las actuales circunstancias.

Santiago del Estero es una de esas provincias donde el oficialismo se suele quedar con todo. En 2013, las tres bancas en juego fueron para el Frente Cívico por Santiago, que llegó al 77%, mientras que en 2015 había cuatro bancas en disputa y con un 19,17% UNA le arrebató un escaño al oficialismo provincial, que “bajó” al 65,67%. Cambiemos aquí no se hace demasiadas ilusiones.

En Tierra del Fuego no hay mayorías holgadas. En 2013, como ahora, se ponían dos bancas en juego, repartiéndoselas el FpV (27,31%) y el Movimiento Solidario Popular (21,45%), a la postre ambos kirchneristas. En 2015 jugó Cambiemos y se alzó con una banca a través de su 18,61%, pero había tres en juego. El FpV alcanzó un 42,01%.

Por último, en el Jardín de la República se ponen este año cuatro bancas en juego, tal cual sucediera en 2013, oportunidad en la que el FpV y el Acuerdo Cívico y Social se repartieron los lugares en partes iguales. Los primeros en Tucumán lograron un 46,94% y la oposición 34,68. En 2015, con cinco lugares, el Frente para la Victoria se alzó con tres, por su 51,22%, siendo para Cambiemos las dos restantes por su 33,28%.

 

Los números de Diputados

Concluido este recorrido por todas las provincias llegamos a la conclusión de que es imposible que Cambiemos llegue tener mayoría en Diputados por más que haga una gran elección en todas las provincias. Para tal conclusión analizaremos tres alternativas, a saber: 1°) elección excepcional; 2°) elección esperada; 3°) elección deseada.

En el más que improbable caso de una elección excepcional en la que Cambiemos pudiera aprovechar la división de la oposición en Buenos Aires y consiguiera superar el 50% de los votos, como hizo el kirchnerismo en 2011, alzándose allí con 22 diputados -algo tan extremo como improbable, insistimos-, el oficialismo podría llegar a tener aproximadamente 120 diputados. Para ello estamos calculando una cosecha de siete diputados en la Ciudad de Buenos Aires (más tres de la lista de Lousteau); dos en Catamarca; cinco en Córdoba; dos en Corrientes; uno en Chaco; uno en Chubut; dos en Entre Ríos; uno en Formosa; dos en Jujuy; dos en La Pampa; uno en La Rioja; tres en Mendoza; uno en Misiones; uno en Neuquén; uno en Río Negro; dos en Salta; uno en San Juan; dos en San Luis (con un batacazo de Poggi); dos en Santa Cruz; cuatro Santa Fe; uno en Santiago del Estero; uno en Tierra del Fuego y dos en Tucumán.

Emilio Monzó suele hablar de una futura Cámara de Diputados con un centenar de diputados oficialistas. Su cálculo es bastante preciso, pues la estimación esperada por Cambiemos eleva el número a 100 diputados. Surgen de la siguiente proyección: 12 en Buenos Aires; seis en Capital Federal (más Carla Carrizo); dos en Catamarca; cinco en Córdoba; dos en Corrientes; uno en Chaco; uno en Entre Ríos; uno en Formosa; dos en Jujuy; uno en La Pampa; uno en La Rioja; tres Mendoza; uno Misiones; uno en Neuquén; uno en Salta; uno en San Juan; uno en San Luis; dos en Santa Cruz; cuatro en Santa Fe; uno en tierra del Fuego y dos en Tucumán. Según los antecedentes, no obtendrían diputados en Chubut, Río Negro y Santiago del Estero.

La tercera posibilidad hurga sobre la posibilidad de cálculos probables que podrían alcanzarse con algún esfuerzo, como sumar a 14 diputados en provincia de Buenos Aires; siete en Capital Federal, o tal vez alguno más en ese distrito a través de la lista de Martín Lousteau. En ese caso se superaría por poco el centenar de diputados.

La Cámara alta que viene

En el Senado el oficialismo está en franca minoría. Hay allí nueve radicales, seis del Pro y dos aliados como el sanjuanino Roberto Basualdo y el santafesino Carlos Reutemann. Total: 17 senadores.

Vencen los mandatos de la jujeña Silvia Giacoppo, el santacruceño Alfredo Martínez, el formoseño Luis PetcoffNaidenoff y el sanjuanino Basualdo. Esa es la mejor noticia de Cambiemos en el Senado: que pone en juego poco en la Cámara alta y tiene entonces mucho por ganar.

Comenzando por provincia de Buenos Aires, donde vencen los mandatos de Juan Manuel Abal Medina y María Laura Leguizamón, del mayoritario bloque PJ-FpV, y Jaime Linares, del GEN. Como se ve, un triunfo muy probable de Cambiemos sería pura ganancia para el oficialismo.

En Formosa se van los peronistas María Teresa Margarita González y José Mayans, y el radical Naidenoff. Sin antecedentes de derrotas peronistas, lo más lógico es que Cambiemos renueve su escaño.

Con el radicalismo gobernando la provincia de Jujuy, la esperanza del Gobierno es que revertir allí la actual relación 2-1. Hoy están los peronistas Walter Barrionuevo y Liliana Fellner, y la radical Giacoppo.

En La Rioja los tres senadores son hoy peronistas, Hilda Aguirre, Mirtha Teresita Luna y Carlos Menem, a partir de que en 2011 el expresidente fue el ganador y Luna, su segunda en la lista, se sumó al bloque de Miguel Pichetto. El oficialismo tiene confianza en ganar la provincia y sumar entonces dos senadores.

Misiones tiene como senadores a Sandra Giménez (bloque Misiones), Salvador Cabral y Juan Manuel Irrazábal (PJ-FpV), y allí Cambiemos aspira a sumar un senador.

Estará hecho el oficialismo con renovar en San Juan la banca de Roberto Basualdo, pero de paso podría aliviarse con la salida de un kirchnerista duro como Ruperto Godoy, que se va junto a su compañera de bancada Marina Riofrío.

En San Luis Cambiemos hace una apuesta fuerte al aliarse con el exgobernador y actual diputado Claudio Poggi, que será candidato a senador nacional y a juicio del Gobierno nacional podría dar un batacazo, a juzgar por la reacción de los Rodríguez Saá que se han acercado incluso al kirchnerismo en los últimos meses, demostrando cierta inquietud por la situación. Vencen los mandatos de Adolfo Rodríguez Saá, Liliana Negre y Daniel Pérsico. Como se ve, de mínima Cambiemos conseguirá un senador en esta provincia donde no tiene ninguno.

Por último, en Santa Cruz hay grandes expectativas de Cambiemos, pues ha ganado allí las últimas dos elecciones legislativas. Vencen los mandatos de las kirchneristas Virginia García y María Ester Labado, y el radical Alfredo Martínez. El Gobierno nacional confía en revertir la relación poniendo dos senadores por la mayoría en esta provincia patagónica.

Según estos cálculos, Cambiemos podría sumar a partir del 10 de diciembre un total de 25 senadores. Esto surgiría a partir de una elección como la que espera, según la cual podría estar sumando ocho nuevos senadores a partir de victorias en Buenos Aires, Jujuy, La Rioja y Santa Cruz. Lo lógico sería obtener senadores por la minoría en Formosa, Misiones, San Juan y San Luis.

La hipótesis de máxima, pero totalmente improbable, sería que ganara en todas las provincias que eligen senadores, en cuyo caso sumaría un legislador Más en Formosa, Misiones, San Juan y San Luis, con lo que terminaría llegando a 29 senadores, todavía lejos del número clave del quórum en la Cámara alta: 37.

Como en Diputados, en cualquier caso necesitaría todavía al menos una elección victoriosa para llegar a lograr una ajustada mayoría. Hasta entonces, tendrá que seguir negociando.



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